La administración de la crisis en el pago chico: Chaco y Misiones frente al 2001 argentino

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La administración de la crisis en el pago chico: Chaco y Misiones frente al 2001 argentino


Por: Augusto Abdulhadi
Tramas administracion-crisis-2001 La administración de la crisis en el pago chico: Chaco y Misiones frente al 2001 argentino  Revista Tramas

Resumen

La crisis que estalló en diciembre del 2001 masificó los cuestionamientos a la política y aceleró la fragmentación del sistema de partidos en la Argentina. Sin embargo, ese impacto no fue homogéneo a lo largo de todo el territorio nacional. En algunas provincias la fragmentación partidaria fue muy significativa, mientras que en otras prácticamente no existió. Este trabajo compara los casos de las provincias de Chaco y Misiones y los impactos de la crisis del 2001 en cada una. El argumento es que mientras la crisis del 2001 en la provincia de Misiones abrió una oportunidad para modificar alianzas provinciales y posibilitó el posterior surgimiento de un proyecto provincialista estructurado alrededor del Frente Renovador de la Concordia Social (FR); en Chaco fue posible la continuidad de la administración radical a pesar del descrédito del gobierno nacional del mismo partido. Para sostener el argumento, el artículo se basa en trabajos previos del autor, basados en diversas fuentes documentales y entrevistas en profundidad a informantes clave, así como en el análisis de resultados electorales de categorías nacionales y provinciales.

Introducción

Los orígenes de la desnacionalización del sistema de partidos en Argentina pueden rastrearse antes de 1999, pero el fenómeno tomó impulso desde las elecciones legislativas de 2001 y, aún más, tras el estallido social de la crisis de diciembre de 2001 (Calvo y Escolar, 2005). En algunos distritos como la Ciudad de Buenos Aires se produjo un virtual colapso del sistema partidario, lo que generó una clara oportunidad que pudo y supo ser aprovechada por la élite dirigente de un nuevo partido como el PRO (Vommaro y Morresi, 2014). Sin embargo, esas tendencias partidarias centrífugas tuvieron un impacto mucho más limitado fuera de los distritos metropolitanos de la Argentina (Calvo y Escolar, 2005).

Este artículo plantea cómo el impacto de la crisis del 2001 en la escena política nacional generó oportunidades para una transformación de los sistemas políticos provinciales, pero que sin embargo los desenlaces posteriores a la crisis estuvieron marcados por factores locales (provinciales), y por la manera en que esos factores locales se articularon con los cambios en la escena nacional. En el caso misionero derivó en el surgimiento de una nueva fuerza partidaria con vocación provincialista, mientras en el caso chaqueño la administración radical consiguió diferenciarse del gobierno nacional de la Alianza y reelegir un gobernador propio en 2003. Un conjunto de factores locales, propios del ámbito provincial, se combinaron con la estructura de oportunidades abierta por la crisis y la reconfiguración de las alianzas políticas, de tal modo que en Misiones se produjo una ruptura del dominio que el PJ venía ejerciendo en la provincia desde 1991. Esa combinación de factores está en el origen de un nuevo frente partidario, que desde entonces se volvió predominante en el territorio. En Chaco, por el contrario, la administración radical mantuvo su predominio a nivel provincial a pesar de los masivos cuestionamientos a la política partidaria metropolitana y a pesar del estrepitoso fin del gobierno de la Alianza (UCR-Frepaso).

El artículo se organiza de la siguiente manera: La primera sección contextualiza cómo se manifiesta la crisis del 2001 en las provincias de Chaco y Misiones, donde se configuró una coyuntura de creciente conflictividad social en torno a protestas sociales diversas, con el sector yerbatero, docente, y el movimiento piquetero como los más significativos. La segunda sección desarrolla los cambios en las alianzas provinciales en relación con los cambios en las alianzas del escenario nacional. La tercera realiza un breve análisis comparativo, y en las reflexiones finales se plantean posibles líneas de trabajo a futuro para indagar en la relación entre presiones centrífugas y centrípetas del federalismo argentino como estructuras de oportunidad para cambios políticos significativos en las provincias.  

El contexto de conflictividad social y política en las provincias de Chaco y Misiones

En el escenario de crisis económica, política y social que estalló alrededor de la crisis del 2001, era posible advertir un amplio abanico de protestas y movilizaciones sociales con diferentes intensidades, impacto y duración. Tanto en Chaco como en Misiones, y al igual que en gran parte del país, la coyuntura de creciente conflictividad social y política terminó de estallar hacia fines de diciembre del 2001. La sucesión de protestas desatadas en diversos puntos del país, con epicentro en las áreas metropolitanas de las principales ciudades, derivó en la renuncia del presidente De la Rúa, después de la violenta represión que ordenó, y que dejó como saldo trágico un total de 39 personas muertas en todo el territorio.

