Conversando con Eliana Persky

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Conversando con Eliana Persky


Por: Rafaela Lescano
Tramas eliana-persky-portada Conversando con Eliana Persky  Revista Tramas

Eliana Persky es Magíster en Políticas Públicas y Gerenciamiento del Desarrollo (UNSAM), Licenciada en Ciencia Política (UBA) y especialista en Políticas Públicas y Justicia de Género (CLACSO – FLACSO Brasil).

Actualmente es Docente de la Maestría en Gobierno y Economía Política (UNSAM- Escuela de Gobierno de Chaco), participa como asistente de investigación en el proyecto Democracia Urbana y Desigual: Participación Política y Desigualdad en CABA y como consultora en políticas de igualdad de género en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. Además, fue coordinadora de la Mesa Federal de Políticas Económicas con Perspectiva de Género de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género (2021-2022).

Entre sus temas de interés se destacan la democracia paritaria y la participación de las mujeres en el sector público. Cuando supe que vendría a dar clases en la materia Política Argentina Contemporánea en el Marco de la Maestría en Gobierno y Economía Política a la Escuela de Gobierno, pensé que sería una buena oportunidad para conversar con ella sobre las contribuciones que ha hecho el feminismo al desarrollo democrático, en términos de mayor participación de las mujeres en ámbitos políticos.

Teniendo en cuenta que particularmente en Chaco desde la última gestión de gobierno se ha visto una mayor participación de mujeres en cargos electivos tanto en el poder legislativo como en el ejecutivo, lo que evidentemente es parte de un proceso de cambio social. Probablemente, un reflejo de ello sean las precandidaturas de las fórmulas de gobierno provincial, en su mayoría paritarias, para las PASO 2023.

Al poner esto a consideración de Eliana hizo un gesto de asombro como cuando una noticia te sorprende para bien y expresó al respecto que:

Es un avance importante que se haya instalado como criterio la idea de que las fórmulas de gobierno tienen que ser paritarias. Este concepto aún no está tan consolidado a nivel nacional, la paridad no está sancionada en todas las provincias y las fórmulas que estamos viendo para las gobernaciones y las presidenciales no son necesariamente paritarias, con lo cual creo que en ese sentido Chaco se puede considerar una provincia pionera desde esa perspectiva.

Consideremos que el pensamiento político moderno de la ilustración estructuró las nociones de democracia y ciudadanía en base a la universalización de un sujeto político-jurídico neutro interpretado en clave masculina. Esto condujo en la práctica, a la discriminación de las mujeres del espacio y las dinámicas de poder público en virtud de los roles que ese mismo ordenamiento político les asignó.

En términos ideales la universalidad estaba basada en una “humanidad indiferenciada” donde todos los individuos tenían los mismos derechos y libertades. No obstante, en lo concreto, estos derechos fueron restringidos para las mujeres ya sea a través de planteos ontológicos sobre la inferioridad femenina o por cuestiones de tradición u oportunidad. La democracia, planteada como gobierno de los iguales, se constituyó en la práctica como un gobierno de los “frates”, entendidos estos en clave de varones heterosexuales. Esta situación se manifestó en el monopolio masculino del poder público-político e implicó, para las mujeres, una contradicción entre la igualdad formal de la democracia progresista y su subordinación social.

No obstante, en lo concreto, estos derechos fueron restringidos para las mujeres ya sea a través de planteos ontológicos sobre la inferioridad femenina o por cuestiones de tradición u oportunidad.

En contraposición, la paridad se erige conceptualmente como una estrategia para el restablecimiento de la igualdad y libertad no realizadas para la otra mitad de la población. Es en este sentido, que la inclusión de las mujeres representa una ampliación de los conceptos de ciudadanía y democracia.”

 

Si bien, reconoce la figura controversial de quienes ejercen el mandato de vice en la estructura ejecutiva de los presidencialismo y gobernaciones, pues no poseen demasiada injerencia sobre el ejercicio de los ejecutivos, pone en valor que se haya instalado la idea de que las fórmulas deben ser paritarias en términos de representación simbólica porque podría dar cuenta de una evolución más profunda, al respecto explicó que:

“Las transformaciones en este sentido se dieron en una primera instancia con la implementación de cuotas de género; una segunda ola que introduce la paridad como forma de fortalecimiento instrumental de los mecanismos existentes y se podría decir que hay una tercera, inspirada en nociones más profundas de representación sustantiva, que en términos de Hanna Pitkin, hace referencia a la función de las y los representantes de actuar por las y los representados, es decir involucrando sus intereses”.

