Conversando sobre Política de Coaliciones

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Conversando sobre Política de Coaliciones


Por: Bernardo Dikstein y Maria Celeste Ratto
Tramas celeste-ratto Conversando sobre Política de Coaliciones  Revista Tramas

La política de coaliciones es parte de la estratégica electoral de los partidos políticos, a fin de cumplir con una multiplicidad de objetivos: maximizar el desempeño electoral, conquistar cargos ejecutivos (presidencialismos), lograr la mayor cantidad de bancas en disputa, nuevos afiliados, más fondos, y en no pocos casos sostener la personería partidaria.

                Esta no es una nueva estrategia partidaria en América Latina en general, y la Argentina en particular. Sin embargo, pareciera que es desde mediados de los ’90 (S. XX) cuando esta modalidad se afianza, y a la vez comienza a ser objeto de especial atención por parte de la Ciencia Política.

                Para abordar esta temática, el Mg. Bernardo Dikstein realiza una entrevista a la Dra. Celeste Ratto.

-La literatura distingue entre el término alianzas y coaliciones, alianzas para la etapa electoral y coaliciones parta la tarea de gobierno. ¿Vos lo ves así? 

 

Me parece a mí que la cuestión está en cómo uno define los términos conceptualmente. Básicamente no hay mucha diferencia, uno podría llamar alianzas cuando estás hablando de un escenario electoral en el cual se alían diferentes actores y quizás coalición cuando es algo más cerrado, cuando hay una coalición de gobierno. Eso depende de cómo uno defina concretamente los conceptos con los cuales va a trabajar, no hay respuesta tajante en la literatura ni un debate sobre si llamarlo alianza y coalición.

 

-Entonces vamos a usar en forma indistinta la terminología. 

Sí, no vale tanto la pena hacer esa distinción. 

 

-Con respecto a los liderazgos partidarios, si nos remitimos por ejemplo a la teoría de partidos (de Ángelo Panebianco) y lo que es el desarrollo de la figura carismática; el liderazgo es muy importante a la hora de la constitución e institucionalización de un partido, ¿no?

La pregunta es, si el tema del carisma del líder facilita o dificulta los procesos de constitución de las alianzas partidarias.

En eso, en algún punto hay una biblioteca importante. Igual como vos mencionas, Panebianco nos dice que  cuando hay partidos que están creados a partir de líderes que tiene características especiales con liderazgos muy fuertes, con un componente carismático importante, generalmente esos partidos les cuesta más institucionalizarse, cuando nacen a partir de ese tipo de liderazgo.

Entonces en ese caso, cuando un partido se constituye a partir de un liderazgo carismático muy fuerte, lo que sabemos específicamente es que podría dificultar la institucionalización porque el liderazgo es tan fuerte que todas las decisiones quedan monopolizadas o eclipsadas por esa figura tan importante; con lo cual muchas veces las instancias de toma de decisión se concentran en ese líder y en algún punto no siguen un procedimiento establecido con mayor participación de otros actores del partido.

En cuanto a conformación de alianzas uno podría pensar que eso también se replicaría en ese sentido. Si estamos ante la presencia de la figura de un líder carismático muy fuerte, si hay una alianza va a ser una decisión que parta de ese líder. Después a partir de eso uno podría entender que va a depender de como sean las características personales de ese líder. Puede ser que ese líder sea muy hábil en la negociación política; o bien puede ser que sea un líder que facilite esas alianzas, porque puede negociar y es hábil en la negociación política. O por el contrario, puede que sea un líder que tenga posicionamientos muy fuertes, lo cual podría obstaculizar la negociación con otras fuerzas partidarias.

 

-O sea que esa faceta de alguna manera hasta podría ser una ventaja a la hora de formar coaliciones. 

