Los secretos del Congreso

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Reseñas

Los secretos del Congreso


Por: Ayelén Flores
Tramas WhatsApp-Image-2019-12-09-at-17.54.01 Los secretos del Congreso  Revista Tramas

Gabriel Sued es politólogo por la UBA y periodista recibido en TEA. Desde hace una década trabaja como periodista parlamentario acreditado por el Diario La Nación en el Congreso, lo cual le da acceso privilegiado a la valiosa información que expone a lo largo del libro.

Es necesario resaltar desde el principio que el libro no constituye una apología a la antipolítica, no pretende legitimar prejuicios ni generar resignación. Muy por el contrario, intenta describir en términos claros, cómo funciona una de las instituciones fundamentales de la democracia argentina. Gabriel Sued entiende que la política es una actividad con sus propias reglas, y en lugar de criticarlas, se propone exponerlas y explicarlas para que sea el lector quien juzgue. 

Puede decirse que se trata de una reivindicación de la actividad legislativa como oficio, la cual incluye a la desprestigiada “rosca política”. A lo largo de sus páginas, el autor deja en evidencia que sin “la rosca”, es decir, sin las negociaciones e intercambio de favores, no sería posible alcanzar acuerdos entre legisladores con intereses contrapuestos, y, por lo tanto, sancionar leyes. 

Explica que esas negociaciones entre diputados y senadores pueden tener como objetivo la materialización de intereses legítimos, propios de su función como representantes de la sociedad, como, por ejemplo, conseguir una obra para su municipio, la creación de una universidad o una partida presupuestaria adicional, pero también pueden pretender el intercambio de favores personales que no se relacionan con los intereses de sus representados.

Los Secretos del Congreso es un relato que pretende ser objetivo, evita emitir juicios de valor y lo logra con éxito. Brinda datos precisos y valiosos para que el lector pueda conocer los pormenores de la actividad legislativa y así pueda emitir una opinión informada. Representa un abordaje integral del funcionamiento interno del Congreso, incluyendo desde las negociaciones para lograr quórum o una mayoría en el recinto, hasta los aspectos técnicos legislativos, como el proceso de sanción de una ley y el funcionamiento de las comisiones, los cuales, aclara desde el principio, se conducen siempre al ritmo de las necesidades de la política. La idea del autor es exponer dinámicas permanentes del Congreso, que se vienen reproduciendo hace tiempo por diferentes partidos políticos y que resultan inherentes a la actividad legislativa, tal como se concibe y se desarrolla hoy en nuestro país.

En sus 381 páginas, el libro contiene relatos anecdóticos y divertidos y al mismo tiempo incluye una dosis de análisis politológico, al tratar cuestiones como la cantidad de poder que ostenta el Congreso, quién lo ejerce, indicadores de productividad legislativa y las tasas de éxito legislativo del Poder Ejecutivo.

Luego de una introducción en la que se recorren los principales temas que se tratarán a lo largo del libro, Sued dedica un capítulo entero a describir el proceso para la sanción de una ley, explicando cómo cada paso y requerimiento técnico puede ser manipulado con fines políticos. 

A través de entrevistas con los protagonistas del congreso, el autor confirma algunas intuiciones populares, como que ningún legislador cambia de voto luego de escuchar exponer a sus pares en una sesión, y que lo que sucede en las sesiones en el recinto es la traducción pública de negociaciones que tuvieron lugar previamente en las oficinas del Congreso. Pero también revela otros códigos menos conocidos, como el hecho de que la distribución de los despachos representa un símbolo indiscutido del lugar que ocupa cada legislador en la pirámide de poder. De hecho, todos intentan ganarse un lugar en las oficinas del Palacio, evitando así las oficinas ubicadas en los distintos anexos que tiene el Congreso. De esa forma generan mejores impresiones ante la gente que viene a verlos de afuera, y también dentro de la institución. Así lo explica el mismo Sued: “estar fuera del Palacio es, en el mejor de los casos y salvo contadas excepciones, ser un legislador de segunda categoría.” Asimismo, matiza algunas ideas instaladas en el imaginario colectivo: si bien reconoce que el Congreso funciona como caja de financiamiento extra-legal de la política (muchos contratos de asesores son otorgados para actividades partidarias), advierte que se trata de una caja chica (el presupuesto total del Congreso es el 0,6% del gasto de los tres poderes del Estado.) y, a su vez, multipartidaria.  

