Un acercamiento a las expectativas y percepciones de las juventudes chaqueñas

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Miradas Locales

Un acercamiento a las expectativas y percepciones de las juventudes chaqueñas


Por: Daiana Cardozo, Ezequiel Úbeda, Rafaela Lescano, y Sonia Ramírez
Tramas WhatsApp-Image-2021-12-14-at-1.08.37-PM Un acercamiento a las expectativas y percepciones de las juventudes chaqueñas  Revista Tramas

Introducción

 Esta presentación se propone una breve aproximación a las formas de ser, hacer y pensar de las y los jóvenes de nuestra provincia, como parte de nuestra formación sobre las juventudes en la Escuela de Gobierno de Chaco enmarcada en el proyecto de conformación del Observatorio de Juventudes, en articulación con la Subsecretaría de las Juventudes y Diversidad, organismo dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia del Chaco, ámbito que esperamos pueda promover la discusión, formación e intervención vinculadas a las temáticas de las juventudes, caracterizando las percepciones, intereses, problemáticas y otros aspectos en relación de las condiciones de vida de este segmento poblacional. Celebramos el espacio para hablar de y desde las juventudes, reconociendo a las mismas a partir de las diversas manifestaciones y condiciones de existencia que asumen, las múltiples dimensiones que las atraviesan y considerando fundamental su participación en la toma de decisiones que las afectan.

Los y las jóvenes como actores sociales han aparecido en escena de diferentes maneras en la historia, asociados a los grandes procesos de revolución o siendo el rostro de las problemáticas sociales más profundas, interpretaciones casi siempre construidas desde el mundo adulto y sus lógicas. A partir de la irrupción de la pandemia por COVID-19 y sus consecuencias, las y los jóvenes fueron señalados como los principales infractores de las medidas de aislamiento y distanciamiento social, chivos expiatorios para los “brotes” y “rebrotes” del padecimiento, invisibilizando muchas veces su protagonismo en las acciones de prevención y de cuidado que realizan en sus comunidades y las propias situaciones de desigualdad que tendieron a profundizarse, afectándoles especialmente. De manera más reciente, desde los medios y otros constructores de la opinión pública, se ha querido instalar que las y los jóvenes serían los principales adherentes a posiciones políticas que podrían catalogarse como de derecha más extrema, conservadora y/o liberal, tendiendo a generalizar esta orientación a partir del crecimiento del electorado en favor de candidatos que representan estas opciones, sobretodo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en las últimas elecciones legislativas.

De allí, surgen nuestros interrogantes: ¿cómo perciben los y las jóvenes la participación política? ¿Cuáles son sus opiniones acerca de las oportunidades laborales y educativas en sus comunidades? ¿Qué expectativas tienen sobre el futuro? entre otras cuestiones que nos motivaron a desarrollar herramientas teóricas y metodológicas para indagar en torno a sus experiencias. Conocer sus realidades y problemáticas nos acercan aún más a la posibilidad de generar información útil con la finalidad de mejorar la calidad de vida de este grupo etario. También es cierto que cuando nos referimos a las juventudes siempre lo hacemos en plural, ya que detrás de ese concepto se esconden una multiplicidad de situaciones sociales que necesitan ser tenidas en cuenta al caracterizar esta etapa de la vida (Margulis y Urresti, 2000).

Habitualmente, la juventud es comprendida en el período que va desde la adolescencia (cambios corporales, relativa madurez sexual, etc.) hasta la independencia de la familia, la formación de un nuevo hogar, la autonomía económica, que representarían los elementos que definen la condición de persona adulta. Un período que combinaría una considerable madurez biológica con una relativa inmadurez social. La juventud como transición hacia la vida adulta, -algunos autores hablan de cinco transiciones que se dan en forma paralela: dejar la escuela, comenzar a trabajar, abandonar el hogar de la familia de origen, casarse, formar un nuevo hogar- es diferente según el sector social que se considere (Cecilia Braslavsky, 1986).[1]

