FMI: un repaso por su historia y su injerencia en los países en vías de desarrollo

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FMI: un repaso por su historia y su injerencia en los países en vías de desarrollo


Por: Gregorio Luis Miranda y Ignacio Ossola
Tramas FMI-portada FMI: un repaso por su historia y su injerencia en los países en vías de desarrollo  Revista Tramas

Introducción

Desde su creación en 1944, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha desempeñado un papel fundamental en la economía mundial, estableciendo un marco para la cooperación financiera internacional y la estabilidad monetaria. Su influencia se ha sentido en diversos rincones del mundo, y Argentina no ha sido la excepción. A lo largo de los años, el país ha mantenido una relación compleja con el FMI, caracterizada por periodos de asistencia financiera, reformas económicas y desafíos persistentes. El análisis de la historia, orígenes, funciones y el impacto del FMI en Argentina resulta crucial para comprender la dinámica global y los efectos locales que han moldeado su desarrollo económico y político.

Este artículo se propone realizar una descripción del accionar del Fondo Monetario a lo largo de los años, la influencia que ejerció en el mundo y, fundamentalmente, el impacto de sus intervenciones en América Latina y Argentina en particular.

Para ello, comenzaremos con una breve descripción del organismo, el derrotero que lo originó, los fines para los que fue creado, y su intervención en la economía del mundo, a través de instrumentos financieros y de crédito. 

Posteriormente, se analizarán algunos de los préstamos más emblemáticos y cuantiosos del FMI a lo largo de la historia, para culminar en el caso argentino: cómo fue la relación de nuestro país con el Fondo, los períodos históricos de mayor relación, y la injerencia del organismo en las políticas públicas.

Los orígenes del FMI

Su génesis puede rastrearse hasta los acuerdos alcanzados en la Conferencia de Bretton Woods en 1944, donde se estableció la estructura de la economía mundial después de la Segunda Guerra Mundial. Inspirados por la necesidad de prevenir las tensiones económicas que habían contribuido a la Gran Depresión y al conflicto bélico, los líderes internacionales diseñaron un sistema de tipos de cambio fijos en torno al dólar estadounidense, respaldado por reservas en oro. El FMI surgió entonces como una institución destinada a supervisar este sistema y proporcionar asistencia financiera a los países con problemas de balanza de pagos.

El FMI fue creado con el propósito de fomentar la cooperación monetaria internacional, facilitar el comercio y promover la estabilidad cambiaria. Entre sus funciones clave, aunque no se limitan a estas, se encuentran la supervisión de las políticas económicas de los países miembros, el seguimiento de las tendencias económicas globales y la provisión de préstamos de emergencia para naciones en crisis. Además, el FMI brinda asesoramiento económico y técnico, ayudando a los países a implementar reformas estructurales y políticas de ajuste en momentos de dificultades económicas.

No obstante, mantener la estabilidad económica de los países miembro pareciera no ser su único objetivo, y a lo largo de los años fue suscitando algunas críticas respecto de su accionar, que podríamos resumir muy brevemente con los siguientes preceptos: el FMI suele imponer condiciones estrictas a los países que solicitan préstamos, conocidas como «condicionalidades». Estas condiciones a menudo incluyen medidas de austeridad fiscal, reformas estructurales y cambios en la política económica y monetaria, en muchos casos, de manera inflexible, es decir, sin tener en consideración las características particulares de cada economía en un determinado momento, ni el impacto que estas condicionalidades ejercen en el bienestar general de la población; además, la falta de representación equitativa en la toma de decisiones, el impacto social y humano de las políticas implementadas, la falta de flexibilidad en los enfoques y el historial mixto de éxitos y fracasos de los programas respaldados por el organismo, refuerzan la idea de la doble intención del organismo a la hora de intervenir ante una crisis.

Sumado a lo antes dicho, en el caso argentino más reciente, se presentan algunas características hasta ahora inusuales, como el incumplimiento de sus propios estatutos a la hora de negociar un préstamo, o la injerencia explícita en procesos políticos y electorales del organismo, como ocurrió durante la última elección presidencial, donde se arbitraron los medios necesarios para contribuir a la victoria del entonces oficialismo, Cambiemos, pasando por alto los preceptos fundadores y que dan sentido a este organismo.