Por eso te digo, me parece que hay dos cosas distintas. Una es como puede influir el liderazgo carismático en la institucionalización de la toma de decisiones de un partido; otra cosa es como son las características personales de ese líder. Hay líderes que podrían facilitar la formación de alianzas, justamente por sus características personales, por su experiencia política; así como hay líderes que podrían obstaculizar la formación de alianzas. Eso va a depender en algún punto de las características personales de ese liderazgo, porque hay personas o líderes que han existido que tienen características ideológicas muy fuertes con los cuales negociar es más difícil, y hay otros que han sido más fáciles y más loables hacia la negociación. Entonces lo que sabemos es que el carisma a veces obstaculiza que se institucionalicen ciertos mecanismos, que se formalicen ciertos procedimientos. A veces tiene tanto peso la persona, el líder, que más allá de que existan procedimientos en la formalidad, en la práctica el líder sigue concentrando todo; el interés y la opinión que importa es mayoritariamente la del líder.

Dependiendo de cómo sean las características de ese liderazgo, puede favorecer la negociación, llegar a un acuerdo, y hay otras características personales de otros liderazgos que probablemente hagan más difícil este proceso, porque hay líderes que tienen mayor peso o un posicionamiento ideológico más fuerte, con lo cual es menos probable que puedan negociar o acordar metas que vayan más allá de su partido. 

 

-Un poco para abonar lo que vos decís, acá en el Chaco se dio que en el 2007 cuando el gobierno cambia de manos, justamente a manos de otra coalición. Concretamente, el Frente Chaco Merece más con el Justicialismo como centro gravitacional; pero en realidad el que llevó adelante toda la formación de la alianza fue Capitanich.  Inclusive teniendo resistencias dentro de su propio partido, con lo cual su carisma fue lo que facilitó e impuso de alguna manera la formación de la alianza que finalmente triunfó.

Claro, bueno por eso en algunas circunstancias puede facilitarse, hay ahora otros escenarios y otras características personales, de otros liderazgos, que dificultan la negociación. Entonces puede ser, y va a depender de las características que tenga ese líder en particular y también de como sea la correlación de fuerzas.

Cuando hablamos de alianzas, que estamos hablando de una negociación entre partidos, también va a depender un poco de cómo es la cristalización de fuerzas de los actores que se van a sentar a negociar; quiénes son más poderosos, quiénes son menos, quiénes tienen más peso electoral, quiénes menos.

Tenemos ahí actores que pese a que sean chiquitos -como decía Sartori sobre las capacidades de coalición y sobre las capacidades de chantaje- hacen que sus votos, o su peso electoral defina un resultado, por lo cual suelen tener mayor capacidad de negociación. 

 

-Lo que a mí me llama la atención es que pasa con la facilidad para formar coaliciones o no en un sistema presidencialista y esencialmente en un sistema presidencialista con las características del nuestro.

Por otro lado, en principio uno podría suponer que la existencia de un sistema parlamentario facilita más la formación de una coalición de gobierno; donde de hecho en muchos casos las coaliciones electorales pueden tener un proceso de transición casi automático.

La pregunta es, ¿qué pasa con nuestro sistema presidencialista a los efectos de la formación de coaliciones?

A ver, yo creo que cuando uno analiza diferentes escenarios, no sólo tiene que tener en cuenta la variable del sistema presidencial. En general cuando uno analiza escenarios políticos tiene que tener en cuenta por lo menos las tres variables más importantes del sistema político, que es lo que da la dinámic. Ellas son el sistema de partidos, el sistema de gobierno y las leyes electorales. En este caso, yo creo que uno no puede hacer una lectura sólo relacionada al sistema de gobierno, hay que tener en cuenta el sistema de partidos que hay en cada lugar. 

Por ejemplo cuando vemos el sistema parlamentarista: no es lo mismo que tengamos un sistema parlamentarista como el de primer ministro, con un sistema electoral muy cerrado, con un sistema de partidos bipartidista que hace que funcione de una manera en la cual las coaliciones son muy pocos probables porque en general gana un partido mayoritario y es el que impone quién va a gobernar, quién va a formar el gabinete.