En el caso de Chaco la crisis social recrudece entre fines de los ´90 y el 2001 de tal modo que las luchas sociales terminan constituyendo a la ciudad de Resistencia como espacio clave de las movilizaciones de organizaciones de trabajadores desocupados en conflicto (Graciosi, 2009). El lento proceso de transformación del sector algodonero, que se inició en los años ´70, terminó por transformarse en los años ´90, y una de sus consecuencias más brutales fue la expulsión de mano de obra del campo (Martínez y Cuadra, 2021; Schorr, 2020). Y las migraciones a la ciudad proporcionaron, según Graciosi (2009), la base social a las organizaciones del movimiento piquetero, que no sólo ocuparon cada vez más el espacio público central de la ciudad de Resistencia, sino que impulsaron a escala masiva, desde fines de los ´90, las tomas de tierras fiscales para la construcción del hábitat popular (Roman, 2017).

las luchas sociales terminan constituyendo a la ciudad de Resistencia como espacio clave de las movilizaciones de organizaciones de trabajadores desocupados en conflicto

En el caso de Misiones, dos sectores profundamente afectados por movilizaciones y protestas fueron el sector yerbatero y el sector educativo. El sector yerbatero, uno de los pilares de la economía misionera, se vio afectado por el denominado “tractorazo” del 2002, un evento destacado para quienes estudiaron el tema a raíz de la desregulación de los años ´90 y su impacto (Gortari, 2007). Sin embargo, el “tractorazo” tuvo sus antecedentes en movilizaciones previas motivadas por el impacto negativo de las medidas de desregulación sobre el sector, durante la década de 1990, y la tendencia a la concentración. La desregulación de los años ´90 implicó no sólo una fuerte caída de los precios de la yerba, sino también el cambio hacia nuevos esquemas productivos dentro del complejo que favorecieron a grandes productores y empresas integradas (Ramírez, 2011).

La creación por ley nacional del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) fue una respuesta al conflicto yerbatero. Sin embargo, diferentes demoras en su reglamentación e implementación incrementaron el descontento de los productores, que se movilizaron detrás de un prolongado acampe y ejecutaron el denominado “tractorazo” en la ciudad de Posadas. Esta protesta se extendió durante los meses de mayo a junio de 2002, frente a la Casa de Gobierno provincial.

Por otro lado, el conflicto docente[1] fue uno de los más importantes que enfrentó Carlos Eduardo Rovira, en el transcurso de su primer mandato (1999-2003, cuando todavía formaba parte del PJ), momentos en que se profundizaba la tensión con el nuevo líder del partido, el exgobernador Federico Ramón Puerta.

La histórica lucha docente, que recurrió a la práctica del ‘acampe’ y la organización de movilizaciones masivas, postuló como principales consignas la demanda salarial, una fuerte resistencia a la implementación de la Ley Federal de Educación (LFE) y al progresivo deterioro de la escuela pública en términos generales.

Frente al contexto de crisis fiscal, Puerta impulsó y logró una ley que creó el Impuesto Solidario de Emergencia (ISE), que significó un recorte sobre los salarios públicos y las jubilaciones. Al año siguiente impulsó dos nuevas leyes controvertidas: la primera ampliaba “la emergencia económica y financiera del sector público” y la segunda creaba el “Impuesto Extraordinario Transitorio de Emergencia” (IETE), por la que se autorizó la aplicación de un descuento a los sueldos de los empleados estatales. Pese al rechazo generalizado de las diversas organizaciones gremiales y sindicales (entre ellas la CGT, ATE y UPCN), esas leyes mantuvieron su vigencia durante el primer mandato de Rovira (1999-2003).

En aquel momento el gobernador Rovira sumó a su gabinete a un hombre recomendado por Puerta, Pablo Juan Tschirsch,[2] quien asumió como ministro de Educación. La resolución del conflicto docente, y la buena imagen de este dirigente del interior provincial, lo catapultarían más tarde como candidato a vicegobernador en 2003, erigiéndose en uno de los cofundadores que acompañaron a Rovira en la creación del “Frente Renovador” (Abdulhadi, 2013).

Si a nivel nacional el gobierno de la Alianza fue responsabilizada por la represión en las jornadas de diciembre de 2001, en Misiones la conflictividad social y política fue interpretada como una consecuencia directa de las administraciones ‘puertistas-menemistas’. Esa narrativa se combinó eficazmente con el llamado a la transversalidad que impulsaron sectores disidentes del PJ a nivel nacional. El profundo cuestionamiento al sistema de partidos proporcionó el marco para la emergencia de nuevas fuerzas políticas en una atmósfera proclive a tendencias y discursos regeneracionistas. Sin embargo, fuera del impacto de esta atmósfera en las grandes áreas metropolitanas del país, las protestas masivas y el “que se vayan todos” no transformaron tan profundamente la política provincial. Aun así, en Misiones, este discurso fue clave en la estructuración y presentación del Frente Renovador como una fuerza política con una impronta novedosa, a diferencia de Chaco donde las movilizaciones del 2001 no llegaron a poner en jaque al gobierno provincial cuya administración radical incluso logró retener la gobernación en las elecciones de 2003.

Continuidad y cambio en las coaliciones para los nuevos escenarios

Chaco

El retorno de la democracia en Chaco en 1983 encontró al PJ y la UCR en paridad de fuerzas en términos de votos y bancas legislativas. Cada partido obtuvo quince diputados y se abrió un período de negociaciones entre ambos partidos dominantes, fundamentalmente entre los máximos líderes, Deolindo Felipe Bittel (PJ) y Luis León (UCR).

