El Lawfare guerra judicial y mediática. Desde el primer centenario hasta Cristina Fernández de Kirchner

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Reseñas

El Lawfare guerra judicial y mediática. Desde el primer centenario hasta Cristina Fernández de Kirchner


Por: Rafaela Lescano
Tramas portada-reseña-rafa El Lawfare guerra judicial y mediática. Desde el primer centenario hasta  Cristina Fernández de Kirchner  Revista Tramas

Los autores de “El lawfare guerra judicial y mediática”, Rafael Bielsa y Pedro Peretti poseen experiencias muy diversas en sus amplias trayectorias.

Rafael es oriundo de la ciudad de Rosario. Es Abogado, actualmente se desempeña en la actividad privada. Fue detenido-desaparecido durante el gobierno defacto de 1976-1986. Desempeñó varios cargos públicos entre ellos, Subsecretario de Asuntos Públicos de la Nación, Sindico General de la Nación, Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Diputado de la Nación, Secretario de Drogas de la Presidencia de la Nación.

Pedro es chacarero nacido en Máximo Paz un pueblo de Santa Fe, junto a sus compañeros fundó el Manifiesto Argentino y del Movimiento Agrario. Fue director titular de la Federación Agraria Argentina, secretario adjunto de la Coordinadora de Productores Familiares del Mercosur (COPROFAM) y es cofundador de la Reunión Especializada de Agricultura Familiar del Mercosur (REAF). También es autor de diversas obras como Chacareros Soja y Gobernabilidad (2013); La chacra mixta y otras yerbas (2014), El asesinato del capitán Laurent (2016), ¿Quién mató a Francico Netri? (2017) y coautor de Argentina Agropecuaria (2019).

La obra que nos ocupa exhibe en su desarrollo el tratamiento que la prensa escrita le otorgó a los hechos acaecidos durante el estallido del Grito de Alcorta (1912) en la provincia de Santa Fe, suceso primigenio del lawfare, en un correlato posterior con los acontecimientos de la política actual. A partir de la reconstrucción de eventos que quedaron gravados en las crónicas del movimiento obrero argentino, se devela como la matriz mediática y judicial puesta en marcha para deslegitimar las luchas sociales ha conservado a lo largo del tiempo la misma estructura, aunque claro, con nuevos matices; al decir de los autores “La parafernalia comunicacional se innovó totalmente, pero los contenidos y la forma de operar contra el movimiento popular no.”

La interpretación de los diferentes casos que se exponen permite al lector desentrañar el entramado de relaciones sociales que dan lugar a estas prácticas y encontrar puntos en común a lo largo de la historia. En todos los casos, el interés supremo es mantener el orden establecido, utilizando la técnica de estigmatizar y deslegitimar las luchas sociales, conflictos laborales, movimientos populares, etc., mediante la satirización de la figura del militante. De este modo, se logra, por un lado, desalentar la unidad, y por el otro, alimentar el odio social; una práctica que en ocasiones se vuelve tan dura y rotunda que suele culminar con la cárcel e incluso la muerte del dirigente. Por supuesto, todo este armazón no podría ponerse en movimiento sin un pilar fundamental, los medios de comunicación. Los autores lo explican de un modo muy esquemático con la metáfora del cono tridimensional invertido:

 “Una figura geométrica con cuatro puntos: el superior, el poder económico; a su izquierda (mirando el escorzo de frente) la prensa; a su derecha, los tribunales (lawfare), y en el punto inferior, aplastado por el peso de los otros tres puntos, el milítate de la causa popular.”

En la primera parte del libro, Bielsa y Peretti desmigajan lo que en aquel entonces se difundía en la prensa escrita sobre lo ocurrido durante el Grito de Alcorta a partir del 1912, intentan demostrar como un hecho que sucedió en las lejanías absolutas del epicentro del país llegaba a resonar en todos sus rincones, a conveniencia de unos pocos, los mismos de siempre, según ellos. Siendo en este caso el blanco principal Francisco Netri quien abogaba por los derechos de los obreros rurales, otro líder de la lucha obrera que terminará aislado, deteriorado psicológica y físicamente, enjuiciado, asesinado y finalmente olvidado.

La Segunda parte trata de las infamias hacia Francisco Capdevila líder de la huelga de 1912 (gestor y organizador de la huelga de Alcorta) y su olvido póstumo en la historia, quien tuvo que afrontar a la misma vez el estigma de agitador y traidor a la causa. Los autores muestran como la prensa escrita construye esta imagen en torno a un militante de la lucha popular agraria; consiguiendo así su olvido, “evaporándolo de la historia oficial”, pero no sin antes ser ultrajado por sus posiciones políticas e ideológicas, torturado en la cárcel y obligado al exilio interno, un patrón que se repetirá a lo largo de los años.

En el estigma de la agitación, como se denomina la tercera parte, se devela la vigencia de los argumentos descalificantes utilizados en el mencionado Grito de Alcorta, “hace cien años que los argumentos son los mismos” y aún hoy dan resultado según los escritores. Desde luego, y el presente libro lo deja muy claro, esto es posible gracias al extraordinario soporte de la exageración mediática y la magnificación de los hechos como el crimen de Chovet, para desacreditar los reclamos responsabilizando por las desdichas económicas y sociales a quienes las sufren.

En la anteúltima parte los autores presentan archivos que demuestran el modo en que operan conjuntamente los jueces, la política y la prensa -medios y periodistas-. En esta oportunidad exhiben el caso del Cura Pascual Netri, evidenciando que, la persecución política y mediática ejercida sobre las personas con influencia en la opinión pública, por tomar una posición tensa o contraria respecto de quienes ostentan el poder y desean seguir perpetuándose en él, viene de antigua data.

Por último, dan cuenta mediante las memorias del ex Diputado Nicolas Repetto, de cómo una denuncia que el mismo realiza en la cámara de diputados permite develar el formato que se utilizó para instalar sentido común a favor de los grupos dominantes y desenmascaró el doble discurso y la doble moral que reinaba en los “diarios ricos” que actuaban en consonancia con los intereses de los gobiernos conservadores. Y a partir de allí, afrontar el descredito ya que “el objetivo no es aclarar si no dañar la imagen como la reputación de aquel a quien se desea sepultar”.

Estos hechos, recalcan Bielsa y Peretti, indudablemente sentaron precedentes históricos que permiten identificar las similitudes del núcleo acusatorio con los casos de Cristina Fernández de Kirchner, Dilma Rousseff y Lula da Silva:

“La deshonra fue y es una herramienta indispensable para construir la excusa predilecta de los grupos desestabilizadores a la hora de erosionar o derrocar gobiernos populares o de hostigar a líderes combativos.”

El lawfare, un arma de guerra avalada por la reproducción y masificación de silogismos difamatorios atemporales que construyen sentido común y socaban toda oposición a intereses hegemónicos, atentando contra la democracia, solo podrá ser evadido con la historia y la memoria. Es en este sentido que se destaca el aporte realizado por los autores al reivindicar la militancia y la lucha de los movimientos y de la dirigencia popular latinoamericana.

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