Conversaciones
Conversando con Ramiro Bertoni
Por:
La relevancia del Comercio internacional entre Argentina y China
Ramiro Bertoni es Licenciado y Doctor en Economía por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (FCE-UBA), además de poseer un Diplomado de la Universidad de Barcelona. Es docente investigador de la Universidad de San Martín (UNSAM) y de la Universidad de Quilmes (UNQ), dando posgrados en ambas instituciones. Además, es profesor de grado y posgrado en otras Universidades: Universidad Nacional de Moreno, la Universidad Nacional de Tres de Febrero y la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de General Sarmiento y la Universidad Di Tella, abordando temáticas relacionadas con la economía internacional, la política comercial y la integración económica.
En su trayectoria como funcionario público, se destacó por su especialización en la regulación de los Instrumentos de Defensa Comercial en el marco de la OMC. Desde 1995, ha ejercido funciones en la Comisión Nacional de Comercio Exterior, dedicándose a investigaciones sobre el impacto de las importaciones con dumping en la industria local. Durante este tiempo, ocupó diversos cargos en dicha comisión, incluyendo la presidencia entre los años 2011 y 2015.
Además, ha participado activamente en negociaciones de índole regional (tanto intra como extra Mercosur), bilateral (con Brasil y China) y multilateral (en la OMC) y en la actualidad ha realizado trabajos de Consultoría en temas de Comercio Exterior para CEPAL; CIETCI, CFI, ÓRBITA (prov. de Buenos Aires), entre otras instituciones.
Conversamos con él para abordar temas fundamentales sobre el comercio internacional entre Argentina y China, centrándose en el papel destacado que desempeña la provincia de Chaco en esta dinámica económica. Se analiza la evolución de las relaciones comerciales, la importancia de productos clave como la soja y la carne, así como los desafíos y oportunidades que presenta esta relación comercial. A lo largo de las páginas, se destaca el impacto de la ascendente influencia de China en la economía argentina y se profundiza en el perfil de exportaciones de Chaco hacia el gigante asiático.
La ascendente influencia de China ha tenido un impacto significativo en las relaciones de Argentina en desde principios de siglo. China se ha convertido en un importante socio comercial para Argentina, siendo uno de los principales destinos de sus exportaciones. La demanda china de productos argentinos, como la soja y la carne, ha estimulado el crecimiento de estos sectores económicos en Argentina, y ha contribuido a la expansión de su comercio exterior.
Sin embargo, esta relación comercial también ha presentado desafíos, como el aumento del déficit comercial de Argentina con China en los últimos años. Argentina ha experimentado una tendencia al deterioro de su balanza comercial con China, lo que ha generado la necesidad de buscar estrategias para equilibrar esta relación y diversificar las exportaciones hacia el gigante asiático. En este sentido, y a manera de introducción: ¿podrías comentarme un poco la historia del comercio nacional con China?
Argentina ha seguido una trayectoria paralela a la tendencia global observada en otros países del mundo y de América Latina en el ámbito de las relaciones comerciales. Simultáneamente en nuestra región, la ascendente influencia de China como socio comercial ha sido notoria, derivada de su papel dual como epicentro manufacturero global y quien más personas sacó de la pobreza e integró al consumo. En su primer rol, fue demandante creciente de recursos minerales y otros insumos, fenómeno que ha repercutido significativamente en economías como Brasil, principal proveedor de minerales de hierro, y Chile, cuya exportación de cobre ha experimentado un notable impacto en precios y cantidades por la expansión china.
En el caso particular de Argentina, se ha articulado con el segundo rol de China, su demanda interna de productos alimenticios, especialmente de soja. La soja, con su doble función como aceite y como alimento para el ganado porcino, ha sido un componente fundamental en el comercio bilateral entre Argentina y China. En los últimos años, a partir de 2019, se ha observado un incremento en las exportaciones argentinas de carne vacuna hacia China, diversificando la oferta, pero con una clara impronta primaria.
Este dinamismo en las relaciones comerciales entre Argentina y China ha posicionado al gigante asiático como uno de los principales socios comerciales del país sudamericano. Si bien en ciertos periodos ha ocupado el segundo lugar, su posición actual es la tercera, luego de Brasil y la Unión Europea. No obstante, fluctuaciones en los precios internacionales han permitido que China intercambie su posición entre los primeros y segundos socios comerciales de Argentina en distintos momentos.