Uno de los mecanismos para lograr esta inclusión es la paridad que se materializa a través de las modificaciones de los regímenes electorales, la primera ley de cupo sancionada en América Latina fue la argentina en 1991, y determinó que al menos el 30% de las listas de candidatos que presentan los partidos en las elecciones estuviera ocupado por mujeres. Hasta el 2017 que se estableció por ley un sistema de paridad de género en los órganos legislativos nacional y subregional.

la inclusión de las mujeres representa una ampliación de los conceptos de ciudadanía y democracia.

Sin embargo, aún existen algunas barreras, en relación a esto Eliana menciona que “…más allá de los cambios institucionales formales y la sanción de las leyes, la tradición de los partidos políticos argentinos frente a estas modificaciones fue la resistencia y la búsqueda de vías de escape o de atajos, como lo llama la literatura. Estos atajos o “gatekeepers” hacen referencia a la asignación de candidaturas a mujeres de “confianza”, a la asignación de distritos perdedores y a las renuncias anticipadas o reemplazos, por poner algunos ejemplos.”

Otra de las barreras partidarias de las que habló Eliana y que quedó dando vueltas por mi cabeza tiene que ver con el cumplimiento minimalista de la paridad, que termina por resultar en la especialización legislativa de las trayectorias de carrera política de las mujeres, en este sentido le pregunté si las leyes de paridad finalmente terminaban operando como un techo para las mujeres. Respondió que no es así necesariamente. Pues, “no es que la ley funcione como un techo, sino que no garantiza que el aumento de la oferta de mujeres con trayectoria política, implique una demanda de estas por parte de los poderes ejecutivos, que son los que permiten fortalecer estas carreras, y sobre todo son los ámbitos principales de implementación de las políticas públicas y del diseño de muchas de ellas. No es que la ley de paridad sea un techo, sino que la realidad es que no se ha logrado culturalmente transformar los partidos políticos de manera tal que las candidaturas femeninas también puedan ser moneda corriente para los ámbitos ejecutivos y, que las carreras políticas de las mujeres sean impulsadas a través de los poderes ejecutivos para los distintos ministerios. Entonces, el problema no son las leyes de paridad, sino la falta de transformación cultural.”

Para lograr esta transformación dentro de las estructuras políticas hay que ir un paso más atrás. Pienso en el concepto de barreras estructurales que tienen que ver con la división sexual del trabajo y los roles de género, que históricamente han asignados a las mujeres la responsabilidad de las tareas de cuidado, que implican una mayor dificultad para su inserción a espacios que demandan mucho tiempo como lo son los espacios políticos:

“En ese sentido, la búsqueda debe estar orientada a una transformación hacia el interior de las estructuras políticas, que no sea simplemente un compromiso de colocar mujeres en las listas por una cuestión minimalista de cumplir, sino que puedan transformarse las organizaciones desde adentro. Para que en las conformaciones de los partidos políticos haya ciertas condiciones de equidad y, sobre todo, impulsar las políticas que permitan equilibrar los roles de género que actualmente tenemos en la sociedad. Que las mujeres no tengan que desarrollar carreras políticas a pesar de, sino que estén en condiciones de igualdad para poder hacerlo. Y para eso es clave avanzar no solo con políticas distributivas que permitan que todos tengamos más oportunidades, sino también para que haya políticas de cuidado que cumplan con ciertos niveles de corresponsabilidad hacia el interior de los hogares y entre familias y Estado.”

Su respuesta, me hizo reflexionar sobre los derechos que se conquistaron desde el movimiento feminista y sobre los que quedan por conquistar como las políticas redistributivas y de cuidados. De repente siento una aflicción al pensar que estamos en un contexto de avance de la derecha, que entre otras cosas han dicho abiertamente que irían sobre estas conquistas del movimiento de mujeres y diversidades. Pero la respuesta de Eliana me alivia, al decir que primero “hay que ver qué chances electorales tienen realmente. Que en Chaco se hayan presentado dos listas libertarias también habla de la poca capacidad de coordinación interna que tienen dentro de estas fuerzas. Debemos poder poner estas expresiones en su justa medida respecto al peligro que realmente implican a nivel político-institucional para los logros que tenemos. Pero sí claramente leerlas en clave de una expresión social que considera al feminismo como su enemigo, y eso obviamente tiene que ver con una estrategia de los sectores conservadores de poder canalizar políticamente.”



Para finalizar, le pregunté a Eliana cuál cree que debería ser el rol de los feminismos de nuestro país y en nuestras provincias en la actualidad. Para ella, el feminismo tiene un rol importante para el desarrollo de nuestra democracia y finaliza nuestra conversación con una expresión de deseo que ambas compartimos: “Creo que en esta nueva etapa del feminismo el esfuerzo tiene que estar orientado a poder expresar que el feminismo es un proceso de transformación social, no de primacía de las mujeres sobre los varones, sino de construir relaciones sociales más equilibradas, en donde todos podamos tener vidas más felices.”

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