En 1991 el partido ACHA ganó las elecciones y alcanzó la gobernación. Durante el período de gobierno de ACHA (1991-1995), que disponía de alrededor de un tercio de bancas legislativas, se produjo una reforma constitucional acordada entre los tres principales partidos (UCR, PJ y ACHA). Como el partido provincial ACHA no tenía mayoría en la legislatura, eran habituales las negociaciones interpartidarias que podían cambiar de acuerdo a los temas tratados. 

Luego vino el declive de ACHA y en las elecciones de 1995 ganó la UCR y alcanzó la gobernación, sorpresivamente y gracias a la implementación del ballotage a raíz de la reforma de la constitución provincial de 1994 (Micozzi, 2001). El ballotage para la elección de gobernador se incorporó en la reforma constitucional de 1994 gracias a una coincidencia entre UCR y ACHA y a pesar de la oposición del PJ, que se veía perjudicado con ese sistema frente a las elecciones de 1995 (Micozzi, 2001). Hasta la reforma de 1994 la reelección inmediata del gobernador estuvo prohibida (Micozzi, 2001; Cardarello, 2012). De este modo, a pesar del triunfo del PJ en la primera vuelta electoral DE 1995, el candidato de la UCR, Ángel Rozas, se impuso finalmente en la segunda vuelta y alcanzó la gobernación, inaugurando un nuevo ciclo en la política chaqueña.

El partido del gobernador (UCR) no disponía de mayoría en la legislatura chaqueña, donde contaba con apenas nueve diputados, algo más del 28 por ciento de las bancas. Sin embargo, en las elecciones de 1999 el gobernador Rozas alcanzó la reelección con un rotundo triunfo, y su partido (la Alianza “Frente de Todos”, con la UCR como protagónica) logró reunir veintiún (21) diputados, casi los dos tercios de las bancas.

En este período, durante el gobierno de Ángel Rozas (1995-2003),[3] máximo líder de la UCR chaqueña, y de su sucesor Roy Nikisch (2003-2007), se cubrieron tres vacantes en Superior Tribunal de Justicia chaqueño, que aseguraron una mayoría afín al radicalismo gobernante.[4] Esos nombramientos fueron ampliamente impugnados por el gobierno del PJ a partir de 2007, cuando consiguió un ajustado triunfo el gobernador Jorge Capitanich.[5] 

 

Cuadro 1: Gobernadores y porcentaje de bancas legislativas – Chaco (1983-2011)

Tramas abdhul-1 La administración de la crisis en el pago chico: Chaco y Misiones frente al 2001 argentino  Revista Tramas

Fuente: Elaboración propia sobre datos del Atlas Electoral de Andy Tow (último acceso 26/9/22).

      *Entre 1989-91 el bloque del PJ, de dieciséis (16) diputados, se dividió en dos.

 

Como surge de la lectura del Cuadro 1, al momento del estallido de la crisis de 2001 el gobierno provincial de la UCR contaba con el mayor porcentaje de bancas legislativas del período considerado, y sin divisiones internas, se garantizaba así un importante respaldo político. La fortaleza política de la administración radical en Chaco se puede observar también en los resultados electorales de la categoría presidente en 2003. En efecto, la fórmula oficial de la UCR para la elección presidencial de 2003 (Moreau-Losada) obtuvo un 20 % de votos en territorio chaqueño, y quedó en segundo lugar (detrás de la fórmula Menem-Romero del PJ), mientras que a nivel nacional la fórmula de la UCR obtuvo sólo un 2 % de los votos y quedó en el décimo puesto (Cfr. Calvo y Escolar, 2005: 252). Las otras fórmulas presidenciales de 2003 encabezadas por candidaturas de origen radical, Carrió (ARI) y López Murphy (Recrear), cosecharon un 11% y 6% de votos, cuando a nivel nacional superaron por amplio margen a la fórmula Moreau-Losada.

Sin embargo, en la fragmentada elección presidencial de 2003, las fórmulas encabezadas por candidatos peronistas sumaron más votos en Chaco: el primer lugar lo obtuvo Menem-Romero (35%), el tercer lugar Kirchner-Scioli (19%) y el sexto lugar Rodríguez Saá-Posse (4,7%). Si bien los votos peronistas en la categoría presidencial sumaron ampliamente más votos que las fórmulas radicales, unos meses más tarde en la elección para la gobernación chaqueña, la UCR logró retener votos y adjudicarse el triunfo provincial.[6] El análisis realizado por Calvo y Escolar (2005) para estimar las transferencias electorales entre las categorías nacional (presidencial) y provincial (gobernación) les permitió detectar un importante caudal de votos “volátiles” entre ambas fuerzas partidarias. De ese modo, los votantes de la fórmula presidencial Menem-Romero (PJ) que obtuvo 172 mil votos (35%) en la categoría presidencial se distribuyeron en proporciones similares hacia el PJ y la UCR en la elección provincial. Y lo mismo ocurrió con los votantes de las fórmulas Kirchner-Scioli (PJ) y Moreau-Losada (UCR).[7]

Si bien los votos peronistas en la categoría presidencial sumaron ampliamente más votos que las fórmulas radicales, unos meses más tarde en la elección para la gobernación chaqueña, la UCR logró retener votos y adjudicarse el triunfo provincial

Por ello, a pesar de la fragmentación de las candidaturas presidenciales en 2003, las principales fuerzas partidarias que dominan la política chaqueña (PJ y UCR, pasado el interregno de ACHA), sumaron más del 90% para la categoría gobernador en 2003. Y la UCR local fue capaz de sumar más votos en la categoría provincial y retener así la gobernación.