Sin embargo, desde una perspectiva estructural más amplia, el incremento del déficit comercial de Argentina con China no constituye el único fenómeno relevante. Argentina experimentó, evidentemente, un período de superávit comercial a partir del año 2002 aproximadamente, aunque este fue de magnitud limitada. Sin embargo, a partir de 2007, nuestro país comenzó a registrar un déficit comercial significativamente elevado con China, alcanzando casi los 10.000 millones de dólares en 2022. Más allá de la magnitud numérica, que refleja exportaciones por valor de 8.000 millones de dólares e importaciones de 17.500 millones, el principal problema radica en la dimensión cualitativa de este desequilibrio.
En efecto, la balanza comercial, aún en los años de superávit o relativo equilibrio, revela una marcada disparidad cualitativa: Argentina exporta predominantemente productos primarios, mientras que importa bienes industriales. Este patrón de intercambio económico sitúa a Argentina en una dinámica típica de centro-periferia en su relación comercial con China, más allá que muchos prefieren denominarla de “complementariedad”. Desde esta óptica, es crucial considerar la inserción de Argentina en el contexto global y, particularmente, en sus relaciones con China, al evaluar la dinámica económica de la región del Chaco.
¿Cuál es su perspectiva general sobre las relaciones comerciales entre regiones argentinas y China? y yendo un poco más hacia la provincia del Chaco, ¿qué rol te parece que juega la provincia tanto en las importaciones como las exportaciones con China?
En primer lugar, es importante destacar que el noreste argentino (NEA), compuesto por las provincias de Chaco, Formosa, Misiones y Corrientes, se distingue por ser la única región donde China ostenta la posición de principal socio comercial. Esto responde a que aproximadamente el 17% de las exportaciones de la región tienen como destino a China, superando así a Estados Unidos, la Unión Europea y Brasil, que ocupan respectivamente los siguientes lugares en importancia. Por otro lado, para otras regiones del país, la relevancia de China como socio comercial ha sido significativamente menor.
Por ejemplo, para el NOA, los principales socios en torno al 15% son Brasil y la Unión Europea, y China con el 10% ocupa el tercer lugar. Si bien, probablemente, con la relevancia de las exportaciones de litio esta podría seguir escalando. Ahora bien, en la región de cuyo, China está en un quinto lugar, luego de Brasil, Estados Unidos, Unión Europea, y Chile.
Para la región de la Patagonia China se posiciona en un quinto lugar, luego de Estados Unidos, la Unión Europea, Chile y Brasil. Por otro lado, en el centro del país, específicamente en Buenos Aires, China adquiere una relevancia un poco mayor, ubicándose en el tercer lugar después de Brasil y la Unión Europea.
Ahora bien, es crucial señalar que la región más vinculada a las exportaciones, donde tienen un mayor peso, es el Noreste argentino (NEA), que incluye a Chaco. Por lo tanto, no es casualidad que China sea el principal socio comercial para Chaco, dada la significativa relevancia de las exportaciones en toda esta región.
En cuanto a China, casi todas las provincias tienen un comercio primarizado. Las únicas provincias que no tienen comercio primarizado, este no es con China, ya que exportan algunos productos industriales hacia Brasil, la Unión Europea o Estados Unidos. Pero con China todas las provincias, en general, tienen un comercio altamente primarizado. Cabe señalar que algunos tienen recursos que son agotables, como la minería o el petróleo.
En el caso específico de Chaco, se destaca que sus recursos exportados son principalmente bienes primarios, los cuales, aunque en principio podrían considerarse renovables, existen debates respecto a su verdadera naturaleza en este sentido, tema que comentaré más adelante. Los complejos más relevantes que Chaco exporta a China incluyen el complejo sojero, forestal, y luego otros productos como el tanino, entre otros. Sin embargo, es importante señalar que los productos enviados a China no reflejan estrictamente los principales productos exportados por Chaco al mundo, ya que el complejo maicero constituye la mayor parte de sus exportaciones, las cuales tienen como destino países del sudeste asiático y otros países del mundo. Por lo tanto, el perfil general de exportación de Chaco no necesariamente coincide con el que se observa en las exportaciones hacia China, a pesar de que este último sea su principal destino comercial.
