Una aproximación a los discursos de odio en el noreste argentino

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Una aproximación a los discursos de odio en el noreste argentino


Por: Pablo Villarreal
Tramas computer-g9c2a6fc44_1920 Una aproximación a los discursos de odio en el noreste argentino  Revista Tramas

Los discursos de odio o la paradójica relación entre redes sociales y democracia

 

En septiembre pasado, la ingeniera de datos y ex empleada de Facebook, Frances Haugen, filtró una serie de estudios e informes internos y confidenciales de la compañía a las autoridades norteamericanas y al diario Wall Street Journal. De acuerdo a esos documentos, los directivos de Facebook estaban en total conocimiento sobre los conflictos de interés entre la maximización de sus beneficios y el funcionamiento del sistema democrático, y decidieron deliberadamente priorizar sus intereses y no hacer los ajustes necesarios para mejorar las redes sociales[1]. En esos informes internos, los mismos trabajadores de la empresa señalaron que Instagram afecta la salud mental de los usuarios más jóvenes, especialmente de las mujeres adolescentes, en las que genera cuadros de ansiedad, depresión y trastornos alimenticios asociados a su imagen. Otro de los informes internos mostraba que los algoritmos de Facebook facilitaban la propagación de fake news y teorías conspirativas, y que durante la pandemia, el 41% de los comentarios reproducían algún tipo de contenido anti-vacunas, obstaculizando la lucha contra el COVID-19. Más importante aún para lo que nos interesa, los documentos filtrados prueban que los algoritmos desarrollados por la empresa tienden a diseminar con mayor fuerza el contenido violento, los discursos de odio y generar polarización política. Los directivos de la empresa, entre ellos Mark Zuckerberg, estaban al tanto de estos datos, pero se resistieron a hacer correcciones porque les preocupaba que los usuarios pudieran disminuir el uso de Facebook.

Un mes después, en octubre de 2021, una investigación interna dada a conocer por la empresa Twitter demostró que los algoritmos de esa red social amplifican más los contenidos políticos de derecha[2]. El estudio, que abarcó millones de tweets publicados del 1 de abril al 15 de agosto del 2020 en siete países (Canadá, Francia, Alemania, Japón, España, Reino Unido y Estados Unidos), arrojó los siguientes resultados: en seis de los siete países (todos menos Alemania) las publicaciones de cuentas ubicadas en la derecha del espectro político reciben más amplificación algorítmica que las de la izquierda cuando se estudian como grupo. Además, los medios de comunicación de derecha reciben una mayor amplificación en comparación con los medios de comunicación de izquierdas.

Estos problemas que generan las redes sociales en las democracias contemporáneas ya habían sido anticipados por el documental The Social Dilemma[3] en enero del 2020. La paradoja o el dilema de la redes sociales que el documental narra puede resumirse de la siguiente manera: las tecnologías comunicacionales que nos conectan, nos aproximan y nos facilitan el acceso a los otros, contienen también el mecanismo que permite que diferentes individuos y grupos sociales sean asediados, amenazados y deshumanizados de una manera ampliada, capilar y económica. Por lo tanto, las redes sociales podrían estar alimentando –voluntaria o involuntariamente– una lucrativa industria del odio social, que mientras funciona como lubricante del “capitalismo de la atención” (Zuboff, 2020), opera de manera destructiva en otras esferas de la vida social democrática.

 

las tecnologías comunicacionales que nos conectan, nos aproximan y nos facilitan el acceso a los otros, contienen también el mecanismo que permite que diferentes individuos y grupos sociales sean asediados, amenazados y deshumanizados de una manera ampliada, capilar y económica

 

Esta paradoja significa un golpe a la inocencia con respecto a las redes sociales. Surgidas y popularizadas a partir del 2008[4], año de la gran recesión y el comienzo de la crisis del neoliberalismo (Brown, 2019; Davies, 2016; Streeck, 2016), las redes sociales han tenido efectos ambiguos sobre la esfera pública democrática: si bien es cierto que “democratizan la palabra” y las intervenciones en el espacio público, también permiten –cada vez más–la difusión de discursos discriminatorios, xenófobos, racistas, anti-democráticos y autoritarios que erosionan el funcionamiento de las democracias. Si la relación entre redes sociales, política y democracia se abrió de manera esperanzadora durante las rebeliones de la primavera árabe del 2010; el asalto al Capitolio por parte de los seguidores de Donald Trump en enero del 2021 representa su momento más sombrío. Las redes sociales tuvieron un papel destacado en ese incidente, sirviendo como plataformas para la articulación y la organización de grupos neo-nazis, neo-esclavistas, supremacistas blancos, ultra nacionalistas y de extrema derecha que lideraron el ataque contra las instituciones democráticas del país del norte.

