Experiencias asociativas en la provincia del Chaco

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Miradas Locales

Experiencias asociativas en la provincia del Chaco


Por: Adriana Belén Massi, Matías Flores, y Serena Amarilla
Tramas asociativismo-portada Experiencias asociativas en la provincia del Chaco  Revista Tramas

El presente artículo tiene como eje central describir dinámicas de asociativismo existentes en algunas industrias de pymes chaqueñas, destacando la gran importancia que tiene el trabajo en conjunto para este sector. Para ello nos servimos de entrevistas semiestructuradas realizadas a los actores de la industria forestal, apícola y tecnológica y a diversas instituciones estatales y no estatales que intervienen en las cadenas productivas de referencia.

El asociativismo entre empresas implica un mecanismo de cooperación flexible entre las mismas, en donde cada una de estas sin perder su autonomía decide voluntariamente participar de un esfuerzo conjunto para la obtención de recursos comunes (Surraco, 2007). Dichos objetivos están previamente fijados implícita o explícitamente por quienes comparten la asociación, lo cual es una ventaja en relación a la resolución de problemáticas que las partes pudieran presentar. De tal modo, con lo antes descrito consideramos al asociativismo pyme como una herramienta para el desarrollo que las impulsa y potencia, en mayor o menor medida, dependiendo del modo en que se dé.

Se pueden distinguir diferentes modos de asociativismo. En esta investigación conseguimos identificar a los clusters productivos, tomando la definición de Michael Porter (1990), quien los caracteriza como un grupo geográficamente cercano de empresas interconectadas, proveedores de insumos y servicios especializados e instituciones asociadas, que trabajan de manera coordinada con amplia interacción entre sí, ligadas por externalidades de varios tipos. En igual sentido, Vázquez Barquero (2006) agrega que los clusters y los sistemas productivos locales, en general, son concentraciones de empresas que facilitan los procesos de desarrollo debido a que la proximidad geográfica y la relación entre empresas generan economías de escala y reducen los costes de producción. Constituyen, por lo tanto, formas de organización espacial de la producción que han ido surgiendo de forma espontánea como resultado de las estrategias de las empresas para dar respuestas a los cambios en el comportamiento en los mercados.

También se identificó a los llamados grupos asociativos, en los cuales los recursos están orientados al apoyo de proyectos de colectivos empresariales que buscan mejorar aspectos vinculados con las actividades de su cadena productiva como el aprovisionamiento y la comercialización. Se trata de un cofinanciamiento para grupos de empresas (compuestos por un mínimo de 5 y un máximo de 12 firmas) para facilitar el acceso a servicios especializados para la conformación de grupos asociativos orientados a mejorar su competitividad empresarial.

Una pyme se define como una “micro, pequeña o mediana empresa que realiza sus actividades en el país, en alguno de estos sectores: servicios, comercial, industrial, agropecuario, construcción o minero” (Ministerio de Economía, s/f). Desde la perspectiva de desarrollo local, la cual adoptamos en este análisis, consideramos que el asociativismo entre diferentes pymes genera una sinergia directa entre las mismas, y a su vez, indirecta con otras instituciones estatales o privadas.

En Argentina, las pymes representan aproximadamente el 90% de la totalidad de las empresas, y son las responsables de generar el 70% del empleo. Además, por sus características y lógica de funcionamiento, son las que más aportan a una mejor distribución de bienes y servicios, teniendo en cuenta el uso de los recursos y la riqueza que generan. Estas presentan más complicaciones a la hora de funcionar en relación a una gran empresa, ya sea por bajas ganancias, vulnerabilidades en las condiciones laborales, falta de acompañamiento estatal, presión fiscal, burocracia en procesos de registración y administración, entre otras circunstancias. El asociativismo en este sentido genera aportes positivos a este tipo de empresas, tales como el efecto derrame del aprendizaje, uso común de maquinarias de trabajo o el aprovechamiento conjunto de los recursos disponibles.

En este marco, llevamos a cabo un relevamiento en diferentes sectores productivos del Chaco: forestal, de madera y muebles; tecnológico y apícola, con el objetivo de analizar si en dichas industrias las empresas realizan sus actividades de forma asociativa y de qué modo las llevan a cabo, captando los beneficios generados al realizar sus actividades productivas de esta manera; y, en caso de no hacerlo, indagar en las causas de la resistencia a generar dichas asociaciones.

Sector apícola

La primera industria analizada es la apícola, que cuenta con gran potencialidad en la región. El tipo de miel obtenida varía en función de las características del territorio en que se produce. Es así que se pueden marcar dos tipos de mieles en Argentina: una miel de pradera, más clara; y por otro lado la miel de monte, más oscura. Es esta última la que se produce en el Chaco. En entrevistas se remarca la potencialidad de denominación de origen que tiene la miel orgánica producida en la provincia.