Recién comentabas un poco el limitante que representa que los productos exportados a China sean primarizados y, en primera instancia, no agotables: ¿Detectas algunos desafíos y oportunidades en esta relación comercial?, ¿Qué medidas o políticas sugerís para potenciar y diversificar esta relación?
Es evidente que China se destaca como la economía de mayor crecimiento a nivel mundial y se proyecta que se convierta en la principal economía global. Aunque algunos argumentan que India podría superarla debido a su menor tasa de envejecimiento poblacional, esta afirmación suscita un debate que se extiende para pensar a largo plazo, y va más allá de esta entrevista. Sin lugar a dudas, tanto China como India son los países con mayor potencial de crecimiento económico en la actualidad.
En este contexto, se vislumbra la necesidad de seguir explorando estrategias para fortalecer y diversificar las relaciones comerciales entre ambas naciones, en aras de un desarrollo económico sostenible y mutuamente beneficioso.
Sin embargo, como se ha señalado, Chaco exporta productos que se catalogan como renovables, entonces surge la interrogante de ¿a expensas de qué recursos naturales se están realizando estas exportaciones?: bosques nativos, tierras de pueblos originarios, u otros recursos sensibles.
Este interrogante cobra relevancia en el contexto de investigaciones llevadas a cabo por expertos como el caso del ingeniero agrónomo Ing. Marcelo Gomez Dellamea, tema sobre el cual realiza la Tesis en la Maestría en Gobierno y Economía Política de la Escuela de Gobierno de Chaco, quien ha analizado minuciosamente el proceso de exportación de madera de palo santo hacia China, señalando la falta de cumplimiento de ciertos requisitos de protección del bosque nativo durante el proceso de tala.
Entonces, surge la cuestión de si se va a evaluar exclusivamente las exportaciones en términos de millones de dólares, que indudablemente, hay un crecimiento potencial significativo, dado que China continuará demandando productos, y su población seguirá aumentando su consumo. O alternativamente, si se comenzará a incluir el marco ambiental y de sostenibilidad relacionado con el bosque nativo, la biodiversidad asociada, así como el impacto en las comunidades originarias del Chaco. En torno a estas discusiones, recomiendo la lectura de un texto sumamente interesante de Martín Shor y Francisco Cantamutto, que aborda la discusión con un título sugerente de «El Mandato Exportador», evidenciando cómo este enfoque centrado en las necesidades macroeconómicas puede sesgar y generar consecuencias no deseadas. Otro enfoque relevante para repensar la inserción de la Argentina y no solo del Chaco, es el enfoque del Intercambio Ecológico Desigual, que entre otros autores argentinos podemos recomendar los trabajos de Guillermo Peinado,
Esto no implica que debamos evitar la exportación a China o dar la espalda a las oportunidades de comercio exterior. Sin embargo, es crucial reconocer el papel fundamental que deben desempeñar las agencias gubernamentales en la regulación de qué se exporta, y la evaluación de las consecuencias asociadas, centradas en el impacto social y ambiental. Chaco ya ha sido testigo de una significativa deforestación en áreas como el impenetrable, con repercusiones adversas en la biodiversidad a lo largo de muchos años, incluso en su pasado con la historia del quebracho y del tanino. Por lo tanto, esta es una advertencia importante que debe ser considerada en las estrategias relativas a las relaciones comerciales internacionales.
En este sentido, es crucial enfocarse en el desarrollo de productos que aprovechen las ventajas naturales, pero que al mismo tiempo añadan un mayor valor agregado. Y más allá del conocido complejo de aceite de soja y biodiesel (este último producto no se destina a China), otro ejemplo concreto se encuentra en el caso de la miel del Chaco, la cual ha recibido reconocimientos por su calidad excepcional. Sin embargo, en ocasiones, esta miel se exporta a granel, perdiendo su origen al ser enviada, por ejemplo, a través del Puerto de Rosario, y como un agravante, a veces se mezcla con otra miel de menor calidad para mejorar sus propiedades. Por lo tanto, es imperativo que el Chaco establezca una marca distintiva, implemente sistemas de trazabilidad y destaque su producción orgánica, obteniendo las certificaciones correspondientes en los mercados más relevantes.