Si vamos a un parlamentarismo que tiene una combinación con un sistema de partidos que es más multipartidista, que tiene de tres a cinco partidos con lógicas más bien moderadas y que tienen leyes electorales de representación proporcional y más permisivas -con lo cual eso impacta en el sistema de partidos-, esto permite que haya más partidos numerosos, que no haya uno que se imponga sobre el resto.  Tenemos un sistema parlamentario de partidos más que de coaliciones, en el cual, ya sea en el escenario electoral y el parlamentarismo, se fomentan las coaliciones de gobierno y ahí, dependiendo de las relaciones de fuerza, entre esos partidos que integran la coalición es como se va conformar el gabinete; quién va a poner el primer ministro y en general suelen ser coaliciones.

Después también tenes el caso de los parlamentarismos de asamblea, en los cuales el sistema político está muy polarizado, hay muchos partidos y es muy difícil lograr coaliciones de gobierno, e incluso se dificulta lograr alianzas pre electorales.

 

-Eso es un poco lo que Sartori llamaba los parlamentarismos ineptos, ¿no? Cuando se refería a los casos italiano e israelí.

Sí, no sé si ineptos, más que nada parlamentarismos de asamblea, demasiado polarizados, con muchos actores, entonces las coaliciones de gobierno cambian muy fácilmente, un partido cambia de coalición, se cae la coalición de gobierno, se integra otra. Las coaliciones son muy frágiles. 

A veces las coaliciones son difíciles de lograr, o demasiado fáciles de lograr si uno lo lee de otra manera. Eso hace que haya bastante parálisis, muchos cambios, y demás que llevan  a una situación de bastante ingobernabilidad. Como el presidencialismo es un sistema de gobierno si queres un poco más rígido, no tiene la flexibilidad que tiene el parlamentarismo; y tiene una característica muy particular que es la de la legitimad dual.

El presidencialismo elige tanto a la cabeza del ejecutivo que es el presidente y elige por otro lado al Poder Legislativo, lo cual implica que uno podría elegir diferentes partidos para cada cosa. Generalmente lo que pasa en los presidencialismos es que la lógica del ejecutivo es la que termina dominando el resto de las arenas electorales, es la que se suele imponer. Eso no quita que ciertas leyes electorales favorezcan la formación de alianzas pre electorales, que luego en las coaliciones de gobierno se van a concretar en la integración de un gabinete de ministros en los cuales haya diferentes facciones, que esté más repartido.

Me parece también que esto va a tener que ver en como venga funcionando el sistema de partidos. Específicamente, si hay un sistema de partidos ordenado y concentrado, en el cual hay dos partidos importantes que son los que se alternan en el poder, y gana uno de esos partidos, probablemente no haya lugar para coaliciones de gobierno.

Si el sistema de partidos está más dividido, más fragmentado, y hay un número mayor de partidos sin que ninguno logre ganar la mayoría necesaria para ganar el Ejecutivo, generalmente tienden a incentivarse la formación de coaliciones, que en el presidencialismo suelen ser pre electorales y que después se expresan en la conformación del gobierno.

La diferencia que se puede dar, es que en el parlamentarismo las coaliciones son después de las elecciones, porque en realidad el gobierno se forma una vez que se hicieron las elecciones y están los resultados, y conformadas las cámaras.

En cambio, en el sistema presidencialista eso está dado previamente, una coalición -o partido- con candidatos que se presentan para el ejecutivo; entonces cuando ese partido o esa coalición gana, ya gana. En el acuerdo electoral, además, suele haber acuerdos sobre cómo se van a distribuir las fuerzas.

 

-Está bien, porque en el parlamentarismo la forma de saber cuál es el peso relativo de cada uno son justamente las elecciones, por la cantidad de bancas que cada partido obtuvo. 

En el presidencialismo, no es así, en el presidencialismo de acuerdo a la conformación de fuerzas, como se viene más o menos midiendo, en algún punto depende de las decisiones estratégicas que toman los partidos antes de la elección. Los partidos van a decidir si van a ir solos, en alianzas o si no van a participar. De acuerdo a cómo es el escenario y la coyuntura electoral, como está el sistema de partidos en ese momento y qué fuerza electoral tienen, es cuando se determinan como va a ser la estrategia electoral, si va a ser solo o en coalición.