Para comprender la dinámica de esta industria en Chaco se realizaron entrevistas a empresas de distintos tamaños. Haciendo un paneo general, podemos encontrar pequeños productores agrupados en cooperativas o grupos asociativos que se encargan de producir la materia prima para luego vender sus tambores a una gran empresa que se encarga de darle valor agregado de envasado y exportarlo al exterior[1]. A continuación nos detendremos en el papel preponderante que representa el trabajo de asociativismo dentro de este sector, y lo fundamental que resulta para los productores que recién inician su camino en la apicultura.

En una de las entrevistas realizadas se detalló que el funcionamiento de la apicultura es casi imposible de realizar individualmente, por diferentes cuestiones. En primer lugar, porque requieren de un agente externo para su venta y exportación. Es así que los pequeños productores se asocian en cooperativas o grupos asociativos para, en primer lugar, compartir la maquinaria. Sin el uso de la maquinaria compartida sería imposible para estos productores entrar al negocio, dados los altos costos de ingreso que implican las maquinarias de extracción de miel. A su vez, es relevante mencionar que al compartir la máquina de extracción se pueden presentar algunas complicaciones entre los integrantes en torno al uso de la misma ya que problemas de infraestructura en el tendido eléctrico generan desplazamientos en los usos de las salas de extracción, complicando los tiempos de esta actividad. A pesar de ello, se nos remarca que no podrían llevar a cabo su producción sin encontrarse reunidos en grupos asociativos, y que los grandes problemas a la hora de compartir las maquinarias, en realidad se resolverían mejorando la infraestructura eléctrica en el interior reduciendo así los cortes de luz y optimizando así los tiempos de uso de cada apicultor.

La dinámica en las grandes empresas es muy diferente. Estas adquieren los tambores de miel producida por pequeños productores en las cooperativas, para posteriormente embotellar, exportar o comercializar el producto final. De esta manera la ganadora resulta ser la gran empresa, que se encarga de aportar el mayor valor agregado en toda la cadena productiva de la miel. Es importante mencionar que la gran empresa no se dedica exclusivamente al mundo de la miel, sino que originalmente se dedica a la importación de bienes de capital agrícola para comercializarlos dentro de Argentina y que, por motivos de regulaciones de comercio exterior, se vio obligada a exportar un producto al exterior para así justificar la salida de dólares del país que implicaba su actividad.

En la entrevista al encargado de una planta homogeneizadora ubicada en el departamento de Sáenz Peña que procesa aproximadamente el 80% de la miel orgánica producida en la provincia (según palabras del entrevistado) nos aporta estos comentarios:

Los productores cuando sacan toda la miel orgánica, al primero al que se lo ofrecen es a nosotros porque saben que toda la producción que sacan los productores de acá, la empresa está en condiciones de comprárselo (…). Entonces el productor se asegura de que toda la producción que saque ya está comprada. No es que tiene en los tambores y bueno «ahora a quién le vendo». ¿Me entendés? Esa ventaja tiene el productor.

Los apicultores individuales no reúnen las condiciones necesarias para llegar al producto final por sí mismos, principalmente porque no cuentan con las máquinas necesarias para el proceso de envasado, y probablemente tampoco el poder de negociación que tienen las grandes empresas para con el mercado externo. A su vez, la formación técnica que poseen los diferentes productores en relación al desarrollo de la apicultura depende en gran medida de las capacitaciones, talleres y acompañamiento que se brindan entre sí. Dichos conocimientos no podrían ser adquiridos sin una dinámica de enseñanza/aprendizaje en conjunto. Las diferentes estrategias asociativas que utiliza este sector permiten a los productores obtener determinados beneficios, como los anteriormente mencionados, y a su vez también lograr un incremento en la productividad, lo cual es inviable, como dijimos, de modo individual.

Como ilustración de lo mencionado, es válida una breve explicación de cómo se desarrolla la labor en este sector. Los pequeños apicultores se agrupan en cooperativas/asociaciones y se dedican exclusivamente a producir la miel, es decir, se encargan de que las abejas hagan su trabajo y también de que lo hagan correctamente, básicamente son los “generadores de materia prima”. Una vez realizado este primer proceso, le sigue el segundo, que es donde las cooperativas y asociaciones disgregan su participación y aparecen otros agentes, como las empresas, que realizan el procesamiento de la miel, ya que cuentan con la maquinaria necesaria y suficiente para hacerlo.