En este contexto, la creciente circulación de discursos de odio en la esfera pública digital (Torres & Taricco, 2019) ha encendido las alarmas entre políticos y ciudadanos y ha despertado preocupación e interés en el mundo académico. Para dar cuenta de estos (no tan) nuevos dilemas, es necesario comprender de qué se tratan y cómo funcionan socialmente estos discursos de odio.

 

¿Cómo estudiar los discursos de odio en la Argentina actual?

El Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos (LEDA)[5] fue creado en el marco del programa Lectura Mundi de la Universidad Nacional de San Martín con el propósito de producir información objetiva, a partir de un conjunto de técnicas de investigación cuantitativas y cualitativas, sobre las múltiples modalidades de expresiones autoritarias que erosionan las formas de vida y las instituciones de la democracia. Una de las principales líneas de investigación que viene desarrollando el LEDA tiene como objeto de estudio a los discursos de odio, a los que se define como cualquier tipo de discurso pronunciado en la esfera pública que procure promover, incitar o legitimar la discriminación, la deshumanización y/o la violencia hacia una persona o un grupo de personas en función de la pertenencia de las mismas a un grupo religioso, étnico, nacional, político, racial, de género o cualquier otra identidad social. Estos discursos frecuentemente generan un clima cultural de intolerancia y odio y, en ciertos contextos, pueden provocar en la sociedad civil prácticas agresivas, segregacionistas o genocidas (Benesch, 2008).

Teniendo en cuenta esta primera definición, nos parece importante delimitar la especificidad de nuestro enfoque: el daño que provocan los discursos de odio no debe ser medido tan sólo en términos de sus efectos directos sobre los amenazados, asediados o violentados en la esfera pública digital. Más allá de estos daños directos, es preciso considerar el creciente deterioro que estos discursos de odio introducen en la esfera pública democrática. En este sentido, junto con la fuerza de los discursos que hacen cosas en el mundo y sobre los otros, hay que contar también la fuerza específica de los algoritmos y las tecnologías comunicacionales que clasifican, orientan, incitan y legitiman desde el anonimato del mecanismo y van estableciendo un modelo particular de comunicación pública. En palabras del filósofo Eric Sadin, dedicado a la crítica de las tecnologías, la big data y la inteligencia artificial “no producen efectos sino que se sitúan en el punto nodal de la crisis de la democracia: la crisis del despojo de la decisión humana. Porque contribuyen a ella en gran medida, socavan repentinamente los basamentos de nuestra civilización, la autonomía del juicio y la libertad de acción” (Sadin, 2020, p. 267).

El ideal de esa forma de gobierno que llamamos democrática depende de la existencia de un espacio abierto para la participación igualitaria, la comunicación libre y la decisión soberana sobre los asuntos de interés común. Ese espacio abierto se constituye en base a una esfera pública democrática que funciona como una “inteligencia colectiva” (Dewey, 1946) a partir de la cual se establece y desarrolla, desde abajo hacia arriba, un vínculo moral entre los miembros de una comunidad que apunta hacia la solidaridad y la ampliación de las voces. En este sentido, el correcto funcionamiento de la esfera pública permite aumentar la complejidad con la que se tratan los problemas comunes y buscar las mejores soluciones a través de la deliberación sobre alternativas diferentes. Por lo tanto, la confianza intersubjetiva en la posibilidad de sostener ese espacio de apertura y creatividad compartida resulta vital para las democracias (Habermas, 1997; Habermas & Rawls, 1998; Honneth, 2014).