 

-Pero en definitiva podemos concluir que a los efectos de encarar una coalición de gobierno es más típico en el presidencialismo que el reparto sea ex-ante y en el parlamentarismo sea ex-post. 

Podríamos decir que en el presidencialismo hay más incentivos para que la formación de coaliciones se de antes, que sean pre electorales, y el incentivo en el parlamentarismo es posterior. También todo tiene que ver en algún punto en cómo se entrecruzan las diferentes variables del sistema político en cada uno de los escenarios. 

 

-¿Así como hablamos de partidos «atrapa todo», también podemos hablar de coaliciones «atrapa todo»? Y por lo mismo, ¿sus límites de dispersión ideológica son más estrechas que los márgenes de acción con los que cuenta un partido?

No es lo mismo el funcionamiento de un presidencialismo con mayoría simple, que un presidencialismo con mayoría absoluta, que permite una segunda vuelta electoral porque esa segunda vuelta condiciona en algún punto las decisiones de los partidos, de cómo van a ir, si van a ir solos o con otros. Inclusive ahora, haber agregado las PASO también es un incentivo súper fuerte para que haya alianzas pre electorales y definan cómo van a ser sus candidaturas o las líneas que van a competir en sus candidaturas ya con un menú bastante más cerrado; con esa discusión ya resuelta.

Antes se llegaba a la instancia de tener que oficializar las listas y la negociación llegaba hasta el día de vencimiento de plazo a las doce de la noche. Entonces no se sabía si las diferentes facciones iban a ir por adentro o por afuera.

Acá las PASO ordenan, porque crean un incentivo más, se ordena y ahí se define como van a ser las alianzas pre electorales. Entonces me parece a mí que en ese sentido, las PASO han sido un ejemplo muy claro de cómo el sistema electoral puede generar incentivos extras para la formación de coaliciones. Todo también depende del escenario y el sistema de partidos que tenés, pero me parece que en ese sentido las PASO o el ballotage han funcionado como un incentivo para que nuestro sistema político tienda a la formación de coaliciones.

 Lo que me preguntabas después en relación a los partidos «atrapa todos», tiene que ver no tanto con el sistema político en sí, con el sistema de partidos, sino con las características propias de cada partido. Lo que uno podría decir es que a lo largo de la historia los partidos se han ido transformando y han ido conformando diferentes modelos organizativos y llegó un momento en el cual el modelo de masas, estructural, como partido burocrático de masas, en el cual el partido tenía una gran estructura con un componente ideológico muy fuerte, fue transformándose hacia el modelo profesional electoral o “atrapa todo”, también a la luz de los cambios sociales.

Se le dice atrapa todo porque es un partido que tiene un componente ideológico más atenuado, reducido con la intencionalidad de no solo cazar votos, atraer adherentes de una clase particular; de un sector particular, sino tratar de atrapar todos los adherentes posibles a lo largo de clivajes fuertes como las clases sociales, clivajes ideológicos, posturas políticas más marcadas. Para poder hacer eso uno debería de tener menos contenido ideológico, para poder tratar de poder llegar a todos lados, que el mensaje llegue a diferentes sectores del electorado, hay que suavizarlo, diluirlo.

Hay una tendencia a que los partidos transformen su organización en modelos atrapa todos, que disminuyan su contenido ideológico. Ello quizás podría facilitar las alianzas, porque la formación de alianzas entre partidos que son más profesionales-electorales, que tienen un contenido ideológico más vago, claramente podrían llegar a acordar más facilmente con un partido que sea similar.

Lo que seguramente no va a ser posible, es acordar con partidos que siguen estando ideológicamente muy marcados, porque esos partidos tienen límites más claros, con lo cual va a ser más difícil encontrar acuerdos con partidos ideológicamente menos rígidos.

Entonces, en algún momento la transformación de los partidos en sí mismos podría llegar a favorecer la formación de alianzas entre partidos que comparten una característica organizacional, que tienen estándares ideológicos similares. Podrían llegar a surgir alianzas por resultados concretos, pero en general siempre habría límites ideológicos.