En función de lo expuesto, podemos concluir que resulta prácticamente imposible en la provincia que los apicultores desarrollen su actividad sin acudir al asociativismo. Nos parece determinante que se pueda seguir gestando y ampliando el desarrollo de estrategias asociativas entre ellos, para así poder avanzar en el proceso de exportación del producto. Viendo este escenario en el que se encuentran inmersos, y conociendo la realidad de los pequeños productores, consideramos que el Estado tiene un rol fundamental en la tarea de garantizar el siguiente paso. Si bien el asociativismo en el sector redunda en un buen rendimiento, se necesita mayor inversión y apoyo por parte del sector estatal: desde la garantización de un efectivo suministro de energía eléctrica para la utilización de maquinaria y artefactos, hasta líneas de crédito para adquisición de insumos, indumentaria, material de envasado y distribución, entre otras medidas que podrían marcar una gran diferencia.

Industria tecnológica

El Polo de la Industria Tecnológica del Chaco (Polo IT) es un proyecto asociativo que tiene como principal objetivo aprovechar y explotar las oportunidades de desarrollo de la industria tecnológica, especialmente la de Tecnologías de la Información y Comunicaciones en el Nordeste Argentino en general y en Chaco en particular. A diferencia de las agrupaciones de apícolas en asociaciones civiles, cada una de las empresas miembro del Polo IT funciona de forma independiente ofreciendo distintos productos a sus clientes, generando una atmósfera que genera modalidades de asociativismo diferentes a las planteadas con anterioridad.

El tipo de asociativismo que propicia el Polo IT se manifiesta a través de la figura de los Clusters. Esto se debe a que las empresas se encuentran geográficamente interconectadas, y a su vez cada una realiza su labor de modo individual, compartiendo componentes puntuales. Observamos que uno de estos componentes son las capacitaciones que se gestionan por el Polo IT para brindar conocimiento a todas las empresas que forman parte del mismo.

Otra de las medidas asociativas más relevantes dentro de esta industria consiste en la recomendación de clientes entre las empresas. Ya que, por ejemplo, una empresa que ofrezca servicios de software a un cliente, redirige a este mismo a otro miembro del Polo para satisfacer sus necesidades en servicios de seguridad.

Además, notamos una transformación en otra de las expresiones de asociativismos que se generaba dentro del Polo It a raíz de la Pandemia del COVID-19. El hecho es que en época pre pandemia se creó un proyecto para generar oficinas donde los empleados de las distintas empresas tecnológicas puedan presentarse con la modalidad de coworking, que genera una atmósfera prolifera para el intercambio de ideas y conocimientos entre los trabajadores. Posteriormente, cuando surgió la medida de la cuarentena para combatir al COVID-19, se impulsó fuertemente la modalidad de teletrabajo que cambió los objetivos del proyecto de oficinas conjuntas. Actualmente este espacio que pertenece a todo el Polo IT se piensa únicamente para el dictado de capacitaciones y las reuniones que solicite realizar individualmente cada empresa.

El asociativismo en este sector adquiere entonces un carácter muy diferente, de alguna forma menor interdependiente, ya que si bien existe una vinculación entre las empresas (incluso por la institución que las articula) se persiguen fines y metas individuales, propias de cada una de ellas.

 

La industria forestal

A diferencia de las otras industrias analizadas anteriormente, la forestal se define como una actividad más tradicional en la provincia. Al igual que en el sector apícola, vuelve a presentar un peso importante en términos de denominación de origen. Esto surge en torno a que, a diferencia de otras provincias que actualmente solo trabajan con maderas blandas, el Chaco es una de las pocas que no agotaron sus bosques nativos, lo que le permite generar productos con madera dura.

A partir de entrevistas a productores de la industria de la madera logramos recabar información sobre las dinámicas del sector, donde notamos un nulo grado de asociativismo entre los productores forestales. En primer lugar, se nos menciona que la imposibilidad de adquirir nuevas maquinarias para trabajar madera dura significa una gran barrera de entrada para nuevos competidores en el sector forestal. A raíz de que la industria maderera en el mundo tiende a la producción de maderas blandas, actualmente la maquinaria forestal que se comercializa resulta ineficiente para trabajar las maderas de bosques nativos. De esta manera, es casi imposible que ingresen nuevas empresas a la cadena productiva, a no ser que adquieran las maquinarias necesarias de productores que se retiren del mercado. Eso disminuye la cantidad de oferentes en el mercado, y por ende, las posibilidades de asociación entre actores forestales.

En segundo lugar, se nos refiere que desde que llegaron los primeros productores forestales a la región la actividad consistió en la producción íntegra. Esto significa que cada productor llevaba a cabo en forma individual todos y cada uno de los eslabones de la cadena productiva, desde la extracción de la madera hasta el producto final. Esta modalidad se sostuvo en el tiempo, sin dar lugar a la interdependencia y cooperación entre las empresas del sector.