En las democracias contemporáneas, la sociedad también recurre a la esfera pública para intentar intervenir en los complejos sistemas administrativos y económicos que organizan y regulan la reproducción de la vida individual y colectiva. Quienes no tienen un poder económico significativo, ni tienen acceso a los recursos administrativos del Estado, sólo pueden apelar al espacio público para hacer oír su voz y crear algún tipo de poder a través de la comunicación que les permita sostener la promesa democrática del auto-gobierno en los temas fundamentales. El crecimiento de los discursos de odio en las redes sociales y los medios de comunicación resulta entonces inquietante, en la medida en que desalienta la participación en el espacio público democrático de los grupos sociales asediados, y genera frustración, apatía y rechazo hacia las instituciones de la democracia.

Para dar cuenta de esta problemática en el caso particular de la ciudadanía argentina, desde el LEDA desarrollamos un primer trabajo de medición y análisis sociológico de las disposiciones subjetivas hacia la circulación de los discursos de odio a través de una variada serie de medios digitales: Twitter, Facebook, pero también WhatsApp u otras formas de circulación del discurso en internet. Con este objetivo, les preguntamos a nuestros encuestados qué harían en caso de recibir un mensaje que contenía una carga de agresividad y violencia simbólica muy intensa, y con los datos que obtuvimos, creamos el Índice de Discursos de Odio (DDO)[6].

En términos metodológicos, el índice DDO es un indicador complejo que sintetiza datos de diferentes variables que han sido diseñadas para captar las disposiciones de los sujetos hacia los discursos de odio en la esfera pública digital. En esta primera versión hemos enfocado nuestro índice en los discursos discriminadores, deshumanizadores y segregacionistas radicalizados. El índice es una herramienta que tiene una finalidad exclusivamente analítica, y que pretende medir desde un punto de vista sociológico: a) el alcance en la población de la disposición para promover y reproducir discursos de odio; b) las principales determinaciones sociales que podrían explicar la promoción y la reproducción de los discursos de odio; c) la articulación de estas formas discursivas con otros prejuicios sociales que pueden debilitar la convivencia democrática en nuestra sociedad.

 

Los discursos de odio en el noreste argentino

En este apartado presentamos un análisis de los datos que hemos obtenido en nuestra encuesta que nos permiten caracterizar las tendencias de los discursos de odio en el Noreste Argentino (NEA). En el gráfico N°1 vemos un primer acercamiento a la predisposición a reproducir y promover los discursos de odio: el porcentaje de los encuestados que manifiesta cierta adhesión y es propenso a viralizar discursos de odio alcanza el 26,1% en el NEA, mientras que el 25,4% se manifiesta indiferente y el 48,5% critica o desaprueba los discursos de odio.

 

Gráfico N°1. Índice DDO en el NEA

Tramas villa1 Una aproximación a los discursos de odio en el noreste argentino  Revista Tramas

 

Con respecto a estos resultados y para establecer un marco general de análisis, conviene tener en claro dos cuestiones: en primer lugar, la respuesta que por lo general es mayoritaria, tanto en variables regionales, sociodemográfica o ideológicas, es la desaprobación de los DDO. Por lo tanto, las posiciones que adhieren a los discursos de odio deben evaluarse en su incidencia pero teniendo en cuenta que son minoritarias. Esto no reduce ni un ápice la importancia y la gravedad del problema, puesto que lo importante son las tendencias y los efectos de estos discursos sobre la esfera pública. En segundo lugar, la indiferencia frente a los discursos de odio no puede ser leída en términos de neutralidad. En este caso, podríamos decir que la indiferencia no hace nada por detener la viralización de los discursos de odio, por lo que debemos leerla como un elemento que agrava el problema, una forma de adhesión por la negativa. En el caso del NEA, si analizamos las posiciones que adhieren o son indiferentes a los DDO de manera agregada, alcanzan un 51,5%. Este dato que nos da otra visión de la magnitud de la predisposición a los discursos de odio en redes sociales en el NEA.

Otra manera interesante de entrar al problema es una comparación del NEA con respecto a las tendencias en otras regiones del país. Los datos del gráfico N°2 nos permiten ubicar al NEA como la tercera región con mayor predisposición a los discursos de odio, solo detrás de la región Centro (30,7%) y la región NOA (30,4%). Sin embargo, es importante señalar que la región NEA tiene los niveles más bajos de rechazo a los DDO, con un 48,5% y 5,7 puntos porcentuales por debajo de la región Centro. El dato más relevante, y lo que enciende las alarmas, es que si tomamos el agregado de las categorías que promueven o son indiferentes a los DDO, la región NEA alcanza 51,5%, y se convierte en la región con más predisposición directa e indirecta a los discursos de odio.