En este sentido, utilizamos el término “juventudes” porque entendemos a las mismas desde variables histórica y socialmente construidas, en tanto condición de existencia atravesada y modelada por las dimensiones de clase, género, raza, territorio y etnicidades, entre otras. Habría, pues, cambiantes, múltiples y desiguales maneras de ser –de construirse y ser construido– joven (Segura, R. 2017: 75)[2] . En este sentido, la complejidad del concepto de juventudes supone reconocer, además de su carácter contextual (espacial e históricamente situado) y heterogéneo (desigual y diverso), su aspecto relacional ya que “lo juvenil” se construye a partir de conflictos y consensos entre las hetero-representaciones y las auto-percepciones de las y los mismos jóvenes (Chaves, 2010).[3]

A partir de un primer acercamiento a sus percepciones y expectativas, consideramos que esta primera sistematización puede generar un diagnóstico relevante, con información que permita analizar críticamente los procesos de formulación y fortalecimiento de las políticas destinadas a las juventudes de la región. La integración de la población juvenil en los procesos de desarrollo es crucial para avanzar hacia sociedades más igualitarias, no solo por el número que representan las y los jóvenes en relación con el resto de la población, sino por sus implicancias en términos de tasas de dependencia, necesidades y problemáticas propias de este período de la vida.

 

Características generales de las y los jóvenes encuestados

La encuesta se realizó durante las dos últimas semanas del mes de noviembre de 2021, a ciento cincuenta y seis (156) jóvenes de la provincia del Chaco, que incluyen el Gran Resistencia y de otras localidades provinciales. Este relevamiento permitió construir un primer acercamiento a la situación de las y los jóvenes en nuestra provincia a través del desarrollo de un diagnóstico breve de sus condiciones socioeconómicas y sus percepciones políticas y culturales.

En total tuvimos 156 respuestas, con un 60 % de participación de mujeres y un 37,8% de varones, solo dos de las personas que respondieron se autoidentificaron con género no binario o varón trans. De este universo, 60,3% son del Gran Resistencia, mientras que el 39,7% de localidades del resto de la provincia.

Las edades de los y las jóvenes que respondieron la encuesta van desde los 17 a los 37 años, el 56,4% se encuentra en el rango de edad de 17 a 24 años, lo que se conoce como jóvenes puros y el 37, 8 % entre 24 y 29, jóvenes adultos y un pequeño porcentaje (5, 8%) de personas que respondieron tienen más de 30 años de edad.

En general, son jóvenes solteros/as, solo trece de ellos conviven con su pareja y cinco están casados. El 17%, del total, tienen uno o más hijos y  la mayoría de ellos han conformado una familia monoparental. En promedio la edad en que tuvieron su primer hijo/a son los 16 años, para los y las jóvenes de hasta 29 años de edad. Es decir, quienes tienen hijos han formado familias monoparentales (la gran mayoría son mujeres) y  la edad promedio en que tuvieron al primer hijo fue los 16 años, lo que da cuenta de cuestiones socio-culturales complejas que precisan ser atendidas, comenzando por la implementación de la ESI[4], de la Ley de SSyR[5], los cruces con los condicionamientos y creencias religiosas y culturales y las posibilidades de imaginar, potenciar y construir proyectos de vida alternativos a los de la familia tradicional.

El 30,1% de los encuestados se dedican solamente a estudiar mientras que un porcentaje mayor (34,6%) combina el estudio con el trabajo y el 28,2% trabaja y no estudia. Por último, un porcentaje mucho menor (7,05%) menciona que no estudia ni trabaja. Si miramos la situación laboral y si comparamos según el género de las personas, vemos que las mujeres se dedican con más frecuencia que los varones a estudiar y a estudiar y trabajar, mientras que los varones se dedican más a trabajar que las mujeres.

En general, asisten o asistieron a escuelas de gestión pública. Respecto al nivel educativo alcanzado, el 28,2% de los/as encuestados/as tiene estudios secundarios completos, un 11,5% estudios terciarios y un 8,3% universitarios completos. Mientras que el resto se encuentra cursando estudios secundarios (6,4%), terciarios (3,2%) y universitarios (32,7%) actualmente. Solo dos jóvenes tienen el primario incompleto y 12 de ellos no han culminado sus estudios secundarios.

La mayoría (60%) trabaja en el sector público, 31, 5% en el sector privado y un 9% trabaja en ambos sectores, lo que se condice con las características estructurales del mercado laboral chaqueño. Del total de jóvenes que trabaja en el Estado, el 38% dice hacerlo en la modalidad de becario y/o pasante, mientras que el resto posee un empleo o trabaja en la modalidad de parasubordinación[6].