 Otro de los puntos clave para comprender la dinámica de la industria de la madera en el Chaco, es que esta no cuenta en general con medidas estándares de producción. Esta es una gran barrera que impide la complementariedad de las distintas empresas madereras. Un entrevistado nos mencionó que visitó Congresos de Industria Maderera en el exterior y que, al revisar los procesos, conseguía identificar un nivel de integración alto entre todos los productores, de tal manera que mientras uno se encargaba de extraer la madera, otra empresa se especializaba en el corte de un “producto a”, otra en la producción de un “insumo b” y una tercera de una “pieza c”, y que finalmente una última empresa se encarga de ensamblar todas las partes para así dar lugar al producto final destinado a la comercialización.

A pesar de la falta de medidas estándar, las barreras de entrada a la industria y del status quo que se sostiene en la producción íntegra en la industria, se nos remarca que sí se podrían aprovechar los beneficios en el intercambio de conocimientos y, sobre todo, en lo relativo a maquinarias de trabajo. Al ser estas altamente costosas, además de escasas, el asociativismo permitiría que nuevos productores lleguen a la industria para realizar ciertos eslabones de la cadena productiva con determinadas maquinarias, y además se agilizaría el tiempo y se reduciría la capacidad ociosa que existe en ciertas maquinarias a la hora de realizar la producción íntegra al 100% de forma individual. Para ello, principalmente se debe romper con el muro que implica la estandarización, a través de acuerdos entre los productores, lo que además brindaría contactos entre ellos para fortalecer los niveles de asociativismo.

Conclusiones

Notamos dificultades para incorporar grados de asociativismo por parte de la industria tradicional de la maderera en el Chaco, en parte debido al modo histórico de producir de forma integral-individual, así como también debido a un alto nivel de inversión para entrar en este mercado ya instalado. Además la problemática se profundiza a través de los años ya que la ausencia de interacción conduce a problemas más grandes como la falta de estandarización de medidas entre los productores, lo que imposibilita fuertemente una integración de distintos actores en una misma cadena productiva.

Por otro lado, las industrias nacientes en la provincia del Chaco presentan un mayor grado de permeabilidad al asociativismo, como podemos observar en el caso de pequeños productores apícolas y las empresas del Polo tecnológico. El asociativismo permite, en el primer caso, que productores que no podrían llevar a cabo la actividad por sí solos puedan incursionar en . Es así que los apicultores se reúnen para compartir experiencias y maquinarias y así incursionar en una industria nueva para la provincia como es la miel de monte. Un solo productor con conocimientos suficientes no podría llegar en forma aislada a obtener resultados óptimos que consiguen los grupos apícolas en conjunto, ni en cuanto a comercialización y mucho menos en cantidades de producción.

Además de ello, continuando con el caso del Polo IT, nos parece interesante cómo puede mutar el asociativismo en función de las necesidades, como se vió en el caso del establecimiento para instalar oficinas conjuntas, que actualmente quedó en un segundo plano a raíz de las nuevas conductas de teletrabajo que se desarrollaron en función de la pandemia del COVID-19, dando lugar a un lugar compartido, y enfocando los esfuerzos de la asociación en otras áreas como la recomendación de clientes o las capacitaciones inter-empresariales.

Cabe resaltar que en todas nuestras entrevistas se menciona que las empresas están dispuestas a compartir conocimientos y capacitaciones, así como a guiar a nuevas empresas que quieran ingresar a sus mercados. Debe aclararse también que los asociativismos que se generan en ambas industrias referidas son diferentes, en función de las distintas necesidades de los productores que los integran, y por eso en algunos tipos de producción la asociación será más intensa o más baja. Además mencionar que, en el sector maderero, existe una demanda sobre el asociativismo, donde se podría pasar a potenciar en gran medida el nivel de integración logrando mejores resultados si se dejan de lado ciertas barreras que podrían discutirse a través de medidas para el acceso a maquinarias para trabajar las maderas de bosques nativos y reuniones entre empresarios del mismo sector para acordar medidas de estandarización para la compatibilidad de sus productos y acuerdos por los cuales cada empresa pueda especializarse en algún eslabón de la cadena productiva en lugar de llevar a cabo cada quién su producción de forma integral.

 

Referencias bibliográficas

  • PORTER, M.E.(1990): “The Competitive Advantage of Nations”.
  • Ministerio de Economía. ¿Qué es una pyme?
  • Surraco, G. (2007). El asociativismo como estrategia PyME. Una respuesta a las necesidades de las pequeñas y medianas empresas.
  • A. Blundetto; B. Massi; M. Flores Urturi & S. Amarilla, L. López Iglesias (coor.). “Caracterización y análisis de las MiPyMEs chaqueñas”, Escuela de Gobierno de la Provincia del Chaco (EGCH), 2022.

[1] Más adelante se profundizará en esta dinámica.

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