El FMI en el mundo: una igualdad “heterogénea”

La relación del Fondo con el mundo tiene dos variantes, hacia adentro del organismo, y hacia afuera: por un lado, está la composición del FMI, los países miembros y sus diferencias en cuanto al grado de injerencia de estos en la toma de decisiones dentro del organismo. Por otro, encontramos al Fondo como prestamista de última instancia, esto es, donde los países acuden para resolver crisis financieras y económicas complejas.

La composición del Fondo y su importancia en la toma de decisiones

El Fondo Monetario se compone actualmente de 189 países miembro. El organismo tiene una estructura jerárquica que encabeza la Asamblea de Gobernadores, compuesta por los Ministros de Economía/Finanzas/Hacienda (según la organización en cada país) y Presidentes de Bancos Centrales de cada uno de los países miembros. Esta asamblea se reúne anualmente, y entre otras funciones, elige a los miembros del Directorio Ejecutivo, que realizan una tarea permanente. A su vez, estos eligen al Director/a Ejecutivo, cargo que dura 5 años. Por último, se encuentra el staff técnico permanente del organismo.

Todos los miembros realizan aportes económicos en forma de cuotas que se utilizan para financiar el organismo. Estas cuotas están determinadas en función de una ecuación de múltiples variables, entre las que destacan el PBI, el nivel de apertura, un indicador de variabilidad y el nivel de reservas (CEPA, 2021).

Gráfico I: Poder de voto de los 10 países con mayor poder de voto en FMI

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Fuente: elaboración propia en base a FMI.

De esta manera, no sólo no se garantiza la equidad en la participación de los países miembro, sino que se sostiene el status quo de poder: Los países centrales, como puede observarse en el gráfico I, son los que mayor relevancia tienen dentro del organismo. Estados Unidos, por ejemplo, con el 16,5% de los votos, es el país con mayor preponderancia a la hora de la toma de decisiones. Esto se debe no sólo a su participación dentro de la votación, sino que además, la mayoría de las decisiones de importancia requieren mayorías agravadas para su aprobación, que implican un 85% de aceptación y por ello, Estados Unidos tiene el poder de vetar cualquiera de ellas. Tal es la hegemonía, que la suma de poder de voto de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) apenas alcanzar un nivel similar de participación. De esta manera, quien decida recurrir al Fondo Monetario para conseguir un préstamo, deberá contar con el aval previo de Estados Unidos y otras potencias hegemónicas. 

El Fondo como prestador de última instancia

Desde sus inicios, el Fondo Monetario Internacional ha suscrito numerosos acuerdos de crédito con todos sus países miembro, por diversas situaciones y en distintas formas. Los tipos de crédito más comunes son: Facilidades de crédito Stand-by, de Crecimiento rápido, de crédito extendido, Acuerdo de Precaución, Línea de Crédito Flexible, Mecanismo de Financiamiento Rápido y Mecanismo de Crédito Rápido.

Gráfico II: principales 10 acuerdos suscritos de Facilidades de crédito Stand-by. En millones de Dólares a precios constantes. 

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Fuente: Elaboración propia a partir de datos del FMI.

El gráfico II muestra los principales créditos tipo Stand-By otorgados por el organismo des de 1994 a la fecha. La mayoría de estos créditos, si bien se sucedieron en momentos de crisis económicas e institucionales en cada uno de los países, tienen un sesgo de discrecionalidad evidente: en el caso de México, por ejemplo, en 1995, se sucedió la denominada “crisis del tequila”, hecho que produjo un cimbronazo financiero no sólo para el país del norte, sino también a varios países en vías de desarrollo, entre los que se encontró la Argentina. No obstante, el Stand-By otorgado por el FMI, según Werner y Kanerguiser (2023), el Gobierno del entonces presidente Clinton no podía permitir que uno de sus socios del tratado de libre comercio de América del Sur (entre Estados Unidos, Canadá y México) cayera en desgracia, por lo que terminó influyendo en la decisión de otorgar este crédito.