 

Gráfico N°2. Índice DDO según regiones

Tramas villa2 Una aproximación a los discursos de odio en el noreste argentino  Revista Tramas

 

En el gráfico N°3, podemos observar los datos para la relación entre índice DDO y cohortes generacionales. Aquí partimos de las hipótesis sobre valores y política de Norris e Inglehart (2019), que sostienen que la generación silenciosa (75 años y más) es la “última defensora” de valores tradicionales cerrados, como la seguridad, la estabilidad económica y la homogeneidad cultural. Para ellos, la diversidad y la complejidad de la sociedad actual puede ser comprendida con la metáfora de un cuerpo que no para de caer en el abismo y la decadencia. Sin embargo, los datos para el NEA nos permiten contrastar esta hipótesis y mostrar que en la sociedad argentina actual está relación entre generaciones y conservadurismo no es tan lineal.

En principio, es evidente que hay una correlación entre generaciones y predisposiciones a los discursos de odio: la generación centennial del NEA alcanza un 20,9% (muy por debajo del promedio de la región), mientras que la generación baby-boomer llega al 31,0% de adhesión. Esta correlación excluye a la generación silenciosa, que en términos de promoción u adhesión se ubica en un 27,3%, y alcanza el lugar que le corresponde según la hipótesis de Norris e Inglehart solo si le sumamos el porcentaje de indiferencia a los discursos de odio (45,5%). Entonces llega a un total de 72,8%, lo que la convierte en la generación más predispuesta a los discursos de odio, pero de una manera indirecta.

 

Gráfico N°3. Índice DDO según cohorte generacional

Tramas villa3 Una aproximación a los discursos de odio en el noreste argentino  Revista Tramas

 

Esto es llamativo: no parece haber grandes diferencias entre las generaciones y su predisposición a reproducir discursos de odio, con excepción de los centennials. Podemos pensar una serie de hipótesis para explicar estos resultados: en primer lugar, existe un uso diferencial de las redes sociales entre las generaciones que expone a los adultos más jóvenes a la interpelación de los discursos de odio. Incluso entre las generaciones más jóvenes, el uso de redes sociales no es el mismo: los millennials y la generación X suelen ser usuarios de redes sociales más “odiadoras” como Facebook y Twitter; mientras que los centennials usan redes que han modificado las formas de comunicación priorizando la imagen, como Instagram, Tik Tok o las plataformas de streaming. Otra hipótesis, que no excluye a la anterior, es que las múltiples crisis que atraviesan nuestras sociedades (económica, sanitaria, de representación política) están siendo experimentadas por las generaciones adultas jóvenes como desmoronamientos sociales que generan un clima de alta incertidumbre y frustración. Este contexto de crisis social amplia favorece el surgimiento de reacciones autoritarias y conservadoras que se expresan en discursos de odio, pero con una pequeña diferencia en la modulación: los millennials, la generación X y los baby-boomers están expresando un autoritarismo de tipo agresivo, mientras que la generación silenciosa se mantiene en un autoritarismo de tipo sumiso (Adorno et al., 1965). Más allá de estas hipótesis, un dato que debe tenerse en cuenta es que todas las generaciones a partir de los millennials tienen porcentajes superiores al promedio de la región (26,1%), lo que nos permite concluir que en el NEA, las generaciones adultas son las más predispuestas a los discursos de odio, mientras que la población más joven representa un problema menor.

 

todas las generaciones a partir de los millennials tienen porcentajes superiores al promedio de la región (26,1%), lo que nos permite concluir que en el NEA, las generaciones adultas son las más predispuestas a los discursos de odio, mientras que la población más joven representa un problema menor.

 

En el gráfico N°4 encontramos los datos del cruce entre índice DDO y categorías ocupacionales. En la estructura económica ocupacional, los porcentajes más altos de adhesión a los DDO se encuentran entre los dueños, patrones o empleadores, con 38,1%, seguidos por los empleados, con el 36,8%. Luego, los porcentajes de adhesión tienden a disminuir, con un 29,4% entre los que trabajan haciendo changas o tareas transitorias; un 25,0% entre los trabajadores familiares; un 19,5% entre los desocupados; y el porcentaje más bajo entre los trabajadores por cuenta propia y profesionales independientes, con un 16,0%.

