Hasta que la Deuda nos separe

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Hasta que la Deuda nos separe

Reseña de "Endeudar y Fugar" de Eduardo Basualdo


Por: Lautaro Martín González Obregón
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Eduardo M. Basualdo es Economista (UCA) y doctor en Historia (UBA). Autor de numerosos libros, coordinador del Área de Economía y Tecnología y de la Maestría de Economía Política en Flacso. En esta oportunidad lo acompañan Andrés Wainer, Pablo Manzanelli, Mariano A. Barrera, Mariana L. González y Leandro M. Bona.

Su libro “Endeudar y Fugar” es una obra que intenta reconstruir a la vez que dimensionar el alcance macroeconómico que tuvieron los distintos ciclos de endeudamiento externo y posterior fuga de capitales en la historia económica argentina. En este sentido, su principal aporte consiste en compilar en una misma obra la evolución y los cambios de las variables mencionadas bajo un mismo marco conceptual y metodológico que los vincula con los modelos de acumulación de las distintas etapas de la historia.

La propuesta del libro son seis capítulos que abarcan un periodo de cuatro décadas desde 1976 hasta la actualidad; en él se demarcan tres modelos de acumulación con un mismo problema: endeudamiento y fuga de capitales.

Los primeros dos capítulos describen y explican el auge y la caída de un modelo de acumulación centrado en la valorización financiera que se inicia en la dictadura militar del 76’ y finaliza con la crisis del 2001. En este sentido, Eduardo M. Basualdo y Leandro M. Bona analizan el comportamiento de la deuda externa y la fuga de divisas entre 1976 y 2001, denotando un problema estructural y de largo plazo de la economía argentina que encuentra sus orígenes en la dictadura: la dolarización del comportamiento social y específicamente de la mediana y alta burguesía.

Andrés Wainer y Mariano A. Barrera, por su parte, analizan la estructura y los resultados del blindaje financiero y el megacanje del 2001, dejando en claro que ambas medidas más que resolver los problemas macroeconómicos de la Argentina dieron lugar a un recrudecimiento de la fuga de capitales al exterior y una multiplicación de la deuda pública que hipotecaba el futuro de la economía argentina.

La conclusión de este proceso de acumulación financiera supuso una crisis económica y social sin precedentes en Argentina que significó una ruptura con el poder hegemónico local y extranjero -entre los que se encontraban Perez Companc, Telefónica Argentina y Repsol, entre muchos otros-. Estos grupos económicos, a su vez, fueron los que en la década anterior mayor deuda habían tomado en el exterior y que mayor cantidad de capital fugaron en el 2001, dejando en evidencia el peso en la economía y la importancia de los mismos.

La ruptura del modelo de acumulación supuso en 2003 una vuelta a la economía real y el inicio de un proceso de desendeudamiento externo y distribución del ingreso. La segunda parte del escrito que abarca los capítulos tercero, cuarto y quinto centra el análisis sobre la etapa kirchnerista, dedicando especial énfasis a los canjes de deuda del 2005-2010 y el conflicto con los fondos buitres.

La etapa kirchnerista inicia con un proceso de acelerado crecimiento del PIB que tuvo factores de distinta naturaleza. Por una parte, la profunda crisis económica entre 1998-2002 dejó capacidad ociosa, tras la abrupta caída del salario real y la recomposición de la tasa de ganancia, creció la inversión que estuvo paralizada tras la crisis. Segundo, los cambios en los términos del intercambio y los precios relativos de la economía -dado el tipo de cambio elevado- favorecieron a la producción de bienes (transables en especial), seguidamente la política de ingresos expansiva llevada a cabo por el gobierno recuperó los salarios reales destruidos en la devaluación del 2002, todo concluyó en una acentuada expansión del consumo privado y de las exportaciones. Por último, contrario sensu de lo que venía pasando en la valorización financiera, las tasas de interés locales se ubicaron por debajo de la inflación desviando los capitales de la especulación financiera hacia la inversión productiva y fomentando el consumo.

Así y todo, Pablo Manzanelli y Eduardo M. Basualdo muestran en el tercer capítulo cómo el gobierno en esa etapa no fue ajeno a los problemas de fuga de capitales. A partir del 2008 tanto la política económica como la situación internacional cambiaron, en ese mismo año se redujo la propensión inversora de las grandes corporaciones y recrudeció la fuga de divisas al exterior. En esta oportunidad la problemática aparecía en conjunción con la restricción externa producto de las estructuras productivas desequilibradas (Diamand, 1972). Con un diferencial importante; la fuga de capitales ahora estaba vinculada al ámbito productivo (ganancias corrientes) en lugar del especulativo (deuda).

En esa misma etapa la argentina inicia un proceso de desendeudamiento sin precedentes. En particular, lo importante a resaltar son los canjes del 2005 y 2010 y los pagos de la deuda pública. Andrés Wainer y Leandro M. Bona, abordan este proceso en el cuarto capítulo mediante un análisis que toma en cuenta el comportamiento de los distintos actores económicos haciendo explícitas las estrategias y sus intereses.

Por su parte, en el capítulo quinto, Mariano A. Barrera y Leandro M. Bona se abocan específicamente a analizar la fuga de capitales en la etapa kirchnerista y el conflicto con los fondos buitres. Los autores muestran cómo el fenómeno ya no está ligado al endeudamiento externo sino a la dolarización de los portfolios de las grandes corporaciones. La importancia de este fenómeno radica en que las divisas que se fugan al exterior implican menor inversión productiva en el país, con el agregado de que esa masa de recursos proviene de divisas que deberían haberse destinado a la formación de capital. Así, el capítulo finaliza con el análisis de la demanda de los fondos buitres hasta su resolución y lo que implicó para la economía argentina la restricción al acceso al capital extranjero derivado del conflicto.

El libro finaliza con un capítulo sobre el primer año del ciclo cambiemos. Pablo Manzanelli, Mariana L. González y Eduardo M. Basualdo retoman el concepto de transformismo de Gramsci para describir el carácter orgánico de la alianza cambiemos y dejar explícita su posición al respecto… “constituye una estrategia de poder que no pretende lograr consenso, sino integrar las conducciones políticas y sociales de los movimientos populares, pero sin otorgarles solución y ni siquiera concesiones secundarias a ninguna de las necesidades y aspiraciones de los representados, aunque sí de los representantes. De esta manera los sectores subalternos son inmovilizados y no pueden generar una alternativa política y social que cuestione las bases de sustentación del nuevo patrón de acumulación del capital” (p.183-184).

El capítulo deja muchas aristas a las cuales deberíamos de prestarle atención a medida que se profundice el gobierno de la alianza cambiemos. En el mismo resalta la vuelta al patrón de acumulación financiero con el auge del endeudamiento externo. Los autores dejan a entrever como en el inicio del ciclo empiezan a asomar algunos fantasmas del pasado: tasa de interés fijada por la autoridad monetaria mayor que la internacional en conjunción con un tipo de cambio anclado; asociada casi necesariamente con una posterior fuga de capitales.

La obra en su conjunto es un importante aporte para el entendimiento de la historia económica argentina y sus ciclos. Con una propuesta clara, los autores lograron aglutinar exitosamente un lapso temporal que contempla procesos históricos distintos bajo un mismo marco metodológico y conceptual. Las evidencias que aporta en cuanto a los problemas que acarrea el endeudamiento y la fuga de divisas son contundentes, considero que dado el proceso histórico que estamos viviendo, el libro puede ser una guía a tener en cuenta en los años venideros.

 

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