Un aspecto a destacar es que, del total de jóvenes ocupados, más de la mitad, 68% menciona no tener aportes jubilatorios, ni seguridad social. Y si miramos a todo el conjunto de jóvenes (ocupados, desocupados e inactivos tanto estudiantes como aquellos que se dedican al TDNR[7]), la falta de obra social desciende a la mitad de los encuestados. Lo que podría resultar contradictorio pero en verdad muestra la situación de precarización laboral por la que atraviesan las y los jóvenes chaqueños. Mientras que un 42% posee una obra social,  8 personas (5,1%) una prepaga y 3 (1,9%) son titulares del Plan Estatal “Incluir”. En el caso de necesitar atención médica el 55,1% asiste habitualmente a un hospital público, mientras que el resto se dirige a un centro de salud o consultorio privado.

Más de la mitad, 61,5% han sido destinatarios de políticas sociales. De este universo, tanto varones como mujeres y disidencias recibieron en algún momento un tipo de beneficio estatal en las mismas proporciones.

En cuanto a la inclusión digital, casi la totalidad de encuestados posee algún dispositivo tecnológico para conectarse a internet (celular, computadora, tablet, etc.) desde sus hogares, de los cuales el 20% los comporte con algún otro miembro de la familia. Mientras que un 4,7% no posee ningún tipo de dispositivo digital. En general, poseen conexión a internet wifi (76%) y datos móviles (21%), no obstante 5 personas  (3%) mencionan no tener ningún tipo de conexión a internet en sus hogares.

Hasta aquí realizamos una descripción del perfil de jóvenes que realizaron de manera voluntaria y anónima está encuesta que intenta aproximarse a las percepciones y expectativas de los y las jóvenes de nuestra provincia.

 

Algunas ideas sobre las percepciones y expectativas futuras de jóvenes en Chaco

Las y los jóvenes chaqueños opinaron en relación a su situación individual y la de su entorno, a partir de este primer acercamiento se pueden observar tendencias sugerentes en relación a sus percepciones sobre oportunidades laborales, salud, educación, discriminación, violencias y participación política.

En relación a las oportunidades laborales predomina una mirada pesimista en lo que respecta al acceso y las oportunidades laborales: el 52, 6% de las y los encuestados percibe que hay muy pocas en la localidad en donde vive actualmente y un 13,9% sostiene que para nada existen esas posibilidades en el mercado laboral. Mientras que un 19% que cree que puede ser que existan y un 14, 7% que no tiene dudas respecto a la existencia de oportunidades de conseguir un trabajo en la provincia.

 

Grafico N°1. Percepciones juveniles en torno a las oportunidades laborales en la Provincia.

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Fuente: Elaboración propia en base a encuesta virtual.

 

Respecto al cuidado de la salud, el 50% de los encuestados mencionó no haber asistido a una consulta médica, el resto acudió al menos una vez en el año a una consulta: Ginecología/urología/medicina familiar (35,9%) y Psicología/psiquiatría (14,7%).  En general, perciben de manera regular con tendencia optimista sobre el cómo evalúan la atención sanitaria que reciben, según el tipo de establecimiento al que acuden habitualmente.

 

Gráfico N°2. Percepciones juveniles en torno a la atención de la salud en la Provincia.

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Fuente: Elaboración propia en base a encuesta virtual.

 

Respecto a las situaciones de discriminación y violencias, el 65,8% de los encuestados manifestó no haber sido víctima de discriminación o violencia en lo que va del año. Sin embargo, el resto del grupo que afirmó haber sido víctima de alguna situación de este tipo, señaló que en el 51,2% de los casos los motivos tuvieron que ver con el género, el 25,6% por su situación socioeconómica y el 18,6% por su edad. El resto de los motivos, en menor porcentaje, incluyen motivos relacionados a la apariencia física, discapacidades, etnia, ideología, religión, entre otros.

 

Gráfico N°3. Percepciones juveniles en torno a situación de discriminación y violencias.

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Fuente: Elaboración propia en base a encuesta virtual.

