Reseñas
Repensando la economía
Por:
Jean Tirole es presidente de la Fundación Jean-Jacques Laffont – Escuela de Economía de Toulouse y director científico del Instituto de Economía Industrial. También está afiliado al MIT, donde ocupa un puesto de visitante, la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, el Instituto de Francia y el Instituto de Estudios Avanzados de Toulouse, que cofundó en 2011. La investigación del Profesor Tirole abarca la organización industrial, regulación, finanzas, macroeconomía y banca, y economía basada en la psicología. Ha sido galardonado con numerosas distinciones internacionales, incluida la medalla de oro CNRS 2007 y el premio Sveriges Riksbank 2014 en ciencias económicas en memoria de Alfred Nobel.
En esta obra “La economía del bien Común” se anima a salir de los escritos estrictamente académicos para abordar con buena pedagogía y simplicidad los temas de actualidad más debatidos. La propuesta del autor bajo el lema “la economía del bien común” es repensar y recuperar todas las dimensiones que incumben a la economía, yendo mucho más allá de la simple cuestión “eficientista”, del mercado como verdad indiscutida, del crecimiento como fin último y de la agotada contradicción entre los roles del Estado y del mercado. La complejidad y profundidad de los temas que aborda el economista, entre los cuales se destaca la problemática del cambio climático, el rol de las instituciones y la modernización del Estado, la relación y el aporte de la economía con la sociedad civil, el desafío tecnológico y sus consecuencias para el empleo, los cambios productivos y las relaciones comerciales, justifican largamente la extensión del libro.
En los primeros capítulos se enfoca sobre la economía en general, pone en discusión las tensiones entre el mercado y la moralidad, así como la extendida crítica de su desprendimiento de los vínculos sociales. Al mismo tiempo nos explica sobre los motivos de nuestra comprensión limitada sobre la economía, encara los prejuicios y preconceptos sobre la disciplina repensando su aporte y el del investigador a la problemática social. En este sentido, el economista le dedica amplias paginas para explicarnos cuál es su importancia como científico, y al mismo tiempo destacar la necesidad de no limitar su espacio de influencia al ámbito académico y universitario sino más bien involucrarse como trasmisor de conocimiento, como voz influyente en los asuntos públicos como privados resguardando por sobre todo su capacidad crítica y su objetividad.
A partir del quinto capítulo el autor comienza a profundizar sobre las expansiones teóricas que complementan y discuten la noción del homo economicus para acercarnos al aporte de otras disciplinas. El homo psicológicus, homo socialus, juridicus, incitatus son todas categorías que amplían nuestra comprensión sobre el comportamiento de los individuos y de los grupos sociales, que nos demuestran que la conducta racional guiada plena y conscientemente por la maximización del beneficio no es una verdad indiscutible, y que por tanto el avance teórico en la ciencia económica es aun extenso.
A partir del capítulo seis y siete el autor aborda una cuestión siempre pero vigente y transversal a cualquier noción que intente aunar una mejora en el bienestar social con el progreso económico, lo institucional. En esta temática Tirole intenta superar la agotada dicotomía entre Estado y mercado, desde nuevas aproximaciones teóricas y la experiencia de los países desarrollados que ponen de relieve la complementariedad entre ambos sujetos. La modernización del Estado es un punto central para el autor quien lo plantea como un requisito indispensable en la búsqueda por superar, lo que él entiende como las deudas pendientes de la economía de mercado.
Los grandes desafíos macroeconómicos es otro de los ejes centrales del libro, a los que se desarrollan en el capítulo ocho al doce. En el primero de estos pone sobre la mesa la discusión del cambio climático, un aspecto central en la concepción de la economía del bien común si se piensa en la sustentabilidad y sostenibilidad como un requisito para que el conjunto de la población disfrute una mejora real en las condiciones de vida. Sobre el desafío climático el autor analiza el conflicto de intereses que implica y la dificultad en la elección de los instrumentos adecuados para que los efectos secundarios no terminen por desactivar los resultados buscados, como ha ocurrido en el caso de algunos de los acuerdos celebrados entre las naciones “comprometidas” con la problemática, frente a los cuales Tirole tiene sus reservas, encargándose de fundamentarlas.
En este amplio eje temático no deja de lado el gran cuestionamiento acerca de cómo encarar el desempleo, cómo adaptarse a los cambios tecnológicos y a los nuevos patrones productivos sin dejar al descuido la estabilidad y la calidad laboral. El aumento de la calificación de los trabajadores, una mayor coherencia entre la educación formal y la proyección laboral así como la consigna de proteger al empleo y no al trabajador son los principales lineamientos que esboza Tirole. Asimismo, en el siguiente capítulo es capaz de relacionar este tema con otras preocupaciones de la comunidad europea, entre las que no puede dejar de mencionar a la sostenibilidad del sistema previsional dada la avanza edad de su población económicamente activa, la crisis de Grecia que empañó de dudas la fortaleza de la Unión Europea que terminó por tambalear ante la salida del Reino Unido. Perseguir el crecimiento de los indicadores económico prescindiendo del abordaje de estos conflictos, no resuelve las deudas de larga data que arrastra el capitalismo que “solo cuenta con la confianza de una minoría de los conciudadanos” ya que en consideraciones del autor esta economía desentendida del bien común no ha logrado “ganarse a la gente”.
El eje no estaría completo sin una interpretación y una reflexión cuidadosa acerca del rol de las finanzas, las causas y las consecuencias de la implosión financiera de 2008. A raíz de esta, Tirole plantea los límites y consecuencias de no afrontar el enorme desafío de regular correctamente los mercados financieros retomando los argumentos que los sustentan, y reflexionando acerca de los instrumentos adecuados, poniendo el ojo crítico sobre el rol de los economistas en la compleja tarea.
En el último eje de esta obra recupera otros de los asuntos pendientes, que se manifiestan como espacios de debates y en cierto punto de gran incertidumbre ya que implican hacer frente al cambio tecnológico, a la era de la digitalización, la regulación informática, el despegue de los servicios, el renacimiento de la discusión acerca de la políticas de la competencia, la políticas industriales y el rebrote proteccionista. Así mismo se plantea la reconfiguración en las formas de empleo y el rol de la confianza en la sociedad actual en la que la información se ha convertido en la herramienta más poderosa y por tanto las asimetrías en su acceso terminan por dirimir los conflictos por un lado u por otro. Según el autor la teoría de la información, que estudia como los individuos obtienen, procesan y deciden en base a la información con la que cuentan, planteando sus consecuencias sobre los resultados económicos, ha sido el avance más potente en la teoría económica, desde la cual hoy se releen las relaciones económicas, sociales y políticas entre los actores. Esta junto con los aportes de la teoría de juegos, son el marco conceptual que atraviesa a todo la obra que igualmente no se enrieda en complejidades teóricas sino que presenta sus aportes desde el abordaje de los grandes temas que atraviesan el hoy de las sociedades y sus economías.
El libro constituye un aporte en cuanto su propuesta es altamente desafiante: extender nuestras nociones acerca de los asuntos económicos hacia nuevas fronteras en las que el punto de llegada es y debe ser la consecución de un mayor bienestar, entendido como concepto amplio y como categoría abarcativa, y que puede darse como producto de un aporte sustancial de la disciplina económica en conjunto con un desarrollo de los marcos institucionales y políticos que contenga y den respuestas a las problemáticas a las que se enfrenta una sociedad que exige repensar y rescatar la esencia más profunda del saber: el aporte fundamental a la transformación de la realidad, al que la economía no puede escapar por cuanto su carácter ciencia social.