El debate por la legalización del aborto recibe un capítulo aparte, debido a que provocó un cambio en la dinámica legislativa. Según explica Sued, generalmente los votos de los legisladores se alinean en bloques y puede conocerse de antemano cómo votará la mayoría de ellos. Sin embargo, en esta oportunidad muchos de ellos establecieron vínculos con habituales opositores e iniciaron juntos negociaciones para lograr apoyos a sus respectivas posturas. Los jefes de cada bando (el celeste y el verde) no eran necesariamente jefes de bloque y, en muchos casos, escondían información a sus dirigentes políticos.  

¿Son todos vagos? es uno de los capítulos más importantes del libro. Esta duda de gran parte de la sociedad, que a veces se transforma en certeza luego de la publicación de alguna nota periodística que comenta algún caso particular y aislado, resulta, según el autor, difícil de responder. Advierte desde el comienzo que resulta inconveniente medir la actividad de un legislador en términos cuantitativos, debido a que ni el número de proyectos presentados, ni numerosas intervenciones en los debates, equivalen necesariamente a más y mejor trabajo. Sued enumera entonces una serie de indicadores que podrían darnos una pista acerca de la productividad de nuestros diputados y senadores, entre ellos, la tasa de éxito de las iniciativas presentadas. Por otro lado, señala que es muy difícil medir el trabajo que los parlamentarios hacen en el terreno, en sus provincias, y las negociaciones de las que se ocupan para obtener quórum y mayorías. 

El autor destina dos capítulos a relatar una serie de episodios que incluyeron violencia verbal e incluso física en el recinto. Uno de ellos está dedicado a sucesos anecdóticos protagonizados por legisladores, en los que se pone de manifiesto las frustraciones que puede generar la actividad legislativa, cuando los consensos no se logran.  El otro, reseña los hechos que tuvieron lugar durante el debate de la ley de reforma previsional. En esa oportunidad, las discusiones dentro del recinto subían de tono al ritmo que escalaba el descontento social en las calles, durante una jornada que concluyó con una victoria temporal de la oposición, ya que la sesión se suspendió por algunos días.  

El último capítulo es el que incluye un mayor contenido de análisis politológico, ya que ensaya 15 claves para entender cuánto poder tiene el Congreso y analiza la relación existente entre este y el gobierno. Menciona que el Congreso es el poder con mayor estabilidad en las reglas de juego, en el que conviven opositores y oficialistas, pero cuya tarea, sin embargo, se ve opacada por el hecho de que abundan los legisladores inexpertos, que llegan allí para obtener visibilidad para sus carreras políticas locales. Asimismo, Sued rechaza la visión que describe al Congreso como una escribanía del Ejecutivo, argumentando que desde 1983 a 2018, la mayoría de las leyes tuvo origen en el propio Congreso, de las cuales un tercio nacieron como iniciativas de la oposición, y que el Congreso rechaza o modifica más de la mitad de los proyectos del enviados por el Ejecutivo.

            Considerando que el funcionamiento interno del Congreso suele recibir atención tan solo luego de oleadas de indignación popular por un hecho concreto, este libro representa una contribución esencial para la comprensión integral de una de las instituciones más importantes de nuestra democracia. Los secretos del Congreso es una crónica de las virtudes y miserias del parlamento nacional que permite comprender la tarea legislativa como actividad, como oficio y conocer los pormenores de un sistema con fallas, que ciertamente pueden disminuir la calidad democrática de nuestro país. Sin embargo, para poder plantear reformas estructurales y por ende sustentables, es fundamental conocer a fondo el funcionamiento de uno de los Poderes del Estado, blanco de críticas y cuestionamientos por parte de la sociedad.

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