 

En esa misma línea, ante la consulta respecto a si consideran que las situaciones de violencia por motivos de género, hacia mujeres, niñas y personas de la comunidad LGBT+, el 40,5% de las personas encuestadas sostiene que se ha producido un aumento de estas expresiones en el último año, mientras que el 39,2% sostiene que siguen igual que siempre. Por otro lado, solo el 9,5% piensa que dichos casos han disminuido.

 

del grupo que afirmó haber sido víctima de alguna situación de este tipo, señaló que en el 51,2% de los casos los motivos tuvieron que ver con el género, el 25,6% por su situación socioeconómica y el 18,6% por su edad

 

Al profundizar más en la temática, el 50% de las y los participantes consideran que en su comunidad no cuentan ni con los medios ni con la información suficiente para pedir ayuda al Estado en casos de violencias por razones de género. Mientras que solo el 25,9% manifestó que sí cuenta con información y los medios necesarios para pedir ayuda.

En lo que respecta a la participación, la mitad de los y las jóvenes pertenecen a algún tipo de organización y/o agrupación. Dentro de este grupo, la mayoría de las y los jóvenes forman parte de alguna agrupación política (39,7%), organizaciones sociales (28,2%), deportivas (17,1%) y en menor proporción también participan en organizaciones religiosas (12,8%) y culturales (5,1%).

 

Gráfico N°4. Percepciones juveniles en torno a su participación.

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Fuente: Elaboración propia en base a encuesta virtual.

 

Por otro lado, el resto (50%) de las y los encuestados no forma parte de ninguna forma de organización. Esto, según sus propios señalamientos, en la mayoría de los casos se debe principalmente a la falta de tiempo (34,2%). No obstante, también se destacan razones que indican un desconocimiento respecto a cómo participar en distintas organizaciones (15,8%) y a que ninguna de ellas satisface sus intereses (14,9%), entre otras cuestiones.

También le consultamos si piensan que son incluidos en la toma de decisiones sobre asuntos que las y los afectan. La tendencia nos indica que la mayoría piensa que se los tiene en cuenta “a veces” (32%), “muy pocas veces” (27%) o nunca (24%).

 

Gráfico N°5. Percepciones juveniles en torno a si son tenidos en cuenta para la toma de decisiones.

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Fuente: Elaboración propia en base a encuesta virtual.

 

A pesar de esto, la gran mayoría de las y los jóvenes encuestados considera que su participación en las elecciones es muy importante. Así lo refleja su participación en las elecciones legislativas del 2021, donde el 88,6% asistió a emitir su voto.

 

no se está ante un rechazo generalizado a la participación política o a su importancia, sino más bien ante un desplazamiento desde las formas más clásicas de organización y participación política hacia otro tipo de espacios y prácticas

 

Puede inferirse a partir de estos últimos puntos, que no se está ante un rechazo generalizado a la participación política o a su importancia, sino más bien ante un desplazamiento desde las formas más clásicas de organización y participación política hacia otro tipo de espacios y prácticas, lejos de las ya instituidas o institucionalizadas, en las que no sólo no rechazaban la política, sino que se politiza desde esos otros espacios (Vommaro 2015)[8] . En adelante, será un desafío para las organizaciones el tratar de mejorar los mecanismos que faciliten la participación y contemplen más de cerca los intereses de las juventudes chaqueñas, lo que implica, a su vez, ampliar y fortalecer los ámbitos de participación y coordinación propuestos desde el Estado, como garante principal del derecho a la participación. Lo anterior, orientándose a la mayor llegada y el intercambio con la diversidad, pluralidad y heterogeneidad de manifestaciones y expresiones juveniles y sus lógicas posibles.

Por último, indagamos sobre sus posicionamientos en torno a los programas sociales: casi la totalidad de las y los encuestados señaló que  los programas sociales son una buena idea, pero que existen fallas en su implementación y, en general, opinan de manera positiva sobre su existencia ya que constituyen una gran ayuda para muchas personas que los necesitan. Por otro lado, aparecieron miradas negativas en relación a este tipo de políticas, si bien es un grupo muy pequeño (11,7%), éstos opinan que los programas sociales no son una buena idea porque eventualmente quienes los reciben podrían acostumbrarse y esto desalentaría su decisión de incorporarse al mercado de trabajo de manera más “tradicional o genuina”.