 

 

 

Gráfico N°4. Índice DDO según categoría ocupacional

Tramas villa4 Una aproximación a los discursos de odio en el noreste argentino  Revista Tramas

 

Estos datos son similares a los que se registran a nivel nacional, y respaldan las hipótesis que venimos sosteniendo en torno a esta relación entre estructura ocupacional y discursos de odio. Los porcentajes más altos del índice DDO se dan entre las posiciones que se encuentran en el sector formal del mercado laboral, y están atravesadas por una doble dicotomía: patrón-empleado por un lado, sector formal-sector informal por otro lado. Esto nos hace pensar que aquí pueden estar operando como estímulo para la adhesión a los DDO tanto una actitud defensiva de los individuos que ocupan posiciones más estables en la estructura ocupacional frente a la “amenaza” de la masa marginal excluida, como las tensiones de la clásica relación conflictiva patrón-empleado. Segundo, que los niveles más bajos de adhesión a los discursos de odio se encuentran entre los trabajadores por cuenta propia y los profesionales independientes, lo que puede ser un reflejo de un mayor nivel de formación y una posición en el mercado laboral que los mantiene al margen de los conflictos estructurales. También parece respaldar esta idea el hecho de que los niveles más altos de rechazo a los DDO se encuentran esta categoría ocupacional, con un 72,0%.

El gráfico N°5 nos permite adentrarnos en el análisis de la relación entre discursos de odio y posicionamientos ideológicos en el NEA. En principio, vamos a señalar una constante en los datos que venimos analizando: la posición con respecto a la interrupción voluntaria del embarazo correlaciona muy bien con el índice DDO, ya que por lo general, quienes están en contra de la IVE suelen tener mayor predisposición a los discursos de odio, mientras los que están a favor suelen tener una menor predisposición e incluso nivel alto de rechazo. Esto hace que la posición frente a la IVE sea una variable “testigo”, que muchas veces nos permiten chequear las correlaciones con otras variables de corte ideológico.

En el caso del NEA, esta correlación se cumple: entre quienes están “a favor” de la IVE, un tajante 78,8% se posiciona de manera crítica a los DDO y apenas un 14,6% se manifiesta adhesión. En el otro extremo, el 33,0% de quienes están “en contra” de la IVE manifiesta una predisposición a promover discursos de odio, más del doble que los que se manifiestan “a favor” de la IVE. Otro dato importante a destacar, y que no se manifiesta en el gráfico anterior, es que el 68,7% de la muestra total del NEA se manifiesta abiertamente en contra de la IVE, en contraposición a un escueto 15,5% que se manifiesta a favor.

 

Gráfico N°5. Índice DDO según posición frente a la Ley IVE

Tramas villa5 Una aproximación a los discursos de odio en el noreste argentino  Revista Tramas

 

Estos datos hay que leerlos también a la luz del largo proceso de militancia de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que culminó en diciembre del 2020 con la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (N°27.610). Este proceso tuvo como momentos de alta conflictividad a los Encuentros Nacionales de Mujeres que se realizaron en el NEA, el 2012 en Posadas (Misiones) y el 2017 en Resistencia (Chaco). Especialmente en este último, luego de finalizado el encuentro, hubo ataques violentos contra mujeres feministas y disidentes que habían participado, y las imágenes viralizadas recorrieron el país. Este caso reviste una especial importancia para nuestro objeto de estudio, y sería interesante hacer una investigación sobre el comportamiento de esos grupos violentos en redes sociales y la manera en que ese contenido fue difundido y viralizado para poder contrastarlo con los resultados que aquí presentamos.

En el gráfico N°6 observamos la relación entre el índice DDO y el nivel de acuerdo con un enunciado que utilizamos para indagar en los posicionamientos ideológicos neoliberales en torno a la intervención estatal en la economía, particularmente en su dimensión distributiva: “El Estado no debe entregar planes sociales porque con eso se fomenta la vagancia”.