Algo similar ocurrió con Grecia en 2010, puesto que, si bien la crisis era evidente y la deuda era insostenible, las potencias europeas no estaban dispuestas a permitir que una nación periférica dentro del continente, amenace o ponga en riesgo la hegemonía de la zona Euro. Según Kedar (2013), tanto Francia como Alemania utilizaron sus influencias para direccionar los fondos del organismo al salvataje de Grecia, puesto que la situación fiscal y los problemas de balanza de pagos amenazaban con la estabilidad del sistema monetario europeo.

Gráfico III: Principales deudores del FMI, en porcentaje de fondos prestables. Primeros 25 países. Agosto 2023 

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Fuente: Elaboración propia en base a FMI.

Actualmente, el principal deudor de l Fondo Monetario es Argentina, y representa un 28,69% de los fondos prestables del organismo. Como puede observarse, además, el top 25 de países deudores está compuesto en su totalidad por países en vías de desarrollo. Además, según CEPAL (2021), existen criterios para el otorgamiento de crédito cuando estos superan ciertos límites. Son límites de seguridad que el organismo ha establecido con el objetivo de salvaguardar y garantizar el uso responsable de los recursos teniendo en cuenta que los mismos no son infinitos. En la mayoría de los casos expuestos en el gráfico III, pero fundamentalmente en lo que respecta al caso argentino, estos criterios no han sido respetados.

El caso de Argentina es particular, ya que la asistencia financiera no sólo tuvo por objeto financiar a un aliado político e ideológico del organismo, sino que además incumplió sus propias normativas en el proceso.

Otro dato llamativo del caso argentino, es su importancia relativa: Según CEPA (2021), el crédito otorgado a la Argentina por el Fondo Monetario Internacional, es superior a los créditos otorgados a la suma de 64 países durante la crisis de la pandemia Covid-19 (incluidos todos los países miembros provenientes de África Subsahariana, Medio Oriente y Asia Central, Europa Asia y el Pacífico), y sólo superado por lo otorgado a la suma de los 21 países miembro de Hemisferio Occidental. 

Argentina y el FMI: una relación oscilante.

Argentina ha tenido una relación intermitente con el FMI a lo largo de su historia económica. Desde la década de 1950, el país ha recurrido en varias ocasiones[1] a préstamos del FMI para enfrentar crisis económicas y desequilibrios fiscales. Estos programas de asistencia financiera, sin embargo, han estado frecuentemente acompañados de condiciones que requerían medidas de austeridad, reformas estructurales y ajustes económicos que han tenido impactos sociales y políticos significativos.

Tabla I: Créditos otorgados por el FMI a Argentina. En Millones de dólares.

Tramas FMI-4 FMI: un repaso por su historia y su injerencia en los países en vías de desarrollo  Revista Tramas

Fuente: Elaboración propia en base a FMI.

Uno de los momentos más emblemáticos de la relación Argentina-FMI fue la crisis económica a finales de la década de 1990 y principios de la década de 2000. En 2001, Argentina declaró un default histórico de su deuda soberana, desencadenando una profunda recesión y una crisis financiera de magnitudes devastadoras. En este contexto, el FMI desempeñó un papel crucial al otorgar préstamos y asistencia técnica, pero también fue objeto de críticas por la percepción de que las condiciones asociadas a su ayuda exacerbaban la situación económica y social del país.

La relación entre Argentina y el FMI continuó siendo compleja en años posteriores, marcada por discusiones sobre políticas económicas, reformas estructurales y la sostenibilidad de la deuda. La experiencia argentina refleja los desafíos inherentes a la interacción entre un país en crisis y una institución internacional con objetivos tanto económicos como políticos.

Tabla II: Deuda Argentina con Instituciones Financieras Internacionales. Proporción. Septiembre 2021

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Fuente: Elaboración propia en Base a datos de Oficina de presupuesto del congreso de la nación.