Diferentes trabajos han señalado el marcado carácter bipartidista de la competencia político-electoral en la provincia de Chaco (Calvo y Escolar, 2005; Valenzuela y Medina, 2019). Pero el trabajo de Valenzuela y Medina (2019) pone énfasis en el análisis de las dinámicas políticas a nivel municipal, y destacan los escasos cambios observados a nivel de los municipios, luego de la crisis de 2001, respecto de cantidad de personas electas y reelectas entre una elección y otra, y que abrumadoramente permanecieron dentro de los dos partidos mayoritarios, PJ y UCR, o sus respectivas alianzas con partidos menores (Valenzuela y Medina, 2019). 

Misiones 

A fines de los años ´90, Julio César Humada, histórico líder del peronismo misionero, fue desplazado de la conducción partidaria por Ramón Puerta, gobernador 1991-1999. Las elecciones internas del PJ realizadas el 13 de diciembre de 1998 favorecieron a Humada, pero las denuncias de fraude llevaron a realizar otras elecciones internas en marzo de 1999, y esta vez el resultado favoreció a la línea interna liderada por Puerta, quien encabezó la lista de diputados nacionales. Una vez desplazado Humada de la conducción del PJ, Puerta invistió a Carlos Rovira como candidato a gobernador para las elecciones de 1999. Así, en 1999 la nueva conducción del PJ quedó en manos de Puerta, que fue electo diputado nacional mientras Rovira se alzó con la gobernación como candidato del peronismo.  

Sin embargo, el liderazgo de Ramón Puerta en el PJ misionero no logró perdurar. En 1999 dejó la gobernación misionera e ingresó como diputado nacional. La llegada al Congreso federal le permitió ocupar un lugar protagónico en la escena nacional. En el marco de una profunda interna en el justicialismo nacional, que dividía a la dirigencia peronista desde la campaña por la presidencia en 1999 y cuyos conflictos continuarían después de la elección presidencial de ese año (Leiras, 2007), los gobernadores peronistas de las provincias más pequeñas se aglutinaron en torno al “Frente Federal Solidario”. Puerta logró erigirse en coordinador general de este espacio que reunía a diez (10) provincias gobernadas por el peronismo.

 

“En ese Frente Federal (…) había 11 gobernadores peronistas. Sobre un total de 14, llegamos a encolumnar a 11. Luego sufrimos la baja del gobernador de La Pampa (…), que jugó más en el eje de los cuatro gobiernos peronistas de estas provincias del país central [Córdoba, Buenos Aires, Santa Fé y La Pampa], y nosotros quedamos en un armado de 10 provincias del país periférico, el país profundo (…) El Frente Federal [FF] tenía el país dividido en 4 regiones (…) Entonces dividimos el FF en 4 regiones: la Patagonia la coordinaba Néstor Kirchner, el NEA la coordinaba yo, que era diputado nacional, el NOA la coordinaba Juan Carlos Romero y el gran cuyo la coordinaba Adolfo Rodríguez Saá (…) Ramón Puerta por no ser gobernador era el coordinador general del FF” (entrevista con Ramón Puerta, 14-12-2011).

 

En las elecciones nacionales de octubre 2001 Puerta fue electo senador nacional por Misiones, y el Frente Federal reclamó la presidencia del Senado.

 

“Nos dimos cuenta que en el Frente Federal teníamos la mayoría de los senadores peronistas, y que el peronismo tenía muchos más senadores que todos los otros partidos juntos, entonces dijimos ‘Muchachos, vamos a poner el presidente del senado y dejémonos de embromar con esta historia de un senado presidido por la minoría, que había dado lugar a las famosas supuestas coimas de la ley laboral’” (entrevista a Ramón Puerta, 14-12-2011).

Por ese motivo, ante la renuncia del presidente De la Rúa en diciembre de 2001, Puerta debió asumir la presidencia provisional de la República, cargo que ocupó por espacio de un par de días y luego renunció. Tras el paso de otros fugaces presidentes como Eduardo Camaño y Adolfo Rodríguez Saá, finalmente la Asamblea Legislativa, a partir de un acuerdo entre las dos estructuras partidarias más importantes de ese momento -el PJ y la UCR bonaerenses- (Leiras, 2007), designó a Eduardo Duhalde como presidente interino hasta completar el mandato. Pero éste decidió adelantar las elecciones de 2003 para abril, luego de la masacre del Puente Pueyrredón donde fueron asesinados los militantes piqueteros Maximiliano Kostecki y Darío Santillán.

ante la renuncia del presidente De la Rúa en diciembre de 2001, Puerta debió asumir la presidencia provisional de la República, cargo que ocupó por espacio de un par de días y luego renunció.