Los partidos con límites ideológicos más difusos pueden encontrar más puntos en común de negociación con otros partidos, siempre que estos tengan menos contenido ideológico. Que el partido tenga más contenido ideológico no quiere decir que no pueda hacer alianzas, seguramente van a poder hacerlas, pero en un espectro más limitado, con partidos que están más cerca de su posicionamiento ideológico.

 Los partidos que están más a los extremos pueden aliarse, por ejemplo el FIT, el Frente de los Trabajadores, fue una alianza de partidos de izquierda que durante mucho tiempo fueron separados, hasta que en un momento, compartiendo limites ideológicos bastante similares, deciden competir juntos y comenzaron a tener una mejor performance electoral.

En el extremo también pueden alinearse, lo que seguramente no va a pasar es que suceda una alianza entre partidos de izquierda, de centro y de derecha, porque los límites ideológicos no van a permitir la negociación y el acuerdo. Siempre las alianzas se manejan dentro de una espacialidad reducida, dentro de un mismo sector del espectro ideológico.

 

-Un poco lo estaba pensando en lo que fue la experiencia en el Chaco de una alianza fundamentalmente con fines electorales, que continuó durante varios años, durante varias elecciones intermedias o generales, donde convivían el PRO con el Frente Grande. Está bien, después en el medio quedan las anécdotas de que no querían sacarse fotos juntas, pero existió la suficiente claridad como para…

Bueno lo que pasa es que ahí el Frente Grande se constituyó como partido profesional-electoral, nunca fue un partido de masas, sino especializado, Chacho Álvarez manejaba muy bien la discursividad, los medios de comunicación, y se convirtió en un partido profesional electoral con lo cual, si bien tiene límites progresistas, con ciertas banderas, a veces los escenarios hacen que los actores tomen ciertas decisiones. No quiere decir que sea imposible.

La coalición de Cambiemos, es una coalición entre del radicalismo y el PRO, y eso es posible. La que vos me contás es también sobre partidos de centro, que en algunos momentos son más centro izquierda. El Frente Grande es un partido de centro-izquierda y el PRO es de centro-derecha pero son partidos más o menos moderados. Entonces en ciertos escenarios en los cuales electoralmente la tienen muy complicada, a veces esas alianzas se perfilan a la búsqueda de un mejor resultado electoral. Sería más difícil pensar una alianza entre el PRO y la izquierda, por ejemplo. En este sentido, el espacio ideológico define, pero también la distribución de fuerzas es un condicionante, hay múltiples variables que juegan al momento de tomar la decisión de aliarse o no aliarse.

Preguntabas también por el bi-coalicionismo. Yo no hablaba de un bi-coalicionismo, estrictamente me parece que es al revés, un bipartidismo de coaliciones. Por ejemplo en el caso de Chile, antes de la restauración democrática, había un escenario partidario bastante polarizado; luego del golpe y a diferencia también del golpe, se resurge como un escenario bastante más moderado, en el cual funcionan dos grandes coaliciones de partido. Una de centro izquierda y otra de centro-derecha, y en realidad en ese caso podríamos hablar de un bipartidismo de coaliciones, porque tenían la misma lógica que un bipartidismo, en cuanto a la moderación, en cuanto a la alternancia, en cuanto a que había dos polos, y la lógica del sistema de partidos. Básicamente ese sistema funcionaba como un bipartidismo de coaliciones.

 

-Claro, y la necesidad de tener a alguien en frente que te termine legitimando.

 SI, por eso se dice bi-polar, porque hay dos polos fuertes, son dos partidos o dos coaliciones de partidos. En ese caso se suele asimilar, si las características son similares al sistema de partido bipartidista, entonces podríamos decir que es un bipartidismo de coalición. Un bi-coalicionismo es un término un poco más sui generis, pero si podríamos hablar de un bipartidismo de coalición.

 

-Después algunas cuestiones prácticas. La pregunta es, ¿qué diferencia hay entre esta etapa de formación de coaliciones y la política de alianzas en la anterior etapa democrática, previa al golpe de estado del 76. 