Así, la certificación orgánica para el mercado chino adquiere una relevancia significativa, especialmente considerando que Argentina en muchos casos ha adoptado/ imitado normas europeas para la certificación orgánica, como ha sucedido en el Aceite de Oliva, lo que no necesariamente es compatible con los estándares de China. Es necesario realizar esfuerzos importantes para validar estos productos en el mercado chino.
Lo mismo podría aplicarse a la artesanía en palo santo y otros productos del comercio local, donde la colaboración con ONG´s, tanto locales como europeas, podría resultar beneficiosa para promover y validar estos productos en los mercados internacionales, y sumarse a las redes de Comercio Justo. China de a poco empieza a tener también esos consumos, digamos más exóticos, más refinados, de sus clases altas, por ejemplo, muebles y otras artesanías de madera, o textiles de pueblos originarios, etc. Todo esto, implica generar marcas de distribución, generar una logística que a veces no es tan fácil y probablemente se necesite tanto apoyo gubernamental como en algunas cuestiones asociatividad de empresas, que inclusive no sean solo del Chaco, sino que tal vez sea un polo de muebles regional que puedan participar juntos en ferias, que puedan generar juntos, bajar costos de logística, para llegar a un mercado como el chino, con productos un poco más industrializado. Por otra parte, si bien se reconoce que hay muchos estratos muy sofisticados, con precios convenientes, la realidad es que todo el mundo quiere vender hacia dichos nichos de mercado en China. Entonces ahí hay que darse estrategias que articulen las políticas públicas con las empresas que pueden llegar a agregar valor.
Si bien el centro de esta conversación son las exportaciones e importaciones con China y es importante reconocer la perspectiva macroeconómica que implica para Argentina la generación de divisas a través de sus ventas externas, la provincia debe concentrarse en agregar valor a su producción. Por ejemplo, una empresa chaqueña que pueda ofrecer muebles, textiles u otras artesanías con un alto valor agregado y venderlos en diferentes ciudades argentinas como Mar del Plata, Rosario, Mendoza o Neuquén, no estaría generando hacia la provincia un efecto muy distinto al de exportar a China -excepto en el supuesto de capturar un mercado mayor en China, pero recordando que allí compite cabeza a cabeza y sin preferencia o protección con todos los productores del mundo de bienes similares-.
Es relevante considerar que, aunque se piense principalmente en China como mercado de destino, nuestro país, y mapas si le sumamos el MERCOSUR, también cuenta con un mercado interno significativo. Dada la escala del Chaco, es factible priorizar el desarrollo y la captación de mercados locales en diversas ciudades de la región antes de dirigirse hacia China. La exportación a países vecinos siempre se considera un primer aprendizaje de internacionalización para luego tener más posibilidades de mercado más grandes y complejos.
No obstante, al explorar el mercado chino, es importante tener en cuenta la complejidad de acceder a los minoristas directamente, lo que puede requerir la intermediación de traders o la utilización de plataformas de comercio electrónico como Alibaba o Amazon. Es fundamental comprender que la penetración en nuevos mercados y la construcción de redes comerciales eficaces son procesos que demandan tiempo y esfuerzo. El desarrollo de las exportaciones no conlleva resultados inmediatos, sino que requiere una estrategia a largo plazo y la colaboración entre diversos actores para alcanzar el éxito deseado.
En este contexto, surge una preocupación relacionada con la macroeconomía argentina, caracterizada por su inestabilidad y la volatilidad de los tipos de cambio. Esta incertidumbre dificulta a las empresas proyectar a futuro, ya que no pueden prever con certeza cómo evolucionará el tipo de cambio en los próximos años ni si podrán mantener la competitividad obtenida en algún momento. La presencia de un tipo de cambio rezagado o una devaluación monetaria añaden complejidad a la situación, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) que carecen de la solidez financiera necesaria para hacer frente a la inestabilidad y las fluctuaciones en la rentabilidad.