Por todo lo anterior, ya en el 2002, a poco más de un año para las elecciones de 2003, el escenario nacional había cambiado sustancialmente y se presentaba incierto para los dirigentes políticos de la arena nacional. En ese sentido, Puerta tuvo un salto protagónico a nivel nacional pero la crisis política que estalló a fines del 2001 complicó el escenario y las posibilidades de continuidad de su carrera política en el ámbito nacional. De esta manera, “regresar” al ámbito provincial aparecía no sólo como razonable, sino también como necesario para la supervivencia política. 

En el plano provincial el gobierno de Rovira se encontraba fuertemente debilitado por los conflictos sociales, fundamentalmente el yerbatero y el conflicto docente, y si bien Rovira tenía la posibilidad de presentarse a reelección para un segundo mandato, y tenía intenciones de hacerlo, Puerta buscaba retornar a la gobernación misionera en 2003. De hecho, Puerta era el presidente del PJ misionero y contaba con la lealtad de los intendentes peronistas del interior de Misiones. Dentro del PJ Rovira se encontraba en una fuerte desventaja porque de los cincuenta y siete (57) intendentes peronistas en ese momento, cincuenta y seis (56) apoyaron a Puerta como candidato a gobernador del PJ, y una sola mujer peronista apoyó la candidatura de Rovira (la intendenta de Mojón Grande, un pueblo de unos 700 habitantes).[8] En ese sentido, el conflicto por la sucesión en 2003 tenía al gobernador Rovira en seria desventaja, y Puerta se perfilaba como el próximo candidato del PJ a la gobernación.

Cuadro 2 Gobernadores y porcentaje de bancas legislativas. Misiones (1983-2011)

Tramas abdhul-2 La administración de la crisis en el pago chico: Chaco y Misiones frente al 2001 argentino  Revista Tramas

Fuente: Elaboración propia sobre datos del Atlas Electoral de Andy Tow (último acceso 5/4/2018).

 

Sin embargo, las elecciones presidenciales de 2003 mostraban una importante fragmentación de la intención de voto y tres candidatos justicialistas aparecían con posibilidades de alcanzar la presidencia. El presidente del PJ misionero, Ramón Puerta, se posicionó en aquel escenario nacional respaldando la candidatura de Carlos Menem, mientras que Rovira buscaba aliados entre los otros contendientes peronistas, Adolfo Rodríguez Saá (exgobernador de San Luis) y Néstor Kirchner (gobernador de Santa Cruz), éste último elegido como el candidato del oficialismo nacional por Duhalde. La pelea por la presidencia empujaba a tomar definiciones a nivel provincial, ya que Puerta hacía campaña apoyando a Menem a nivel nacional, mientras Rovira, si deseaba vencer a Puerta en Misiones, debía apostar a alguno de los otros candidatos presidenciales del PJ (entrevista con 11M, 06-10-2011). Finalmente, Rovira decidió enfrentarse a Puerta y apoyar la candidatura presidencial de Néstor Kirchner, y diferenciarse así de Puerta para competir unos meses más tarde por la reelección como gobernador para 2003-2007.

El mapa de la sucesión a nivel provincial en 2003 se fue dibujando por tanto a partir de la integración o yuxtaposición de diferentes escalas de escenarios. Desde el lado del grupo rovirista se buscó trascender los límites provinciales para la elección de gobernador de 2003 y buscar apoyos en el escenario nacional, apostando a que el candidato presidencial que apoyaran pudiera ganar y luego devolver ese apoyo a nivel provincial, mientras buscaba aliados en la provincia para conformar una nueva fuerza.

En consecuencia, los apoyos desplegados desde el territorio provincial hacia los candidatos presidenciales, no fueron solamente alineamientos “programáticos” (o “ideológicos”), sino una estrategia deliberada de los actores provinciales de buscar apoyos en el escenario nacional, para dirimir la batalla de la sucesión provincial. En otras palabras, el conflicto interno (sucesión provincial) se dirimió a partir de estrategias que implicaron apoyos y rupturas recíprocas con actores del escenario provincial pero también de la arena nacional. 

Finalmente, los resultados fueron coherentes con las relaciones de fuerza entre los principales contendientes a nivel provincial: la fórmula Menem-Romero obtuvo el 38,91% de los votos para presidente en Misiones, y la fórmula Kirchner-Scioli alcanzó el segundo lugar con el 22,96 % de votos. Sin embargo, el resultado favoreció las aspiraciones de Rovira de enfrentar a Puerta con el apoyo de Kirchner desde el nivel nacional. En palabras de uno de los principales operadores del rovirismo en aquella coyuntura: “Lo mejor que podía hacer era jugar fuertemente con Kirchner” (entrevista con 11M, 06-10-2011).

el conflicto interno se dirimió a partir de estrategias que implicaron apoyos y rupturas recíprocas con actores del escenario provincial pero también de la arena nacional

De manera simultánea a la búsqueda de apoyos nacionales, cuyo principal recurso tenía que ver con diferenciarse de Puerta en el plano provincial, el rovirismo desplegó una estrategia de alianza con dirigentes del radicalismo que, al menos desde las elecciones de 2001, estaban dispuestos a conformar un frente que les permitiera pelear con éxito la gobernación provincial, luego de más de 15 años sin ganar las elecciones. Los resultados de las elecciones legislativas de octubre de 2001, que tampoco fueron buenos para el radicalismo provincial, llevaron a algunos sectores dirigentes de la UCR a pensar en la posibilidad de formar un “frente cívico” para hacer frente al justicialismo en 2003 (cf. Nota de prensa, publicada en Misiones On Line, 16-10-2001).