Yo creo que hay más diferencias que similitudes. Creo que la única situación similar que puede haber es como estaban distribuidas las fuerzas en ese momento, pero estamos en un momento del país distinto, en un momento ideológicamente muy diferente en el sentido de que había posturas ideológicas muy fuertes, con estrategias ideológicas bastante extremas en algún punto, que diferencian ambos sistemas de partidos.

Creo que empieza a florecer la formación de alianzas cuando el escenario electoral se dificulta para que un solo partido pueda ganar. Cuando hay un escenario en el cual viene ganando un partido, ese partido empieza a perder adhesión y se forma una especie de gran coalición para ganarle al que estaba en el poder; o empieza a polarizarse.

En algún punto empieza a haber más actores. Cuando hay partidos que están en el centro suele ocurrir que los partidos se empiezan acomodar. Cuando hay reordenamiento dentro del espectro ideológico de la competencia partidaria, muchas veces hace que el triunfo electoral por sí solo, por un solo partido, sea más difícil porque hay más actores competitivos disputando.

Al haber más actores completivos disputando, la estrategia natural de supervivencia de los partidos es tratar de hacer alianzas para poder maximizar su éxito electoral.

Si básicamente los partidos son herramientas que cumplen la función de ganar elecciones, entre otras cosas, entonces la forma de hacer política está orientada por eso, en tratar de ser efectivos a la hora de planificar elecciones.

Cuando el poder de los partidos está dividido, es más factible que se formen coaliciones, unirse con otros para mejorar su resultado individual.

En ese sentido, 1973 es institucionalmente distinto. Ya veníamos con la historia de los golpes militares, había períodos de golpe y períodos de restauración, el peronismo había resistido dos golpes de estado hasta ese momento; entonces había características muy distintas y muy fuertes a la hora de determinar alianzas electorales.

Pero es verdad que el poder estaba un poco más disputado, y el FREJULI intentó asegurar el peronismo en el poder. En algún punto, es también una especie de capitalización, de maximización del resultado electoral del peronismo, ampliando un poco la coalición presidencial que llevaba ese partido.

 

¿Los partidos a título individual conservan algún tipo de chances electorales o el aliancismo es un camino sin retorno?

 En general suele ocurrir eso, las alianzas tienen como objetivo mejorar las chances electorales. Esto se relaciona un poco con esto de si el aliancismo es un camino sin retorno. No, no lo es, y hemos visto muchos momentos en el país en los cuales el partido que ejercía el poder empieza a perder legitimidad empieza a perder votos y el bipartidismo empieza a estar disputado, empiezan a aparecer otros actores con posibilidad y chance de acceder al gobierno y en esa situación las alianzas son buenas para aprovechar esas oportunidades.

Los escenarios son dinámicos, y si hay algo que caracteriza a la política es la dinámica. Recordemos los últimos tiempos, el kirchnerismo llega al poder, se consolida, podemos hablar de Néstor Kirchner, que si bien no tenía un perfil carismático fuerte, si fue un líder importante, que tenía ciertas características que lo hacían excepcional, por ejemplo a la hora de negociar.

Llega sin una coalición electoral, pero automáticamente empieza a negociar y a crear esto que constituyó la transversalidad. Empieza a incorporar actores que le pudieran engrosar su base de legitimidad y su base de acción.

A partir de eso fue creciendo, se consolidó y gobernó solo, porque en el 2007 hizo algunas alianzas, pero básicamente una coalición fuerte encabezada por el kirchnerismo y por sus líderes, Néstor y Cristina.

En el 2011 fue lo mismo, y en el 2015 eso no ocurrió, esa alianza no le alcanzó para ganar. Gana otra alianza electoral; el PRO era un partido más chico, más distrital, que necesitaba aliarse con un partido que le de amplitud territorial y ese partido fue el radicalismo.