En relación a eso, recién mencionabas respecto de cómo insertarse en el mercado chino, intentando vender algo que quizás no vendamos en este momento, que no sea tan primario como lo que estamos haciendo. En un contexto con mucho debate alrededor de los BRICS, las relaciones con China, comercio entre particulares, etc. ¿cómo considerás que se van a dar las relaciones entre las pequeñas empresas y China?
Porque acá en Chaco, la mayoría de empresas que exportan son pequeñas, no es que tengamos empresas muy grandes, el comercio se organiza así… de a montón, está conformado por muchas pequeñas empresas que se agrupan y tratan de exportar o ganar algo exportando justamente con China. Te pregunto a vos, ¿qué pensás que puede pasar con eso?
En primer lugar, es un grave error no haber aprovechado la oportunidad de unirse a los BRICS cuando se presentó, dado que su adhesión habría ofrecido ventajas importantes. Es crucial entender que pertenecer a los BRICS no implica renunciar a otras asociaciones internacionales. Por ejemplo, un país podría ser miembro de los BRICS y, al mismo tiempo, aspirar a formar parte de la OCDE. La adhesión a los BRICS no excluye la posibilidad de mantener relaciones con otras organizaciones como el FMI, el Banco Mundial, el BID o la OCDE.
Además, la continuidad de Brasil dentro de los BRICS y su participación en múltiples ámbitos demuestra que la adhesión a esta coalición no es incompatible con otras relaciones internacionales. Por lo tanto, rechazar la oportunidad de unirse a los BRICS parece más bien una respuesta ideológica excesiva, que busca señalar una alineación con Occidente, incluso reforzado lamentablemente con discursos agresivos dirigidos hacia China.
Esto no implica que se vayan a romper las relaciones con China; tanto Argentina como China son miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC), lo que garantiza acceso a los aranceles consolidados por China. Estos parámetros no van a experimentar grandes cambios.
Sin embargo, donde sí se podrían ver cambios es en situaciones que requieran la buena voluntad del país asiático. Por ejemplo, una política implementada durante el gobierno de Macri fue la apertura del mercado de carne vacuna de Argentina en China, y para que esta se haga realidad se dependió de la buena voluntad de China para llevar a cabo inspecciones en frigoríficos y otorgar las respectivas aprobaciones y certificaciones. Aunque gran parte del comercio opera de manera automática a través de estándares arancelarios establecidos, existe una porción que requiere de la cooperación y relaciones diplomáticas entre los gobiernos involucrados.
En ese sentido, cuando estamos pensando en que habría que agregar valor e ir a productos más sofisticados, más reglas sanitarias o fitosanitarios tienen. No es lo mismo exportar madera que exportar, por ejemplo, pacú. La cantidad de reglamentaciones en productos alimenticios va a ser mucho más alta y ahí entonces se va a necesitar tener un buen relacionamiento de las autoridades sanitarias argentinas con las de China para intercambiar información, para que mi carpeta no quede al final de todos.
Por ende, esta sobreactuación de pelearse con China, o esto de «no vamos a entrar a tratativas con países comunistas» no le hacen nada bien al comercio internacional, pero tampoco es que se van a romper relaciones con China. Por lo cual los flujos que ya están establecidos para el comercio en general yo creo que van a seguir, lo que va a ser difícil es dinamizar o diversificar el comercio en una situación de hostilidad o al menos de enfriamiento de las relaciones.
¿Alguna reflexión final?
Un aspecto crucial a considerar en las relaciones comerciales con China, al igual que con otros países, es la transición energética y la creciente importancia de la sostenibilidad ambiental. Es probable que la Unión Europea y otros actores internacionales comiencen a implementar restricciones ambientales más estrictas, lo que podría resultar en una mayor valoración de productos ecológicos en términos generales, que no impliquen deforestación, con baja Huella de Carbono o de Agua.
En este sentido, Chaco posee potencial para intentar posicionarse como un proveedor de productos ecológicos, destacando su compromiso con la preservación de los bosques nativos y promoviendo un enfoque de comercio sustentable. La certificación de estas prácticas ambientales podría conferir una ventaja competitiva tanto en el mercado chino como en otros mercados internacionales, y con una asociación estratégica con China, que cada vez más deberá incorporar la variable ambiental en su proceso económico, incluso capacitar a profesionales locales para realizar las certificaciones y controlar su efectivo cumplimiento.