En ese sentido, por el lado de la UCR, estaba plantada la semilla de lo que luego fue el “Frente Renovador”, en el sentido de que constituir una coalición con sectores del PJ abría una posibilidad de ganar la gobernación, algo que parecía vedado a la UCR a la luz de los resultados desde 1989. Es decir, desde mediados de la década de 1990 el radicalismo misionero venía perdiendo fuerza y ni siquiera en el momento de auge de la “Alianza” pudo alcanzar la gobernación. En 2011 el entonces presidente del partido provincial (2011) hacía el siguiente recuento de la situación de la UCR misionera:

 

“Después los malos resultados electorales hicieron que estas listas se fueran diluyendo y hacia el 2000 ya prácticamente eran vestigios que quedaban, pero ya no con la fuerza que tuvieron en los 80 y los 90 estas listas. En los 2000, diría que se produce como un recambio y aparecen nuevas agrupaciones que todavía no tienen un sustento importante (…)” (Entrevista con Luis Pastori, 04-10-2011).

 

Así, a comienzos de la década de los 2000, la opción de la alianza con Rovira dentro de una nueva fuerza política (el FR) generó un fuerte debate interno en el radicalismo. El conflicto dentro del partido se resolvió con la ruptura, y la máxima dirigencia partidaria de entonces abandonó la UCR. De los dieciocho (18) intendentes radicales de aquel momento, excepto dos (2) de ellos, todos acompañaron a los dirigentes radicales Maurice Closs (gobernador por el FR en el período 2007-2011, reelecto para un segundo mandato en 2011-2015), Eduardo Torres y otros dirigentes radicales que pasaron a integrar las filas del FR (entrevista con Luis Pastori, 04-10-2011).

En otros términos, el radicalismo nada tenía que perder, y todo por ganar sumándose a la experiencia de alianza con Rovira, sobre todo después del fracaso de la experiencia de la Alianza UCR-FREPASO nacional. Al mismo tiempo, dentro de la estructura del justicialismo Rovira no tenía oportunidad de ganar, y en ese contexto el ascenso de Kirchner a nivel nacional con la bandera de la transversalidad fue la base para el “timonazo” de Rovira por fuera de la estructura partidaria del PJ, y así logró competir en las elecciones de septiembre de 2003. Los intereses y preferencias del entonces gobernador Rovira y de la máxima dirigencia radical que abandonó el partido, coincidieron.

Sin embargo, no sería tan fácil convencer a los potenciales aliados del radicalismo de que la ruptura entre Puerta y Rovira era real.[9] Después de todo, ambos habían trabajado juntos al menos desde los años ´80. En ese contexto comenzó a correr en círculos políticos la versión acerca de que la ruptura entre Puerta y Rovira en realidad era un pacto “secreto” tejido entre bastidores, y que llegado el momento de la elección Puerta y Rovira se juntarían nuevamente y el radicalismo sería dejado de lado, con lo cual el PJ derrotaría una vez más a la UCR en las elecciones de 2003. Un ex dirigente radical que formó parte de la creación del Frente Renovador ratificaba las dudas que existían entre los dirigentes radicales respecto de la pelea entre Puerta y Rovira (entrevista con Eduardo Torres, 31-08-11).

Frente a esa versión de un acuerdo entre ambos dirigentes peronistas, fortalecida por la continuidad de muchos funcionarios declaradamente puertistas en la gestión de la administración pública provincial, desde el rovirismo se buscó emitir una señal clara de ruptura con Puerta, y se decidió remover al presidente de EMSA (Electricidad de Misiones Sociedad Anónima), Héctor “Cachilo” Rodríguez, uno de los hombres fuertes del puertismo (entrevista con 11M, 06-10-2011). Esta operación simbolizó la decisión política de Rovira de romper con Puerta, y fue al mismo tiempo la confirmación de la vocación de aliarse con la UCR provincial. 

Finalmente, en las elecciones provinciales de 2003, los dirigentes del recién creado FR ganaron por más de 15 puntos porcentuales frente a su principal competidor. En aquellas “históricas” elecciones de 2003, los dirigentes que optaron por esta nueva fuerza política (FR), en sintonía con el discurso nacional de la “transversalidad” enarbolado por el presidente Kirchner, lograron desplazar tanto al PJ como a la UCR. Pero, sobre todo, habían quebrado la hegemonía peronista construida bajo el liderazgo de Humada y Puerta. El PJ y la UCR misioneros sufrían en ese momento una sangría de la que no se recuperaron hasta la actualidad. 