 

Gráfico N°6. Índice DDO según nivel de acuerdo con la frase “El Estado no debe entregar planes sociales porque con eso se fomenta la vagancia”

Tramas villa6 Una aproximación a los discursos de odio en el noreste argentino  Revista Tramas

 

En principio, el dato más llamativo es que entre quienes afirman estar “muy en desacuerdo” con el enunciado propuesto, el 81,8% desaprueba y critica los DDO; mientras que aquellos que manifiestan adhesión alcanzan un escueto 12,1%. En el otro extremo, los que dicen estar “muy de acuerdo” y “de acuerdo” con el enunciado anti-distributivo también tienen una mayor predisposición a ser interpelados y difundir discursos de odio, con el 34,6% y el 34,9% respectivamente.

Analicemos finalmente el gráfico N°7, donde cruzamos el índice DDO con una frase abiertamente autoritaria y punitiva: “A veces, para resolver algunos crímenes, es necesario que la policía actúe más allá de los procedimientos legales”. Esta frase es muy pertinente para analizar a la sociedad argentina actual, y nos permite abordar los posicionamientos ideológicos que demandan castigo y “mano dura”.

 

Gráfico N°7. Índice DDO según nivel de acuerdo con la frase “A veces, para resolver algunos crímenes, es necesario que la policía actúe más allá de los procedimientos legales”

Tramas villa7 Una aproximación a los discursos de odio en el noreste argentino  Revista Tramas

 

Entre quienes dijeron estar “muy de acuerdo” con la frase punitiva, observamos que hay un 28,7% que son indiferentes a los discursos de odio y otro 28,7% que los aprueban, llegando a un total acumulado de 57,4%. En la categoría “de acuerdo” también hay una preocupante adhesión a los discursos de odio que alcanza el 41,3%, y una indiferencia del 15,2%, que da un total acumulado de 56,5%. En el otro extremo, el mayor porcentaje de crítica y rechazo a los DDO se da entre quienes optaron por las categorías “en desacuerdo” (72,2%) y “muy en desacuerdo” (77,8%).

 

Comentarios finales

 Los resultados de la encuesta del LEDA para el caso del noreste argentino indican que el porcentaje de encuestados que manifiesta adhesión y es propenso a viralizar discursos de odio alcanza el 26,1%, mientras que el 25,4% se manifiesta indiferente y el 48,5% critica o desaprueba los discursos de odio. Estos números ubican al NEA como la tercera región con mayor índice DDO, solo detrás de la región Centro (30,7%) y la región NOA (30,4%). Sin embargo, si tomamos el agregado de las categorías que son indiferentes o promueven los discursos de odio, el NEA alcanza 51,5%, y se transforma en la región con más predisposición directa e indirecta a los discursos de odio. En consistencia con lo anterior, la región NEA tiene los niveles más bajos de rechazo a los DDO, con un 48,5%.

Consideramos que los resultados presentados en este informe son claros, y nos permiten hablar de una correlación considerable entre discursos de odio y diversas posiciones ideológicas afines el neoliberalismo, el autoritarismo y el conservadurismo. Esta correlación se vuelve más fuerte en un contexto de crisis social amplia que estamos atravesando, donde se condensan diversas crisis de diferente índole: primero, las crisis económica de Argentina como persistencia de los efectos de la gran recesión del 2008, proceso que lleva más de 10 años y pasó del estancamiento o irregularidad desde el 2012 a una marcada crisis a partir del 2018; segundo, la crisis sanitaria desatada por la pandemia del COVID-19 en los últimos dos años, que agravó una coyuntura que ya era de incertidumbre y frustración social; también podemos mencionar la crisis de la masculinidad y la sociedad patriarcal a partir de la popularización del movimiento feminista, que tiene un epicentro en Argentina, y las luchas por la ampliación de derechos que ponen en jaque los privilegios y los pilares de la sociedad tradicional; todo sobre el telón de fondo de la crisis del neoliberalismo como forma de organización no solo económica, sino de las relaciones sociales en general, que empezó con la crisis de las sub prime del 2008 y desató una reacción conservadora y el resurgimiento de las posiciones autoritarias. Todo esto deriva también en lo que conocemos como una crisis de la representación política que genera un hiato entre los ciudadanos y sus representantes, y que genera un clima de aversión y rechazo del sistema democrático tal cual lo conocemos.