Además, en las opciones que les permitían ampliar su respuesta y aportar nuevas reflexiones respecto a dicha temática, también se pudieron observar algunas tendencias: casi todas las respuestas marcaban la necesidad de que los programas sociales sean un medio para que las y los jóvenes puedan ingresar y tener oportunidades reales en el mercado laboral, sin quedarse en el camino. Marcan fallas en diferentes etapas de la implementación de los programas sociales, que hacen que muchos de ellos no lleguen a cumplir con su objetivo y terminen dejando de lado a las personas que verdaderamente los necesitan o están en situaciones de vulnerabilidad.

 

casi la totalidad de las y los encuestados señaló que los programas sociales son una buena idea, pero que existen fallas en su implementación

 

Definir las expectativas de las y los jóvenes de la provincia no es sencillo, por la misma heterogeneidad y diversidad de experiencias desde donde se construye un habitar y un ser jóvenes en Chaco en estos tiempos.  No obstante, a partir de este acercamiento, podemos inferir que la tendencia indica una disconformidad con la situación general en sus comunidades y sus familias, en un escenario provincial todavía atravesado por las consecuencias de la crisis sanitaria, económica y social que trajo aparejada la pandemia por COVID-19.

 

Gráfico N°6. Expectativas juveniles en torno a la situación socioeconomía de su familia.

Tramas miradas6 Un acercamiento a las expectativas y percepciones de las juventudes chaqueñas  Revista Tramas

Fuente: Elaboración propia en base a encuesta virtual.

 

En relación a la situación económica del país las esperanzas disminuyen, si bien un poco más de la mitad de las y los encuestados opinan que va a mejorar o se va a mantener igual que ahora, se acrecientan casi al doble las opiniones pesimistas respecto al futuro.

 

Gráfico N°7. Expectativas juveniles en torno a la situación socioeconomía del país.

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Fuente: Elaboración propia en base a encuesta virtual.

 

Teniendo esto último en cuenta, las y los jóvenes sugieren que el mejor camino para mejorar su bienestar es el de la estructuración de políticas públicas que generen empleo para las juventudes, acompañadas con capacitaciones y oportunidades de formación para el trabajo. En menor medida, siguen las políticas públicas que inviertan en las PYMEs y emprendimientos locales.

Además, entre otras respuestas que profundizan posibles medidas para mejorar el bienestar de la comunidad, surgieron ideas donde las capacitaciones territoriales sean tales y se tenga más en cuenta a las comunidades del interior de la provincia. Otra de las cuestiones más destacables surge de la necesidad de que exista una mayor y mejor articulación entre la formación en la educación secundaria y la universitaria, tratando que el paso entre una etapa y la otra sea mucho más fluido.

Ante este panorama, podemos ver que las principales iniciativas esperadas por las juventudes, están orientadas a la capacitación, formación y generación de empleo, como herramientas para fomentar el arraigo de las/los jóvenes de cada comunidad.

 

Algunas reflexiones finales

Para cerrar este breve análisis podemos señalar que los datos nos brindan incipientes hallazgos que logran dar cuenta de la heterogeneidad de las situaciones por las que transitan sus trayectorias quienes forman parte de los sectores juveniles en la provincia del Chaco. Dando cuenta, además, de la importancia que tiene la elaboración de políticas públicas desde una perspectiva interseccional, de abordaje integral, y que considere a las y los jóvenes como sujetos de derecho. Todo esto a partir de una noción de las juventudes heterogénea, dinámica, compleja, culturalmente construida, relacional y situada.

 

las principales iniciativas esperadas por las juventudes, están orientadas a la capacitación, formación y generación de empleo, como herramientas para fomentar el arraigo de las/los jóvenes de cada comunidad.

 

La precarización laboral es un asunto que aparece en la mayoría de las y los encuestados, ya que están ocupados en trabajos que no les brindan seguridad social. A su vez, las expectativas en relación a las oportunidades laborales en sus localidades de residencia no son muy optimistas.

La vulnerabilidad se profundiza de manera diferencial en el caso de mujeres e identidades diversas y disidentes. En cuanto a discriminación y violencias las principales son por motivo de género y edad. Es decir que las mujeres y las disidencias jóvenes conforman un grupo crítico respecto de este tópico.