Breve análisis comparativo

Un aspecto que vale la pena comentar es que, si bien en los medios nacionales (o metropolitanos con alcance nacional) se cubrían las elecciones provinciales en términos de disputas donde los contendientes estaban alineados con una puja “programática” o “ideológica” entre Duhalde (el PJ ortodoxo, la “vieja política”) y Kirchner (el presidente de la “transversalidad”, la “nueva política”), en realidad estas disputas se enlazan de distintas maneras en cada contexto provincial (o subnacional). Las disputas provinciales, aun cuando se cubran mediáticamente en términos de “quién está con quién” a nivel nacional, tienen sus propias especificidades y la manera en que las contiendas nacionales se procesan y repercuten a nivel provincial puede variar considerablemente. Así, en el caso de Misiones la disputa sucesoria dentro del PJ misionero entre Puerta y Rovira, terminaron jugando un rol central los grupos dirigentes del radicalismo provincial, que se aliaron a Rovira, dando nacimiento a una nueva fuerza política (FR).

Algo similar ocurrió con las disputas en torno a la sucesión por la gobernación de Chaco en 2007, cuando los factores locales resultados decisivos en la ajustada victoria de Capitanich (PJ) sobre Rozas (UCR). En ese contexto de 2007, Capitanich sólo recibió un respaldo del kirchnerismo nacional a último momento (Dandan, 2007), y hasta unos meses antes de la elección chaqueña hubo contactos del kirchnerismo nacional con Roy Nikisch para sondear una candidatura como “radical K” (Ámbito, 2/4/2007). Lo anterior implica que para las propias definiciones y realineamientos partidarios del nivel provincial es clave la movilización de recursos, materiales y simbólicos, relacionados con actores de la arena nacional. Pero esto no implica que existan coincidencias “programáticas” o “ideológicas” necesariamente, sino que se trata de tomas de posición de cara a los cambios en el balance de las relaciones de poder entre los actores locales y actores de la escena nacional.

Sin negar la posible existencia de ciertas coincidencias “ideológicas” o “programáticas” entre Kirchner, Rovira y Capitanich, hubo también una convergencia particular de intereses, que desde diferentes contextos (nacional y provincial) utilizaron y movilizaron recursos simbólicos y materiales para sus respectivas luchas de construcción de fuerza política. 

En términos generales, todas las sucesiones suelen ser conflictivas y de hecho constituyen momentos reveladores para analizar la dinámica política subnacional. En ese sentido, la situación misionera en 2003 es un claro ejemplo del rol que pueden llegar a desempeñar los vínculos con actores nacionales y la interdependencia mutua entre unos y otros. Así, Rovira logró hacerse del apoyo de Néstor Kirchner, ya presidente en ejercicio, y colocarse como el candidato del incipiente “kirchnerismo” a nivel provincial, mientras polarizaba la elección con Puerta, apoyado por Duhalde.

Sin negar la posible existencia de ciertas coincidencias ideológicas o programáticas entre Kirchner, Rovira y Capitanich, hubo también una convergencia particular de intereses

De este modo, las dos aristas sobre las que Rovira basó su estrategia para enfrentar a Puerta a nivel provincial fueron obtener el apoyo de Kirchner a nivel nacional y aliarse en el plano local con dirigentes radicales en el marco de una nueva fuerza partidaria (el FR). Por ende, la elección provincial de 2003 tuvo como contendientes a tres (3) candidatos que provenían del PJ misionero. Puerta, Rovira y Humada, se lanzaron como candidatos a gobernador: uno por el PJ (Puerta, su presidente en ese momento), otro candidato peronista por fuera de la estructura del partido (Humada), y finalmente el entonces gobernador, Rovira, ya aliado con radicales y “bendecido” por el apoyo nacional de Kirchner, como candidato de una nueva fuerza política. 

La imagen de cambio que estaba generando Néstor Kirchner a nivel nacional favoreció a Rovira en su puja de poder con Puerta a nivel provincial, ya que éste último había sido una figura política muy ligada a Menem. Y tanto Kirchner como Rovira supieron “explotar” esto en sus respectivas pujas frente al “pasado”, es decir, frente a la “vieja política”, simbolizada por Menem y Puerta. En el caso de Chaco, las disputas parejas entre UCR y PJ en 2003 y en 2007 no permitían un claro alineamiento con actores emergentes del ámbito nacional, como en el caso misionero. Ese alineamiento recién emerge con el triunfo en 2007 (muy ajustado) del “Frente Chaco Merece Más”.

Reflexiones Finales

Antes del surgimiento del FR, los partidos nacionales UCR y PJ dominaban la escena política en la provincia de Misiones. Entre 1983 y 2003 concentraron más del 90% de votos y bancas, y en varias elecciones cerca del 97% de los mismos. Sin embargo, el contexto de la crisis de 2001 abrió un marco de oportunidad que posibilitó una reconfiguración de las alianzas locales. En ese marco, mediado por el conflicto por la sucesión provincial en 2003 y los simultáneos cambios políticos que tuvieron lugar a nivel nacional, se creó una nueva fuerza partidaria, de carácter provincial, que aglutinó a facciones radicales y peronistas bajo un mismo frente. Desde 2007 en adelante se fue perfilando cada vez con mayor nitidez el perfil provincialista del FR, que intenta construir una agenda provincial más allá de la agenda de la política nacional.