Actualmente, la Argentina enfrenta nuevamente un desafío en lo que refiere a su relación con el Fondo Monetario Internacional: a partir del enero del 2006, cuando el entonces presidente Néstor Kirchner decide cancelar la deuda con el organismo, la Argentina pasó de ser un deudor, a ser solamente miembro activo del Fondo Monetario, garantizando de esta manera la soberanía económica y política, con autonomía monetaria. Tan sólo 12 años después, y ya con Mauricio Macri (Cambiemos) al frente del ejecutivo nacional, la Argentina volvió a convertirse en deudora, la mayor deudora del Fondo. Como puede observarse en la Tabla II, a septiembre de 2021, el 63% de la deuda argentina con organismos internacionales de crédito estaba explicada por los créditos otorgados por el Fondo Monetario Internacional.

Sumado a la concentración del endeudamiento, también se encontraban agrupados los vencimientos de los servicios deuda, lo que condicionaba aún más el accionar del país y su capacidad de repago.

Tabla III: Vencimientos de deuda del Stand-By FMI-Argentina 2018. En millones de dólares

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Fuente: Elaboración propia en Base a datos de Oficina de presupuesto del congreso de la nación.

Ahora bien, no sólo el crédito (que fue el más oneroso en la historia del organismo otorgado a un solo país en un solo acuerdo) fue solicitado y otorgado en condiciones no del todo regulares y previo a un año electoral, sino que además incumple de manera flagrante y evidente el estatuto del propio organismo, hecho por el cuál, todavía se suscitan ciertas dudas respecto a su legalidad. Según CEPA (2021), respecto al accionar del Fondo Monetario Internacional no quedan dudas del uso irresponsable de los fondos prestables del organismo en el caso argentino. La Sección 1 del Art. VI del estatuto del FMI en su inciso a) establece que “ningún país miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una continua de capital fuga de capitales, y el Fondo podrá pedir al país miembro que adopte medidas de control de capitales para evitar que los recursos generales del Fondo se destinen a tal fin”. Sin embargo, en el inciso b) se manifiesta que “Nada de lo dispuesto en esta sección se interpretará en el sentido que impide utilizar los recursos generales del Fondo (…) para aumentar las exportaciones o en el curso ordinario de las operaciones comerciales, bancarias o de otra índole”.

El préstamo otorgado en el año 2018 se corresponde con un crecimiento exponencial de la Formación de Activos en el Exterior, lo que podría asociar directamente los desembolsos del Fondo Monetario a la fuga de capitales, algo que también se encuentra limitado por la propia normativa del organismo. Si a esto se le suma la premura con la que se otorgó el crédito, y las propias declaraciones posteriores de funcionarios del Organismo, que dan cuenta de una “subestimación de la situación crítica por la que atravesaba el país al momento del otorgamiento del crédito”, puede inferirse que el último Stand-By recibido por Argentina no tuvo como principal objetivo solucionar los problemas de balanza de pagos, o de proporcionar sostenibilidad al sistema monetario argentino, objetivos declarados en las funciones primarias del Fondo Monetario Internacional. Muy por el contrario, fue un crédito otorgado a un gobierno que carecía de aprobación popular, en un contexto de crisis, y que agudizó los problemas financieros, condicionando el accionar del Estado, cercenando su soberanía económica y política, y afectando el bienestar de sus ciudadanos.

Reflexiones Finales

El FMI ha sido un actor clave en la escena económica internacional, influyendo en la estabilidad financiera y la política económica de numerosos países, incluido Argentina. La historia de esta relación ha sido una montaña rusa de desafíos, avances y retrocesos, y ha dejado una marca indeleble en la economía y la política del país sudamericano. A medida que el mundo enfrenta nuevas turbulencias económicas y geopolíticas, es esencial comprender los orígenes, funciones y el impacto del FMI en Argentina para construir un futuro más resiliente y equitativo en el ámbito global y local.

En América Latina, el FMI tuvo un rol preponderante en las últimas décadas, por lo general con un tinte complejo y controvertido. A menudo, ha intervenido en la región en momentos de crisis económicas, proporcionando préstamos y asesoramiento con el objetivo de estabilizar las economías afectadas. Sin embargo, esto ha venido acompañado de políticas de ajuste estructural que han generado críticas y debates. Estas políticas han incluido medidas de austeridad fiscal, reformas en sectores como la flexibilización laboral y la liberalización del sistema financiero, y aperturas comerciales, con el objetivo de mejorar la competitividad y la estabilidad económica. 