La alta participación electoral versus la baja participación político partidaria también es una temática digna de abordar y profundizar, así como también otras formas de participación política y militancia. Las juventudes no están en contra de las políticas sociales, de hecho, gran parte de las y los encuestados han sido beneficiarios de algún tipo de ayuda estatal. Sin embargo, son críticos en sus opiniones. Expresan sus ideas con fundamento, reconociendo a la política pública como herramienta de cambio social, pero reflexionando profundamente en la implementación de las mismas.

Por eso creemos que herramientas como el proyecto de Observatorio de Juventudes ideado por la Subsecretaría de Juventudes y Diversidad en articulación con la Escuela de Gobierno de la Provincia del Chaco, nos ayudan a definir, de qué hablamos cuando hablamos de juventudes. También desde donde se debe partir para el diseño e implementación de las políticas sociales que se dirijan hacia ellas para mejorar su calidad de vida, brindando herramientas en función de la construcción de proyectos de vida y comunidad en clave transformadora. En esta línea, es necesario seguir promoviendo y fortaleciendo la capacidad de agencia en las juventudes, la capacidad de las y los jóvenes de promover, participar e incidir en el flujo de acción estatal a garantizar sus derechos (D’Alessandre y otros, 2015).[9] También consideramos que el rol del Estado en estas cuestiones es fundamental, ya que las juventudes como actores sociales han tomado protagonismo al reflexionar sobre la necesidad de mejorar su calidad de vida y compañarlos/las en el complejo y difícil proceso de transición a la vida adulta. Si bien durante los últimos años, la planificación y diseño de políticas públicas orientadas a garantizar los derechos de las y los jóvenes ha sido un eje central para el Estado Nacional, quien, a través de los múltiples programas y planes, ha procurado federalizar las políticas públicas para un acceso democrático y equitativo, podemos observar a través de los resultados de la encuesta realizada, que las mismas siguen siendo insuficientes. Por su parte la empleabilidad, fundamental para el crecimiento y progreso económico de nuestras juventudes, se encuentra ligada a la estructura de oportunidades que brinda la sociedad toda y por ende cobran importancia las políticas vinculadas tanto al ámbito educativo y formativo de las personas como aquellas que buscan compensar las diferencias en las capacidades de origen de las/los individuas/os, lo que establece las condiciones y comprometerá los recursos (materiales y simbólicos) para que cada una/o de las/los jóvenes tengan la misma posibilidad de arribar a los resultados deseados y deseables.

Con la mirada puesta en fortalecer espacios de participación juvenil, se busca seguir indagando sobre temas como: acceso a la vivienda, migrantes, orientación vocacional y todas aquellas temáticas que vayan surgiendo y conformando el espectro complejo de las juventudes chaqueñas, a las que sin duda tenemos la obligación y el deber de acompañar si deseamos construir una sociedad más justa y solidaria.


[1] Cecilia Braslavsky. La juventud argentina: informe de situación, Centro Editor, Buenos Aires, 1986.

[2] Segura R (2017) La juventud en plural: desigualdades, temporalidades e intersecciones. Ciudadanías. nº 1, 1er semestre pp 71-78. ISSN 2545-7977.

[3] Chaves, Mariana (2010). Jóvenes, Territorios y complicidades. Una antropología de la juventud urbana. Buenos Aires: Espacio Editorial.

[4] Ley N° 26.150 de Educación Sexual Integral.

[5] Ley N° 25.673 Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable.

[6] Monotributista prestador/a de servicios a un solo cliente Estatal o Privado.

[7] Trabajo Doméstico No Remunerado.

[8] Vommaro, Pablo (2015) Juventudes y políticas en la Argentina y en América Latina: tendencias, conflictos y desafíos . – 1a ed. – CABA : Grupo Editor Universitario CLACSO.

[9] D’Alessandre, Vanesa; Mattioli, Marina.; y Sanclemente, Laura. (2015). La juventud en el foco del Estado. Una aproximación a las estrategias nacionales para la juventud de siete países latinoamericanos. Cuaderno 23. SITEAL. Disponible en: http://archivo.siteal.iipe.unesco.org/sites/default/files/siteal_cuaderno_29_juventud_foco_estado_20151231.pdf [en línea].

 

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