Un partido que estaba en parte agotado, venía perdiendo poder, consolidado en una cierta proporción con mucho arraigo en ciertas provincias, lo que le permitía mantener cierta cantidad de bancas y gobiernos provinciales, pero que en algún punto no había podido aumentar su caudal electoral de ninguna otra manera, y lo logra a través de la alianza con Cambiemos.

El 2019 fue un escenario de alianzas, porque no hay ningún actor político que pueda capitalizar por si solo una mayoría electoral en ese escenario partidario.

Me parece que los partidos son inteligentes en ese sentido; en tratar de maximizar sus chances electorales a través de alianzas, porque el electorado está muy polarizado. Puede ser que el día de mañana la coalición de gobierno se reafirme, crezca en cuanto a votos, porque le va bien, o puede ser que le pase como a Cambiemos.

En el caso de que crezca después puede ser que se unifique, bajo el espectro peronista, bajo el PJ y ahí vamos a hablar de un escenario bipartidista.

Voy a la última pregunta. Yo creo que claramente estamos hablando de una coalición pre-electoral que terminó convirtiéndose en una coalición de gobierno y uno puede ver cómo están distribuidos los ministerios. Pero es una coalición al interior de una sola facción partidaria, porque son todos facciones del peronismo, que en algún momento habían preferido competir por afuera armando otros partidos.

Ahora vuelve una coalición dentro de un partido para intentar maximizar la cantidad de votos. Pero es una alianza que en algún punto tiene de base un partido, el peronismo, y tiene facciones que en su momento estuvieron adentro, después compitieron por afuera y luego volvieron a unificarse en esta opción electoral.

Los escenarios electorales evolucionan porque la política es dinámica y la sociedad es dinámica, entonces puede ser que en la próxima elección las alianzas no sean una buena estrategia, de acuerdo a cómo se van consolidando las fuerzas y los partidos, y la estrategia de aliarse quizás no sea tan efectiva. Las alianzas y las coaliciones son una estrategia que los partidos tienen para maximizar sus resultados electorales y sus contenidos ideológicos, sus plataformas. Pueden desarrollar plataformas que en algún punto tengan propuestas superadores. Las coaliciones tienen esas dos partes, la parte ideológica y la estrategia electoral, y esa estrategia va a estar determinada de acuerdo al contexto político-electoral de cada elección.

 

-Yo intuyo alguna diferencia respecto a la presencia de terceros partidos en épocas del kirchnerismo y ahora, probablemente porque ahora se haya tenido que resolver de otra forma ese fraccionalismo dentro del PJ.

Puede ser que no tengan tanta gravitación dentro de la coalición electoral pero si me da la sensación de que tienen bastante trascendencia, respecto a la coalición de gobierno. Fundamentalmente a partir de la presencia de ciertas figuras extra PJ, llámese el presidente del Banco Central, que no es una figura menor, o de designación de Ricardo Alfonsín como embajador en España…

Ahí hay una tensión entre ampliar la alianza, para abarcar más sectores. Esto que te decía sobre las dos posiciones, que busca ampliar, con un mejor resultado electoral y la tensión ideológica.

Hay posturas distintas y hay que ver qué se impone en cada momento, en este momento el presidente tiene una postura más dialoguista, que busca ampliar los horizontes de la alianza, y eso convive con otros condicionamientos, otros elementos al interior de esa coalición, que son más duros, del kirchnerismo más duro. Ahí tenes a la figura de Cristina, que es la gran líder carismática y es la que tiene el gran aporte electoral. Es la que tomó la decisión de llevar a la figura de Alberto Fernández que pudo tener le resultado que tuvo, porque fue una decisión de Cristina la de impulsar la figura del Alberto.

Entonces ahí va a haber siempre una tensión entre componentes carismáticos fuertísimos, la imagen de Cristina muy fuerte, con características muy particulares que conviven con características más flexibles, más negociadoras de Alberto, y con una gran cantidad de actores que se mueven en esa alianza. Hay que ver cómo se van resolviendo estas tensiones en cada momento, entre ampliar, tener un resultado electoral más grande, consolidad un resultado electoral y también la cuestión de los contenidos ideológicos que no son menores, eso lo iremos viendo.

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