Ahora bien, no está muy clara la efectividad del fondo en relación a los planes de asistencia aplicados en américa latina: aunque en algunos casos las condicionalidades impuestas han logrado recuperar la estabilidad macroeconómica, no sucedió lo mismo en todas sus intervenciones y, además, han generado un descontento social. Y, adicionalmente, en algunos casos sus intervenciones han generado descontento social en la nación asistida. En otras oportunidades, las imposiciones del organismo a los países deudores han profundizado las crisis, generando aún más desigualdad y la vulnerabilidad social. 

La experiencia brasilera, si se quiere, es una de las más notorias. Durante el gobierno del presidente Lula Da Silva, Brasil logró posicionarse como una potencia económica debido a su crecimiento, por lo que logró una mayor injerencia dentro de la institución, y logró blindarse de las asimetrías impuestas por los países dominantes.

En el caso argentino, la relación con el Fondo Monetario es extensa y de una marcada intensidad. Es uno de los países que más ha recurrido al organismo para acceder al crédito, aún cuando la mayoría de sus experiencias no han sido exitosas para resolver los problemas estructurales de deuda y balanza de pagos. En todos los casos, además, el país debió someterse a múltiples condicionalidades e intromisiones en la toma de decisiones, por imposición del organismo, y en general, en detrimento de los intereses de las mayorías.

Según Kedar (2013), habría que considerar la posibilidad de que el FMI no tenga solamente intereses financieros como otros organismos de crédito, sino que, muy por el contrario, sus principales intereses estén ligados a la tutela y la imposición de ciertas políticas hegemónicas en países en vías de desarrollo, con el objetivo de mantener el status quo actual.

En definitiva, el Fondo Monetario no solo representa los intereses de los principales países acreedores (Estados Unidos, Japón, China y Alemania, fundamentalmente), que son quienes tienen la posibilidad de aprobar y, sobre todo, vetar programas de crédito y asistencia financiera, sino también de grupos de economistas y tecnócratas (homogéneos) que lo componen. A su vez, dichos profesionales mantienen relaciones con economistas y políticos de los países deudores, que ostentan lugares de influencia en la agenda pública, independientemente del presidente de turno.

Referencias Bibliográficas

– CEPA. «La corresponsabilidad del FMI en la crisis argentina 2018-2019: lo que no vas a encontrar en la revisión del organismo sobre el préstamo otorgado». Informe CEPA N° 222, ISSN 2796-7166. Disponible en: https://www.centrocepa.com.ar/informes/308-la-corresponsabilidad-del-fmi-en-la-crisis-argentina-2018-2019-lo-que-no-vas-a-encontrar-en-la-revision-del-organismo-sobre-el-prestamo-otorgado

– Fondo Monetario Internacional. Bases de datos Web. Disponibles en: https://data.imf.org/?sk=388dfa60-1d26-4ade-b505-a05a558d9a42

– Fondo Monetario Internacional. Convenio Constitutivo del Fondo Monetario Internacional (1944) – Washington, D.C. : Fondo Monetario Internacional, 2011.

– Oficina de Presupuesto del Congreso de la Nación Argentina. «Los préstamos de instituciones financieras internacionales» (2021). ISSN 2683-9598. Disponible en: https://drive.google.com/file/d/1bS3OK_mvyvBuAXAYK0Av6_jH98J3dp3m/view?pli=1

– Kedar, Claudia. «The International Monetary Fund and Latin America: The Argentine Puzzle in Context» (2013). Disponible en: https://www.jstor.org/stable/j.ctt14bs96p

– Werner, A. y Kanenguiser, M. «La Argentina en el Fondo. La intimidad de la lucha con el FMI. 2013-2023. ISBN 978-987-628-732-6.

[1] Argentina ha recurrido al Fondo en 21 ocasiones en el transcurso de sesenta años.

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