Desde 2007 en adelante se fue perfilando cada vez con mayor nitidez el perfil provincialista del FR, que intenta construir una agenda provincial más allá de la agenda de la política nacional

En el caso de Chaco tanto el PJ como la UCR mantuvieron desde 1983 su predominio vigente en la política chaqueña, y la crisis del 2001 no modificó sustancialmente las estructuras, partidos y líderes territoriales que conformaron ambos partidos en territorio chaqueño (Valenzuela y Medina, 2019). PJ y UCR, liderando los frentes o alianzas políticas que conformaron en distintos momentos, concentraron en todas las elecciones más del 90% de votos y bancas, con la sola excepción del fugaz interregno de Acción Chaqueña (ACHA). Y las disputas electorales entre PJ y UCR fueron en general bastante parejas, con la excepción de las elecciones para gobernador de 1999 y 2011, donde hubo una diferencia significativa (alrededor de 30%) entre ambos partidos.

Si bien este trabajo se encuentra en progreso, se desarrolló un argumento que conecta los orígenes del proyecto provincialista del FR en Misiones con la estructura de oportunidad que abrió la crisis del 2001 en Argentina. El proyecto provincialista del FR no fue concebido inicialmente como tal, pero pudo desarrollarse a partir del marco de oportunidad que brindó la crisis de 2001, que permitió alterar las bases de las alianzas políticas y sociales locales. La emergencia y posterior consolidación del FR nació con la impronta de la renovación política que venía a impregnar los nuevos tiempos, opuestos a la anti política menemista y puertista. Sin embargo, el caso de Chaco brinda un contrapunto clave para pensar la política subnacional en clave comparada y la herencia “despareja” de la crisis del 2001 a 20 años de distancia. En la provincia de Chaco los dos partidos principales (PJ y UCR, o sus coaliciones electorales) siguieron dominando la política local hasta la actualidad.

En el caso de Chaco tanto el PJ como la UCR mantuvieron desde 1983 su predominio vigente en la política chaqueña, y la crisis del 2001 no modificó sustancialmente las estructuras, partidos y líderes territoriales que conformaron ambos partidos en territorio chaqueño

Justamente por lo anterior, se pretende con este trabajo plantear la necesidad de investigar los impactos diferenciales en cada distrito provincial de fenómenos “nacionales” (en el sentido de que impactan en todo el territorio argentino), puesto que posiblemente la crisis del 2001 no haya generado en otras provincias el mismo marco de oportunidad para reconfigurar alianzas políticas y resolver conflictos latentes del ámbito provincial. Misiones y Chaco son dos casos que podrían servir explorar diferentes patrones a lo largo del territorio argentino.

 

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[1] Hacia fines de la década del ´90 se conjugaron diferentes factores que enfrentaron fuertemente a diversos gremios docentes con el gobierno provincial: las directivas nacionales para implementar una nueva estructura educativa más eficiente, la resistencia que ésta generaba en los gremios, y la creciente crisis fiscal del Estado provincial. El gobierno provincial primero consideró a los gremios como “opositores políticos” y enfrentó dos grandes huelgas de más de 30 días entre 2000 y 2001 (CIPPEC, 2002).

[2] Dirigente de la localidad de Leandro N. Alem y presidente del Concejo Deliberante de esa localidad en aquel momento.

[3] Ángel Rozas desplazó de la conducción del radicalismo chaqueño a Luis León hacia mediados de los ´90, y se convirtió en el candidato de la UCR para la gobernación en 1995. Gobernó Chaco entre 1995-2003, y fue derrotado en las elecciones de 2007 cuando compitió nuevamente por la gobernación.

[4] Durante los gobiernos de Ángel Rozas se cubrieron dos vacantes en el STJ con jueces cercanos al gobernador, y un tercero (ex funcionario del gobierno de Rozas) fue designado en el STJ durante el mandato del sucesor de Rozas, el también radical Roy Nikisch (Abdulhadi, 2021).

[5] Jorge Milton Capitanich fue gobernador de la provincia desde 2007, reelecto en 2011, aunque luego solicitó licencia para ser jefe de gabinete en el gobierno nacional. En 2015 fue electo intendente de Resistencia y en 2019 triunfó nuevamente en las elecciones para gobernador.

[6] La elección presidencial fue el 27 de abril de 2003 (no hubo ballotage porque Menem renunció a la segunda vuelta), y la elección para la gobernación en Chaco fue el 14 de septiembre de 2003 (tampoco hubo segunda vuelta porque la Constitución chaqueña contempla el mismo sistema de “ballotage atenuado” que el nacional, y la fórmula radical obtuvo el 53 % de los votos).

[7] De ahí que estos autores caractericen el caso de Chaco como un “sistema autónomo con un electorado volátil impactado por la política nacional”.

[8] Entrevista con 11M (06-10-2011).

[9] Los siguientes comentarios se basan principalmente en la entrevista realizada a un ex-dirigente del Frente Renovador (11M, 06-10-2011). 

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