 

la región NEA tiene los niveles más bajos de rechazo a los DDO, con un 48,5%

 

Más allá de esta precisiones, los contextos de crisis no lo explican todo, sino que son momentos en que las posiciones ideológicas latentes en una estructura social tienden a manifestarse y hacer visible en las superficie. Los que nos parece interesante resaltar aquí es que la lógica propia de los algoritmos de las redes sociales y las tecnologías de la comunicación favorecen y amplifican la circulación de discursos de odio abiertamente autoritarios y violentos que erosionan la esfera pública democrática. En este sentido, las redes sociales no serían una simple expresión de lo que sucede en otra región de lo social; sino que sus propios mecanismos internos tienden a agravar los problemas que aquí analizamos.

En lo que concierne al Noreste Argentino, nuestros datos muestran que no escapa a la lógica virulenta de la reacción autoritaria y conservadora a los procesos de cambio social. En este sentido, el NEA replica las tendencias encontradas a nivel nacional y por momentos las profundiza. Esto nos ha permitido corroborar las hipótesis provisionales que tenemos acerca de la relación entre discursos de odio y estructuras ocupacionales o generacionales, así como aquellas que señalan un vínculo profundo entre discursos de odio en redes sociales y posiciones ideológicas anti-derechos, anti-estatales, punitivas, neoliberales y autoritarias.

 

Bibliografía

Adorno, T. W., Frenkel-Brunswik, E., Levinson, D., & Sanford, N. (1965). La Personalidad Autoritaria. Editorial Proyección. http://e-spacio.uned.es/fez/eserv.php?pid=bibliuned:Empiria-2006-E0E53F37-9F90-C372-53D3-1B6E12995D6D&dsID=Documento.pdf

Benesch, S. (2008). Vile Crime or Inalienable Right: Defining Incitement to Genocide. Virginia Journal of International Law, 48(3), 486–528. http://ssrn.com/abstract=1121926

Brown, W. (2019). In the ruins of neoliberalism. The rise of antidemocratic politics in the west. Columbia University Press.

Davies, W. (2016). El nuevo neoliberalismo. New Left Review, 101.

Dewey, J. (1946). The Public and its problems. An Essay in Political Inquiry. Gateaway Books.

Habermas, J. (1997). Historia y crítica de la opinión pública. Editorial Gustavo Gili.

Habermas, J., & Rawls, J. (1998). Debate sobre el liberalismo político. Paidós.

Honneth, A. (2014). El derecho a la libertad, esbozo de una eticidad democrática. Capital Intelectual.

Norris, P., & Inglehart, R. (2019). Cultural backlash: Trump, Brexit, and authoritarian populism. In International Affairs (Vol. 95, Issue 5). Cambridge University Press. https://doi.org/10.1093/ia/iiz097

Sadin, E. (2020). La siliconización del mundo. La irresistible expansión del liberalismo digital. Caja Negra.

Streeck, W. (2016). ¿Cómo terminará el capitalismo? Ensayo sobre un sistema en decadencia. Traficante de Sueños. https://doi.org/10.1017/CBO9781107415324.004

Torres, N., & Taricco, V. (2019). Los discursos de odio como amenaza a los derechos humanos. Centro de Estudios En Libertad de Expresión y Acceso a La Información, Universidad de Palermo, 24. https://www.palermo.edu/Archivos_content/2019/cele/Abril/Los-discursos-de-odio_Torres-y-Taricco.pdf

Zuboff, S. (2020). La era del capitalismo de la vigilancia. Paidos.

 

Anexo Metodológico

Datos técnicos del diseño muestral

Población objeto de estudio: población general mayor a 16 años.

Ámbito: República Argentina.

Procedimiento de muestreo: probabilístico.

Instrumento de recolección de datos: cuestionario estructurado a partir de variables con categorías pre-codificadas, exhaustivas y mutuamente excluyentes.

Técnica de recolección de datos: encuesta telefónica a celulares, método IVR.

Trabajo de campo: del 27 de noviembre 2020 al 3 de febrero 2021.

Tamaño de la muestra: 3140 casos efectivos.

Margen de error: +/- 1.8%.

Nivel de confianza: 95%.

El procedimiento empleado para eliminar los desbalances de la muestra en variables sociodemográficas claves consistió en reasignar los pesos de los individuos de manera que el resultado final refleje la distribución poblacional en las variables de ajuste. Este método se conoce con el nombre de ranking, y genera muestras representativas de la población (sin sesgos). Las variables sexo, edad y nivel educativo por región fueron seleccionadas para ajustar la muestra. La razón de esta selección radica en su capacidad explicativa, en su bajo error de medición y en la alta tasa de respuesta.

Realización: PASCAL/UNSAM.

 

Sobre la construcción del Índice DDO

En esta primera versión del índice de discursos de odio se incluyeron tres fragmentos de discursos que luego fueron ponderados según su intensidad. Utilizamos: un discurso racista con connotaciones segregacionistas muy fuertes (“Estoy harto de los negros que arruinan nuestro país, a esta altura la única solución es deportarlos a todos”); un discurso sobre el colectivo LGBTI+, que fue formulado de manera crítica (“No hay que ser prejuicioso, tanto una persona heterosexual como una transexual pueden ser directores de un Jardín de infantes. No hay ninguna diferencia”); y un discurso deshumanizador (“Miles de bolivianos cruzan la frontera como ratas para cobrar el IFE. Alguien tiene que hacerse cargo”)[7]. Orientándonos por estudios previos, se le otorgó un valor de 0,4/1 al primero (racista/xenófobo) y al último discurso (deshumanizador), y un valor de 0,2/1 (discriminador) al segundo, considerando que posee una menor intensidad relativa en tanto discurso de odio, ya que una actitud moderada o afín ante este ítem sería esperable tanto en términos morales como de aceptación de las reglas vigentes en el espacio público. Evidentemente, en la confección del índice las respuestas afirmativas tanto con respecto al discurso racista como al discurso deshumanizador contribuyen positivamente al índice, mientras que las respuestas afirmativas frente al discurso crítico de los prejuicios contra el colectivo LGTBI+ contribuyen negativamente al mismo. Las categorías de respuesta posible ante la pregunta por qué harían los entrevistados ante estos fragmentos de DDO se ordenaban del siguiente modo: 1. Lo comparte para apoyarlo; 2. Lo apoya, poniendo “me gusta”; 3. Nada, le resulta indiferente; 4. Lo critica con un comentario; 5. Lo denuncia para bloquearlo; 6. NS/NC.

 

Sobre los datos para el noreste argentino

Con relación a la muestra utilizada para este informe, enfocado particularmente en el noreste argentino, debemos destacar que los datos utilizados proceden de una submuestra extraída de la base de nuestra encuesta nacional, por lo que la cantidad de casos relevados desciende significativamente. Además, como se explica en el apartado siguiente, la base nacional fue balanceada por método ranking, lo cual puede llevar a que las muestras regionales sufran desbalances. En la práctica, esto implica que en ciertos cruces de variables queden sub o sobrerrepresentados o que los pocos casos estén demasiado repartidos entre variables con un número amplio de categorías. Sin embargo, a falta de una base de mayor especificidad, sigue siendo un ejercicio interesante ver cómo se comportan las variables en una región en particular.


[1] Disponible en https://www.wsj.com/articles/the-facebook-files-11631713039

[2] Disponible en https://blog.twitter.com/en_us/topics/company/2021/rml-politicalcontent

[3] Ver https://www.thesocialdilemma.com/

[4] Solo para poner algunos ejemplos, podemos decir que Facebook en castellano aparece por primera vez en el 2008, Whatsapp en 2009, Twitter en castellano en 2009, Instagram en 2010, Snapchat en 2011 y Tik Tok en 2019.

[5] Para más información, visitar: http://www.unsam.edu.ar/leda/

[6] Ver anexo metodológico.

[7] En este sentido, nuestro índice de discursos de odio tiene en cuenta los lineamientos de la “Estrategia y plan de acción de las Naciones Unidas para la lucha contra el discurso de odio” del 2019, e intenta aportar información objetiva que permita cumplir los objetivos del punto 4 de dicha estrategia, donde se señala muy explícitamente que “necesitamos saber más para actuar eficazmente: esto exige coordinar la recopilación de datos y la investigación, en particular sobre las causas profundas, los factores y las condiciones que propician el discurso de odio”.

Ver: www.un.org/en/genocideprevention/documents/advising-andmobilizing/Action_plan_on_hate_speech_ES.pdf

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